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Moción de censura poco viable

La disparatada deriva secesionista es el trasfondo de inestabilidad ante el que se escenificará el debate

Domingo, 27 de mayo 2018, 23:33

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La moción de censura socialista se muestra prácticamente inviable a tan solo tres días de que la presentara Pedro Sánchez. Ello obliga al comité federal que hoy se reúne a decidirse entre mantenerla como una acción testimonial –con el riesgo de que por esa vía acabe haciendo un favor al presidente Rajoy–, o retirarla cuanto antes –con la sensación de ridículo que ello conllevaría para los ánimos socialistas–. No hacía falta atesorar más experiencia política que Sánchez para saber que, si bien los grupos independentistas del Congreso se aprestaron inicialmente a secundar la moción sin nada a cambio, ésta acabaría enredada en el subasteo rupturista, aunque el líder del PSOE insistiera en que no había nada que negociar. La llamada dirigida a los 350 diputados y diputadas –sin distinción– para que se sumaran a la moción contra la presidencia de Rajoy se convertía en una pose ininteligible cuando, al mismo tiempo, Pedro Sánchez insistía en el carácter constructivo de su iniciativa. La pretensión de cesar a Rajoy con la mayoría absoluta del Congreso para, posteriormente, constituir un Gobierno sostenido por los escaños socialistas con el objetivo de introducir cambios urgentes en el último tramo de la legislatura, en ningún caso representa una alternativa sólida y atractiva políticamente. Todo lo contrario, el paso de los días subraya el sinsentido de una moción registrada tan en caliente que, aunque descolocara momentáneamente a los demás, puede volverse en contra de sus promotores. El pleno que aborde la moción de censura podría convertirse en una sesión de las muchas que han retratado a Rajoy batiéndose en solitario contra todos los demás grupos de la Cámara sin que estos se muestren capaces de acabar con su presidencia, o de hacerle modificar sus posturas. Además, el empeño que Puigdemont y Torra están poniendo en mantener la disparatada deriva del secesionismo compone el trasfondo de inestabilidad ante el que se escenificará una moción de censura inviable. Sánchez no ha calibrado suficientemente el efecto demoledor que la frustración genera cuando las intenciones políticas no dan lugar a resultados palpables. Pero debería hacerlo hoy el comité federal de su partido. El problema no estriba en que la actitud de los populares sorteando los casos de corrupción es mucho más censurable que el desnorte político en que pueden moverse los socialistas. Aunque la legislatura se haya agotado para Mariano Rajoy, el problema es que Pedro Sánchez no cuenta con una alternativa inmediata a su presidencia.

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