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La ‘vis’ atractiva de Ciudadanos

Estos resultados, reales y demoscópicos, no son flor de un día. Son el resultado de diez años de duro trabajo organizativo y político en un entorno especialmente hostil derivado de sus inicios en Cataluña donde desde el principio enarbolaron la bandera de la lucha contra el nacionalismo e independentismo, devenidos en secesionismo y su apuesta decidida,y sin tapujos, por la unidad nacional que la sociedad española agradece

José María Molina

Jueves, 15 de febrero 2018, 00:20

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Tras vivirse momentos de redefinición del escenario político nacional en las elecciones generales de 2016, los reiterados y constantes resultados que van proporcionando sucesivamente las encuestas derivadas de diversos estudios demoscópicos parecen aportar datos altamente favorables para la formación liberal-progresista capitaneada por Albert Rivera.

Sin que la dimensión cuantitativa de unos y otros pueda considerarse un factor determinante para la previsión de los resultados electorales en los comicios que se avecinan, sí que parecen confirmar una tendencia cualitativa de las preferencias de la sociedad española en su conjunto acerca de los perfiles políticos que desea la ciudadanía actual, lo cual es un dato válido para todos los partidos que pueden encontrar en Ciudadanos, no solo un adversario político, sino el compendio de cualidades de un modelo político aglutinante de las aspiraciones y anhelos de la España presente del que tomar nota para sus actuaciones futuras. De cómo perciban, interpreten y ejecuten los principales partidos (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) los componentes esenciales de ese modelo dependerá el éxito electoral de unos u otros.

La fortaleza de las posiciones de Ciudadanos en el espectro demoscópico, aun teniendo la naturaleza y entidad propias de ser un producto derivado de encuestas en momentos aún alejados de la próxima confrontación electoral, tampoco parece ser un efecto pasajero y volátil consecuencia de una coyuntura puntual, pues son ya diez años los que lleva de recorrido la formación naranja y varios los momentos políticos en los que ha tenido la oportunidad de exhibir su posicionamiento y talante ante situaciones políticas concretas, algunas nada fáciles, que han requerido de frescura y modernidad, combinada con sentido de Estado y alta responsabilidad. Bien es cierto que a todo ello le ha acompañado la falta de acierto de los demás formaciones en liza respecto a distintos aspectos de las cuestiones planteadas.

Lo cierto es que, por un conjunto de circunstancias, esencialmente porque entendemos ha sabido leer a la sociedad española, la formación naranja emerge en las encuestas una y otra vez y mantiene su línea ascendente. Y la última confrontación electoral real, no demoscópica, como consecuencia de los comicios catalanes, le ha hecho alzarse con el título de partido más votado (eso ya no son encuestas), teniendo enfrente a formaciones independentistas que durante años han sido cultivadas con esmero y dedicación, generosamente regados por unos y otros, alimentadas en el vivero de la secesión.

Estos resultados, reales y demoscópicos, no son flor de un día. Son el resultado de diez años de duro trabajo organizativo y político en un entorno especialmente hostil derivado de sus inicios en Cataluña donde desde el principio enarbolaron la bandera de la lucha contra el nacionalismo e independentismo, devenidos en secesionismo y su apuesta decidida, y sin tapujos, por la unidad nacional que la sociedad española agradece. Y, en el resto de España donde compite en clara desventaja al estar situado entre dos grandes mastodontes de la política con larga trayectoria en la gobernanza alternativa de España, sólidas estructuras, amplias bases, fuerte implantación territorial y no escasos recursos, Ciudadanos se abre paso por la firmeza de sus postulados, claridad de su mensaje y su sintonía social.

Entre los factores que han contribuido a esta situación está su liberalismo progresista donde los poderes públicos garantizan las libertades y derechos ciudadanos mediante el cumplimiento de la ley. Proclama una sociedad de ciudadanos libres e iguales con elementos suficientes para su desarrollo y felicidad. Una sociedad abierta y plural, donde la libertad y la igualdad se constituyen como valores esenciales e indisociables, y la libertad está subordinada a las exigencias del progreso.

No se puede olvidar su organización interna, propia de un partido del siglo XXI, sus métodos de captación de militancia, selección de cuadros, y su política de comunicación. Y claro que le ha ayudado también no haber tenido responsabilidades de gobierno, sobre todo a la vista de algunas consecuencias derivadas de tales responsabilidades que se han producido en formaciones que sí las han tenido, aunque no sabemos si esas consecuencias proceden solo de la responsabilidad asumida o de algo diferente.

Son tiempos en los que durante los dos próximos años tendrán lugar confrontaciones electorales locales, autonómicas, europeas y, finalmente, nacionales. Lo que no deja de ser una ‘gran oferta de empleo político’ para jóvenes preparados y con inquietudes que pueden encontrar en la juventud, frescura, línea política y proyecto de país, de Ciudadanos, una oportunidad única para incorporarse a una opción ganadora, moderna, liberal y de progreso, con grandes expectativas de futuro, sin las trabas de las multitudinarias y espesas formaciones que sí, tienen mucha experiencia de gobierno, pero ocupados todos los puestos del escalafón, largas ‘listas de espera’ y con demasiadas ‘viejas glorias’ renuentes a ceder el paso.

En todo caso, no se puede olvidar que ‘una cosa es predicar y otra dar trigo’, por tanto para que Ciudadanos se consolide como un gran partido de gobierno en España que es lo que se vislumbra, ha de continuar por la senda emprendida y superar las pruebas que la gobernanza a todos los niveles le exige.

La juventud, frescura, claridad de ideas y decisión hace que Ciudadanos sea el partido modelo de la España actual y para las próximas décadas, al igual que lo son los partidos de Trudeau en Canadá o Macron en Francia. Por tanto, toda formación política que aspire a gobernar, ya sabe el camino.

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