Cataluña: patio de monipodio
MANUEL MÁRQUEZ MARTÍN MIEMBRO DEL COLEGIO OFICIAL DE ABOGADOS DE BADAJOZ, EXJEFE DEL GABINETE TÉCNICO DE LA DELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN EXTREMADURA
Miércoles, 22 de febrero 2017, 00:42
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MANUEL MÁRQUEZ MARTÍN MIEMBRO DEL COLEGIO OFICIAL DE ABOGADOS DE BADAJOZ, EXJEFE DEL GABINETE TÉCNICO DE LA DELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN EXTREMADURA
Miércoles, 22 de febrero 2017, 00:42
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LA última perla del despropósito del intento de secesión de Cataluña nos la ha proporcionado algo que se autodenomina «Asociación de Municipios por la Independencia». que ha dicho que el juicio a Mas es «lo más grave que ha pasado desde el franquismo», según hemos sabido por los medios de comunicación social y que se publicó el 5 de febrero.
No es necesario hacer un ejercicio de hermenéutica para concluir, con la mera lectura sosegada de nuestra Ley de leyes, que tal asociación es una pura astracanada, es algo así como si intentáramos constituir una asociación para la defensa del «derecho de los pederastas», «.de los maltratadotes» o de «.exaltación de la ETA». ¿Qué podemos esperar de tal asociación? ¿Cómo puede amparar la Generalidad tal ente? ¡Pues puede ampararlo! Sabemos el respeto que cabe esperar de la misma al ordenamiento jurídico de España, cuando sistemáticamente vulnera la Ley y se desobedecen las sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional.
Y siguiendo la tónica, el día siguiente han aparecido grandes titulares con amenazas del señor Mas alegando que confía en que el juicio al que va a ser sometido «sirva como acelerador de la secesión». En el juicio ha estado arropado por una manifestación de miles de personas que se ha celebrado con autobuses pagados con fondos de la Generalidad, que es como decir del Estado, y con un enorme despliegue de banderas separatistas, con el «inocente» propósito de coaccionar al Tribunal.
¿Pero es que cabe mayor iniquidad que unos señores que han jurado o prometido lealtad al Rey y cumplir y hacer cumplir la Constitución la pisoteen? Unos señores que están muy cómodos en un Estado cuyo ordenamiento les ha permitido tener más competencias que ningún órgano territorial de cualquier país en Europa y sin embargo pretenden dinamitar el Estado desde dentro del mismo Estado. No, no es iniquidad, es traición.
Causa estupor que cada día nos encontremos en los medios de comunicación noticias de amenazas, desafíos y atentados contra nuestras instituciones, contra nuestra bandera y contra nuestro Jefe de Estado. Todos hemos visto sonreír al señor Mas en alguna pitada al Rey.
Y que decir de la estructura que se está desarrollando para lo que ellos llaman la desconexión del Estado. ¿De dónde están saliendo los fondos que financian esta actividad? Indudablemente son fondos públicos. Con los que se pagan también los autobuses para las manifestaciones, las diadas y las llamadas «embajadas».
Desde que se aprobó la Constitución vigente, el «honorable» debía dar discretamente su visto bueno al nombramiento de autoridades del Estado en Cataluña. Manejaba con mucha astucia la justificación de que él era fundamental para la gobernabilidad de España, sobre todo cuando no había mayorías absolutas en nuestro sistema bipartidista imperfecto y conseguía grandes inversiones en infraestructuras y competencias que nunca se le debieron dar. Montaba al mismo tiempo la maquinaria para el famoso 3% sobre el que ahora dice que «es suya toda la responsabilidad». No sabemos si quiere decir también que todo el dinero.
Nuestro Estado siempre ha sido generoso con Cataluña, tanto en la democracia como en la dictadura y en la monarquía. Y ha servido de poco. Se han instalado en la provocación y el desafío permanente.
Si causa estupor a los españoles que vivimos fuera de Cataluña lo que vemos y oímos cada día, ¿qué sentirán los españoles que viven en Cataluña y que quieren seguir siendo españoles allí en su tierra? ¿Decepción? ¿Rabia? ¿Miedo? El Estado no puede abandonarlos a su suerte.
No debemos olvidar que las autoridades nacionales están obligadas a poner coto a esto porque ellas también han jurado o prometido hacer cumplir la Constitución y en este sentido no cabe la postura de «esperar que pase la tormenta» o esperar que lo resuelva el que venga detrás. Ha llegado la hora de contestar con contundencia y no pidiendo informes y dictámenes para decir que hay que hacer, sino hacerlo, porque ya sabemos lo que hay que hacer. La Constitución tiene herramientas muy claras para afrontar tal desafío y hacer que la Generalidad cumpla con sus obligaciones. Cabe la avocación de competencias y la suspensión temporal de la autonomía para proteger el interés general de los españoles de dentro y de fuera de Cataluña.
Cuanto más tarde el Gobierno en dar la respuesta que se merecen peor, porque cada vez se va a complicar más la situación y la respuesta será de mayor dureza. Se han terminado las oportunidades de diálogo, porque no quieren dialogar. La respuesta no debe ser judicial sino política. El silencio del Estado no puede continuar por más tiempo, porque produce un efecto no deseado.
Sabemos las consecuencias que cabe esperar, pero para eso también hay herramientas, que no están en la Constitución de manera retórica y que no hay ni que mencionar. No son necesarios los tanques, que tanto invocan, también de manera peyorativa, y al final el llamado 'seny' catalán, del que tanto presumen, les hará moderar sus excesos.
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