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Acción electoral

Rajoy no hubiese podido eludir la presentación de los Presupuestos sin disolver inmediatamente las Cortes

PPLL

Miércoles, 5 de agosto 2015, 00:38

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La aprobación del proyecto de Presupuestos 2016 por parte del Gobierno de Rajoy y su tramitación parlamentaria habilitando el mes de agosto obedecen sin duda a un objetivo político y electoralista que se adivina también en sus partidas de ingresos y gastos. El presidente quiere transmitir una sensación de continuidad en el poder elaborando unas cuentas que tendrían que superar, por un lado, la prueba de las próximas elecciones generales y, por el otro, encontrarse con un escenario favorable en la economía global para tener sentido. El Gobierno dice cumplir con su responsabilidad pilotando el país hasta el último minuto de la legislatura, y advierte además de que el optimismo que rezuman sus números depende de que el PP continúe al mando. Es comprensible que Rajoy no desaproveche esta baza a pesar de los reproches de la oposición por su gesto de oportunidad. Lo contrario le hubiese obligado a disolver ya las Cortes, dando así la impresión de que se despedía para siempre. Tramitar los Presupuestos del año que viene es coherente con el objetivo que persigue Mariano Rajoy: ser reelegido y, en el peor de los casos, conseguir que el PP se mantenga en el gobierno aunque sea acompañado. Por eso mismo, una vez que la oposición ha denunciado la maniobra de electoralista, sería conveniente que los distintos grupos se atuvieran a la discusión del contenido presupuestario aportando su visión del momento económico que atraviesa España y su respectivo cuadro de prioridades y alternativas. Las previsiones e intenciones que ayer presentó el ministro Montoro parten de la quietud con la que Rajoy contempla la situación. De modo que el pronóstico de que la economía española crecerá el 3% se convierte en razón suficiente para ver despejado el cumplimiento de los compromisos de déficit, el porvenir de las pensiones, la creación de empleo, o para prometer una nueva bajada del IRPF el próximo ejercicio. Pero son las características del crecimiento previsto, las vicisitudes de la balanza comercial, y la naturaleza tanto del empleo como del paro en España las que debieran ponerse frente a los imponderables del precio del dinero y de los carburantes, por ejemplo, de modo que el debate ya electoral sobre los Presupuestos 2016 ofrezca a los ciudadanos una visión certera de lo que piensan y proponen las fuerzas políticas, siempre en contraste con la posición de los actores económicos y sociales.

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