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Arranque electoral

La convención del PP busca que Rajoy insufle ánimos a todos los sectores del partido para los próximos comicios

PPLL

Domingo, 25 de enero 2015, 00:37

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La convención del Partido Popular que se ha celebrado este fin de semana y que hoy concluye tiene por objeto, evidentemente, estimular al partido y ponerlo en tensión para acometer con el mayor ímpetu la serie de consultas electorales que se avecinan, en que las grandes organizaciones políticas se juegan el ser o no ser. Esta magna reunión popular no ha servido sin embargo para depurar los programas ni para proclamar candidatos sino apenas para excitar la pasión política de los cuadros y para cristalizar la adhesión de la clientela. El PP abarca todo un hemisferio político, y cubrir todo este espacio requiere cierta ambigüedad en los mensajes. De ahí que el partido haya recurrido en esta ocasión al expresidente José María Aznar, a pesar de la difícil relación que mantiene con su epígono Rajoy, porque aquél engarza perfectamente con los sectores más conservadores del PP. Su intervención, en que emplazó al partido para que recupere los valores tradicionales más clásicos de la derecha y reafirmó la especial relación que siempre ha mantenido con las víctimas del terrorismo -decepcionadas con Rajoy por la lógica servidumbre de éste a las leyes vigentes-, debió agradar a la zona de estribor del arco sociológico popular, molesta con las claras inclinaciones centristas de Rajoy, quien, tras desembarazarse de Gallardón, ha declinado reformar la ley del aborto e incluso se dispone a contrarreformar la muy protestada ley de tasas judiciales, tan poco social. En este marco escenográfico, tras resistir el primer día las declaraciones demoledoras aunque poco solventes de Bárcenas, Rajoy ha dedicado sus intervenciones a animar a su organización, a desmontar los populismos con argumentos y a seducir a la audiencia con el relato de la recuperación de este país, que habría salido ya de la crisis y se encontraría en franca mejoría, lo que debe suscitar oleadas de optimismo. Verdaderamente, existe ya la percepción de la que la situación mejora a ojos vista, por lo que es tan lógico como legítimo que la formación gubernamental quiera capitalizar este retorno al crecimiento. En cualquier caso, las disputas electorales que se avecinan serán muy arduas porque la crisis y la crispación han dejado un rastro ciudadano de grave desafección.

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