Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?

Ley de Consultas

El proceso soberanista de Cataluña da otro paso hacia ninguna parte tras la división notoria del Consejo de Garantías Estatutarias

PPLL

Sábado, 23 de agosto 2014, 00:23

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Mal comienza el proceso soberanista que la Generalitat piensa encauzar a través de la ley de Consultas que, salvo sorpresas, será aprobada por el Parlamento de Cataluña en la segunda quincena de septiembre. En efecto, el dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias, órgano consultivo autonómico de carácter técnico, ha sido aprobado por cinco votos frente a cuatro. A favor han estado, naturalmente, los cinco representantes del nacionalismo (CiU y ERC); en contra, los dos miembros designados a propuesta del PSC, el del PP e incluso el de ICV, formación que como es sabido se ha subido al carro secesionista. El Consejo, formado por personas sin duda respetables pero en gran medida mediatizadas, no ha conseguido aislarse del entorno y ofrecer una respuesta objetiva, lo que lo desacredita irremisiblemente: puesto que las leyes no pueden ser a la vez constitucionales y lo contrario, la división refleja una politización que resta todo valor al dictamen, que en realidad no entra en el fondo del asunto sino que se apoya en una frase del nuevo Estatuto de Autonomía para respaldar la norma en ciernes. En efecto, el Estatuto de 2006 prevé una lista de «instrumentos de democracia participativa» (encuestas, audiencias públicas, foros de participación.) que se completan con un concepto abierto, «cualquier otro instrumento de consulta popular», al que se agarran los expertos para convalidar la ley, olvidando interesadamente el artículo 92 de la Constitución, que regula de forma unívoca la institución del referéndum. La ficción urdida por la Generalitat avanza, pues, un escalón más hacia ninguna parte, ya que cualquier mediano entendedor sabe que la futura ley de Consultas será recurrida por el Gobierno de la nación y desactivada por el Tribunal Constitucional, que tampoco admitiría si llegara el caso la convocatoria formal del imposible referéndum fijado para el 9 de noviembre. Por fortuna, la división cada vez más evidente de la sociedad catalana, que aleja la falsa idea de una unanimidad a favor de la secesión, facilitará la reconducción de lo que, por la osadía de los visionarios que impulsan la ruptura, podía haberse convertido en una gran frustración.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios