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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?

Regeneración democrática o el 'turnismo' del siglo XXI

JUAN CARLOS NIETO CONEJERO

Martes, 19 de agosto 2014, 00:32

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SORPRESA. Tremenda sorpresa cuando el Rey Juan Carlos anunció su abdicación. Aunque algo previsible, la noticia sorprendió. Sorpresa. Sorpresa también la irrupción en el Parlamento europeo de la formación política Podemos con su mediático líder a la cabeza. Por otro lado, salto a la política nacional de un desconocido: el joven y atractivo diputado socialista Pedro Sánchez se hace con las riendas del partido más veterano del panorama nacional.

Tres hechos aislados de gran envergadura, sin aparente vínculo de unión que transcurren en un corto espacio de tiempo. Casualidad. ¡Qué casualidad! No existen. Premisa importante en cualquier investigación.

Lo primero que llama la atención es la 'juventud' de los protagonistas: el nuevo rey y el secretario general del PSOE aportan un aire fresco de juventud cuarentona, que en el caso del líder de la nueva formación política es treintañera. Cambio generacional que se está percibiendo como un soplo de aire fresco. Regeneración. Regeneración democrática dicen. Cambios en la Jefatura del Estado, en el partido que más años ha ostentado el poder. y también, incipientes pero importantes por su repercusión, en el sentido del voto de los ciudadanos.

La Corona, como símbolo de la unidad de España, como se suele decir, necesitaba una profunda renovación, y más ahora que se cuestiona esa unidad y a la propia institución. Que mejor que cambiar al rey. Así se transmite una imagen, propagada conveniente y cansinamente por los medios de comunicación, de regeneración: democrática, se entiende.

Mientras tanto el PSOE, por primera vez, y dando muestras de una regeneración, también democrática, convoca un proceso de primarias para elegir entre sus militantes -todos- a su nuevo líder. El escogido, un afiliado desconocido, joven como decía antes, sin ningún pasado político en primera línea y, todo hay que decirlo porque no es baladí, con un gran atractivo.

Por otro lado, un profesor de Ciencias Políticas, becario o profesor asociado, por los ingresos que dice percibir, irrumpe en los medios de comunicación -más o menos los mismos que cansinamente nos han informado al detalle de la sucesión de la Corona- exponiendo sus ideas políticas de carácter ultra-progresista. Este, con un grupo de acólitos, después de acaloradas discusiones en televisión con periodistas conservadores, funda una formación política y se presenta a las elecciones europeas obteniendo unos muy buenos resultados, gracias en parte, o en todo, al gran pábulo dado por los medios de comunicación. Los ciudadanos, cansados y asqueados con la casta política, observan, activa o pasivamente, como desde las urnas se puede (podemos) regenerar la democracia.

Se ha regenerado la Corona, para su propia supervivencia que es el fin primordial de la institución y sobre todo de la dinastía que la ostenta. Se ha regenerado, diría yo refundado, el principal partido de la oposición, y los ciudadanos hemos aprendido, o eso creemos, que podemos cambiar las cosas desde las urnas. Que se puede, y debe, hacer otro tipo de política. En una palabra, que ya estoy repitiendo cansinamente: regeneración. Regeneración democrática.

Desde que el profesor Iglesias es eurodiputado ha incrementado su presencia en los medios de comunicación, ahora ya, expuesto al escarnio público. Le están sacando trapos sucios de su pasado, de su presente, y le buscan las contradicciones entre lo que dice y hace, y, sobre todo, se están propagando sus ideas políticas, que más allá de decir lo que algunos quieren oír, tienen bastantes detractores por su radicalidad. Los mismos que lo entronizaron en su asiento de eurodiputado, ahora de forma sibilina nos están intentado mostrar que es un lobo con piel de cordero.

Al mismo tiempo todos los días, y a todas horas, tenemos la ocasión de ver la frenética actividad de los nuevos reyes: tan jóvenes, preparados, formados. y atractivos. También se han encargado de mostrarnos públicamente al nuevo secretario general del PSOE. El culmen de todo ello fue cuando Pedro Sánchez acudió en audiencia, por vez primera, con el Rey. Las imágenes difundidas y los titulares de los medios no tienen desperdicio: «Sintonía generacional entre el rey Felipe VI y el nuevo secretario general del PSOE», mientras se acompaña con imágenes de los dos apuestos protagonistas frente a frente, dándose la mano, ambos con una bonita y agradable sonrisa evocando una imagen de nuestra historia reciente que los asesores de imagen de Zarzuela han provocado por su significado. El apretón de manos de Su Majestad y Pedro Sánchez recordaba, era idéntico, tal y como me hizo notar mi mujer, a una de las imágenes de la Transición: el Rey Juan Carlos saludando al presidente Suárez. Imágenes que nos evocan a tiempos donde el gobierno de la Res Publica era otra cosa.

¿Cómo encaja el puzle? Muy sencillo. Juventud y regeneración en la Corona que pone punto y final a la etapa anterior buscando la aceptación mayoritaria. Juventud y atractivo (nos guste o no eso mueve muchos votos) del líder del PSOE que a su vez sitúa su formación algo más a la izquierda y respalda a la Corona, al tiempo que nos muestran los males que conllevará dejamos influir irreflexivamente y votar a nuevas formaciones con mensajes populistas y de izquierda radical. El resultado: estabilidad institucional con la neoconsolidación de la Corona, de la política y la gobernabilidad del país con la aparición de un nuevo líder, de uno de los partidos tradicionales, con ideas nuevas no radicales que proporcionen los cambios necesarios. Pero sólo los justos.

Así se relacionan estos hechos. Toca un cambio de ciclo pero controlado. Controlado por quiénes tienen el verdadero poder. Cambio de ciclo en el turnismo del siglo XXI. A pesar de todo, lo confieso, creo que conmigo pueden contar para participar en el cambio.

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