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Del 124 al Seat Ateca, medio siglo de evolución

Del 124 al Seat Ateca, medio siglo de evolución

La progresión de Seat en 50 años de historia pasa por dos de sus modelos más populares

Lunes, 21 de mayo 2018, 21:13

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En mayo de 1968, con ocasión del Salón de Barcelona, Seat presentó uno de los modelos más importantes para la marca: el 124. Si primero fue el 600 y luego el 850, el 124 supuso subir un escalón para una incipiente clase media, con un mercado económico al alza, como ocurría en gran parte de Europa. Medio siglo después, el Ateca podría considerarse el sucesor del 124 a pesar de contar con una carrocería tipo todoterreno en lugar de la más clásica de tres volúmenes.

Hemos pasado de un modelo, por supuesto sin ABS, ni servofreno, reposacabezas o retrovisores exteriores, a un Ateca, en algunos casos con tracción total, y todos los elementos de asistencia más innovadores que proporcionan, además de una carrocería hecha con un acero que en nada se parece al de 50 años atrás, unos elevados índices en el campo de la seguridad. Un vehículo también dirigido a una clase media.

Aunque son dos modelos incomparables, en ambos casos han sido artífices en consolidar a la marca en diferentes contextos y con una apuesta bien definida para aportar grandes soluciones a la movilidad de la sociedad, cada uno enmarcado en una evolución muy diferente.

El coche del sentido común

El 124 se dio a conocer como «el coche del sentido común» por su carrocería de tamaño medio, con gran espacio habitable, un buen maletero y unas prestaciones y manejo que le asemejan a las del 1.500 con una amplitud muy similar pero con un motor de menor cilindrada y también un peso inferior. Con algo más de cuatro metros de longitud, esta práctica berlina con capacidad para cinco pasajeros era más juvenil, con la palanca de cambios ubicada en el piso y no bajo el volante.

Llamaba la atención un peso de solo 855 kilos (el Ateca más ligero arroja en la báscula 1.280 kilos), un motor de baja cilindrada –1.197 cm3– con 60 CV de potencia y, como gran novedad, la inclusión de cuatro discos de freno. Seguía manteniendo la estructura del 1.500, con un eje rígido propulsor trasero y una dirección de tornillo y rodillo, sin asistencia (una proeza no sudar en verano para salir de una plaza de aparcamiento.

El 124 costaba desde 144.432 pesetas, mientras que el precio del mítico 600 no llegaba a 74.600 pesetas. De acuerdo con las informaciones de la época, el salario medio en España en 1968 era de 70.709,83 pesetas, el Seat 124 se convirtió en la cómoda y moderna berlina familiar de producción nacional, que hacía olvidar, por una parte, las estrecheces y poca capacidad del 850 y no digamos el 600, y por otra, que su motor delantero refrigeraba mucho mejor y en el depósito de gasolina cabían más litros de gasolina.

La gama del 124 se amplió con el 1.430, modelo con la misma plataforma, carrocería y mecánica pero con un motor de mayor cilindrada. Pero quizá el más llamativo de la gama fue el cupé 124 Sport 1600, con cinco velocidades por vez primera entre los coches nacionales (y con dos carburadores de doble cuerpo cuya mejor forma de puesta a punto era a «oído»); más adelante, tuvo una versión 1.800.

Neumáticos radiales

Las mejoras en la gama continuaron el 124-D, un modelo mucho más refinado que incluía doble circuito de frenos y neumáticos radiales. En 1973 aparece el 124-LS con 65 CV y el 1.430 alcanza los 75 CV; además, se lanza una versión aún más potente, el 1.430 Especial 1600, más conocido como FU 00, por las letras de identificación del chasis. Este modelo consiguió ser homologado para rallyes, con excelentes resultados en los Campeonatos de España y pruebas internacionales, como el Rally de Monte-Carlo.

En 1975 se empieza a vender el nuevo 124-D, más conocido como 124D Pamplona, por ser el primer vehículo de la marca en salir de la fábrica de Landaben, en Navarra, que Seat compró tras cesar Authi la producción de su modelo. A partir de ese momento, los denominados FU pasan ahora a ser conocidos por sus siglas de bastidor FL, en versión LS y Especial, que ya incluiría cinco velocidades en la caja de cambios.

Al igual que sucedió con el 124, el Ateca también ha repuntado la situación de la empresa. Tras casi dos años en el mercado, el primer SUV de Seat se erige como uno de los tres pilares de la marca, junto al León y al Ibiza, como líderes de ventas durante 2017 y en lo que va de este año. El Ateca ha contribuido en el logro del mejor resultado de la historia de la compañía española, con un beneficio de 281 millones de euros en 2017.

La ofensiva en el segmento del todoterreno, que es el de mayor crecimiento, sigue aumentando con la llegada del urbano Arona y el nuevo Tarraco, un SUV de mayor tamaño con capacidad hasta siete plazas y que se comercializará a finales de año. Respecto a las novedades introducidas recientemente en el Ateca, destacar el nuevo acabado FR y el nuevo motor de gasolina 2.0 TSI de 190 CV asociado a la transmisión automática DSG de siete velocidades y tracción total 4Drive.

Por su parte, la nueva marca recién presentada, Cupra, ha elegido el Ateca como su primer modelo deportivo de calle, y presentará el Cupra Ateca a finales de año, con 300 caballos de potencia y 200 Nm de par máximo. Una versión repleta de asistentes a la conducción y elementos de seguridad como los SUV de superior categoría.

Es el caso del asistente de frenada automática de emergencia con reconocimiento de peatones, control de velocidad de crucero adaptativo, asistente de atascos, asistente de cambio involuntario de carril, avisador de ángulo muerto, sistema de dirección progresiva, el nuevo control de chasis adaptativo y la tracción integral 4Drive.

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