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La compañía TAPTC Teatro? fue la primera en dirigir una representación en el Templo de Diana. J. M. ROMERO
Treinta años de amor por el teatro en Mérida

Treinta años de amor por el teatro en Mérida

La compañía teatral TAPTC Teatro? surgió en 1987 y desde entonces han formado a más de mil jóvenes de la ciudad

MARTA PÉREZ GUILLÉN

MÉRIDA.

Domingo, 20 de agosto 2017, 08:40

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Una representación, 'El agua en las manos' y la pasión por sentir las tablas de un escenario bajo sus pies fue lo que los unió. Lo que convenció a Raquel Bazo, Juan Carlos Tirado y Javier Llanos de que tenían una misión importante que cumplir en la capital autonómica, y por ende, en la región. Quedaban para ensayar, y lo que comenzó como un entretenimiento más, acabó como una intensa forma de vida. De eso hace ya 30 años, y hoy continúan trabajando bajo el mismo objetivo, aunque con más sabiduría y años de experiencia a sus espaldas. El de llevar la cultura a todos los espacios, ofrecer a Extremadura lo que otras comunidades tienen y merece por derecho. Por su pasado. «Pusimos en escena una actividad y gustó mucho. Tanto que en 1986 Javier Llanos puso en marcha TAPTC Teatro. Un año después nos unimos al proyecto Juan Carlos Tirado y yo», recuerda Raquel Bazo, la tercera integrante.

La actriz reconoce que si bien resumir en pocas palabras tres décadas de profesión es un ejercicio complicado, hay fechas importantes en la trayectoria de esta compañía que no se olvidan. «En 1992 nos dimos cuenta de que nuestro mayor hobby podía convertirse en una profesión», recalca Bazo. Y así fue. El tridente de actores apostó por su tierra, por quedarse en la región, crear su propio entramado teatral y producir sus propios espectáculos. «Decidimos crear una apuesta completa, lo que había fuera en materia cultural, traerlo a la ciudad», explica Bazo.

Colegios e institutos

Iniciaron su andadura trabajando desde abajo, como se suele decir. Impartían cursos y actividades en los colegios e institutos, inculcando el amor por el teatro desde edades tempranas a los jóvenes. Sembrando la semilla y el interés por la cultura. De ahí que años después, allá por el 97, crearan su propia escuela de teatro. «En el 2000 nos convertimos en la primera Escuela de Teatro municipal», apunta.

Javier Llanos, Raquel Bazo y Juan Carlos Tirado en Carnavales.
Javier Llanos, Raquel Bazo y Juan Carlos Tirado en Carnavales. J. M. Romero

Defendiendo esa labor estuvieron hasta el 2011. «El nuevo concejal de entonces decidió cerrar la escuela», subraya. Aun así, desde el 2014 gozan de un nuevo convenido con la Administración local para seguir trabajando con los jóvenes de la ciudad. Por sus clases habrán podido pasar cerca de mil alumnos. De Mérida e incluso de fuera. Pequeños e incluso mayores. Con distintas profesiones como periodistas y políticos. «Hemos visto como personas que han estado con nosotros después se han dedicado a esto profesionalmente y también, gente que se fue de la ciudad y por la situación económica que ha pasado el país han tenido que regresar a casa», recalca.

Desde hace unos años compaginan además la Escuela de Invierno, para la que adelantan que ya está abierto el plazo de inscripción, con la de Verano, que colabora además con el Festival de Teatro Clásico y encabeza la programación OFF de Agusto en Mérida. «En 2011 defendimos unas Troyanas en un espacio que hasta entonces estaba infrautilizado», explica Bazo, haciendo referencia a la primera representación que defendió la escuela en el Templo de Diana.

Estos últimos seis años actuando en diferentes espacios de la ciudad han provocado que sus obras no solo sean esperadas cuando llega la época estival, sino también necesarias. «Para nosotros es una satisfacción a la vez que una responsabilidad trabajar en espacios tan diferentes y con tanta carga histórica», reconoce. El Templo de Diana fue de los primeros, años después se sumarían la calle Pontezuelas y ahora también la plaza de la Asamblea.

Y aunque entre unos proyectos y otros trabajos no les faltan, siguen apostando por el objetivo con el que nació la escuela. «Nuestra idea es intentar llegar a las barriadas de la ciudad. Tienen plazas preciosas a las que se le pueden dar un valor cultural», resalta.

Sin duda 30 años intensos, en los que se han superado tantas trabas como frutos han ido recogiendo y que merecen la pena celebrar. Que sea así por muchos más.

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