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Restos de botellas, bolsas, latas y plásticos en el río Guadiana y junto al Puente Romano . :: J. M. ROMERO
El botellón regresa a la zona de la Isla de Mérida con la época estival

El botellón regresa a la zona de la Isla de Mérida con la época estival

Botellas, latas, vasos y bolsas de plástico se acumulan en el río Guadiana y flotan estancadas junto al Puente Romano

MARTA PÉREZ GUILLÉN

MÉRIDA.

Lunes, 21 de agosto 2017, 07:48

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Pajitas fluorescentes junto a vasos de plástico en la rampa de acceso a la zona de la Isla, a la altura de la calle Anas y junto al aparcamiento de Atarazanas. En el descenso, además del mal estado en el que se encuentra el zig zag del que muchos hacen uso como encimera improvisada en la que ubicar los botellones o incluso como asiento, llaman la atención los restos de cristales de botellas de cerveza y de whisky que se entremezclan con más bolsas de plástico y trozos de ladrillos correspondientes a los muros. Restos que los vecinos de la ciudad encuentran por las mañanas cuando deciden recorrer la Isla para hacer deporte, y que confirma lo que la oscuridad de la noche oculta. La zona perimetrada junto al río Guadiana vuelve a ser el lugar escogido por los jóvenes para beber entre amigos en la calle.

A eso de las 23 horas del pasado jueves ya se observaban pequeñas pandillas bebiendo alrededor del mobiliario urbano que se ubica en el Paseo del Guadianilla entre el Puente Romano y 'la Curva', como se conoce a la pasarela que sirve de acceso al paseo desde la calle Anas. También lo hacían en la zona interior sin apenas luminarias. Se trata de una imagen que se repite cada jueves y fin de semana en los meses de verano.

Y no es el único lugar que escogen los emeritenses, próximo al río, para dar rienda suelta a la controvertida actividad social. Aprovechando la oscuridad de la zona, entre la Huerta de Otero y la Alcazaba Árabe también se agrupan alrededor de los bancos para beber y disfrutar de la noche con un ambiente distendido.

Hay vecinos que antes de que llegue el servicio de limpieza depositan los desperdicios en las papeleras

Al día siguiente

El problema para muchos llega después. Si bien no hay constancia de denuncias por ruidos, sí que las hay por la basura que provoca el desarrollo del botellón. A media mañana se palpa la intervención del servicio de limpieza municipal que comienza sus trabajos en la zona desde bien temprano, como así lo aseguran los asiduos a dar el paseo por las mañanas disfrutando del frescor que provoca el río Guadiana o que practican algún deporte. Aun así quedan restos patentes.

Colillas amontonadas junto a los bancos del Paseo del Guadianilla.
Colillas amontonadas junto a los bancos del Paseo del Guadianilla. J. M. Romero

Antes de que los trabajadores hagan el despliegue de medios con los que proceder a la recogida de residuos y limpieza, hay incluso vecinos que indignados ante la estampa no dudan en depositar los desperdicios en las papeleras, que sorprendentemente lucen en muchas ocasiones vacías. «Vemos las botellas, los vasos y las bolsas en los bancos, y los contenedores al lado sin nada», explica una vecina que por las mañanas anda por la Isla.

El rastro continúa a pocos metros de la bajada. Los primeros bancos lucen rodeados de cientos de colillas, y cáscaras de pipas. Y de nuevo, pajitas, bolsas y vasos de plástico que se acumulan en los márgenes, entre la maleza y en cualquier sitio. Justo en frente de los bancos se suele ubicar un emeritense a pescar. «Vengo dos o tres veces por semana con la caña, también por las mañana para andar y no hay día que no me encuentre todo lleno de porquería. Es una vergüenza como está todo el paseo antes de que se pongan a limpiar», resalta.

El colmo de los colmos para muchos llega cuando la suciedad llega al río. «Tiene que haber de todo bajo esas aguas», apunta el vecino mientras continua con la pesca. Los piragüistas del Iuxtanam, que practican en el Guadiana, en más de una ocasión se han visto obligados a retirar botellas, plásticos y vasos procedentes de los botellones que se realizan en la zona.

La situación cabrea e indigna, y más, cuando los restos de los botellones flotan estancados junto a uno de los monumentos más significativos de la ciudad, el Puente Romano. Sobre todo si se tiene en cuenta la cantidad de turistas que se acercan para conocer el monumento. Algunos incluso se piensan dos veces si inmortalizar el momento para el recuerdo.

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