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'Los que faltaban', ganadores del Concurso del Carnaval Romano

'Los que faltaban', ganadores del Concurso del Carnaval Romano

La única agrupación femenina de la final se alzó con el reconocimiento del jurado en la modalidad de comparsa. Por su parte Ya no salgo más ganó en la categoría de chirigota

belén ceballos

Jueves, 23 de febrero 2017, 12:04

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Las apuestas estaban hechas y los favoritos para hacerse con el reconocimiento final del jurado lo dieron todo sobre el escenario. El patio de butacas se mostraba ansioso ante una final que se esperaba fuerte y que no defraudó a los presentes. El telón se subía para recibir a una de las chirigotas más esperadas en el Carnaval Romano. Ya no salgo más abrió, pisó y triunfó. Tras una larga noche de fiesta se presentaban estos resacosos a los que la fiesta no solo trajo consecuencias físicas sino también familiares. Muy metidos en el tipo, lo cambiaron a lo largo de todo el repertorio para contarnos parte de sus aventuras, después de una noche de fiesta, desde la perspectiva de las parientas. Cambios de vestuario y gran parte del repertorio que agradeció el público, al que gustó y mucho los cambios efectuados y las letras de sus pasodobles. Un conjunto muy potente con grandes voces. Especialmente emotivo el homenaje a los locales y bares de la mítica calle John Lennon. Se marcharon con un sabio consejo, emborracharse si, pero de momentos con seres queridos. Y el Palacio se rindió a gritos de chirigota.

La comparsa Mi Rinconcito, de la vecina Calamonte, volvió a sorprender con una escenografía y puesta en escena muy cuidada. Unos compositores bohemios que arrancaron su actuación con un bello punteo de guitarra muy flamenco. Grandes voces, muy compactadas, para cantar a las mujeres como compañeras de vida y para alzar la voz para defender a las agrupaciones foráneas que deciden participar en este concurso. Desde sus cuartetas criticaron a la clase política por cantar siempre, apuntaban, la misma canción. Reivindicaron que nunca callaran sus gargantas y se marchaban animando a vivir la vida, al fin y al cabo tan solo son dos días. Decían tener el don de la inspiración y lo demostraron nuevamente en la final, en ella participaron por derecho y por segunda vez en su historia como grupo. Muy buena participación en el concurso.

La tercera actuación de la final y otra de las ovaciones de la noche la obtuvieron Los Pilinguis. La chirigota, con un tipo muy reconocible por los emeritenses, se metió al público en el bolsillo desde el primer compás. Emulando a los maniquíes del escaparate de una de las tiendas más antiguas y más reconocidas de la capital autonómica nos desvelaron los entresijos de la ciudad desde un lugar privilegiado, la calle Santa Eulalia. Sobre el escenario se pudieron ver incluso a los verdaderos dependientes de la tienda que participaron como figurantes. Mucha guasa y buenas voces, señas de identidad de un grupo que remató la actuación con un popurrí espectacular donde más de un maniquí tomó vida sobre el escenario. El Palacio entregado a un grupo con un tipo muy local al que ya se le espera en la calle.

La única agrupación femenina de la final pisaba las tablas para reivindicar el papel de la mujer en la sociedad. Los que faltaban y su atelier inundaron el Palacio de Congresos de musicalidad e imponentes voces. Bajo el tipo de costureras de época y con una puesta en escena de diez, con máquinas de coser en escena, las integrantes de esta comparsa cortaron mucha tela sobre el escenario. Pusieron en valor la historia de Mérida, siempre jugando con el lenguaje propio del oficio; y clamaron contra las desigualdades sociales. Dedicaron un bonito homenaje a todas las agrupaciones femeninas del Carnaval Romano y utilizaron hilos de colores para poner en evidencia los recortes en materia educativa, el negro; o el verde para simbolizar la esperanza por una sociedad mejor. Avisaron al respetable que no daban puntada sin hilo y a tenor de los resultados parece que así fue.

Tras un receso, las carcajadas volvieron a inundar el Palacio. Las Chunguitas estaban ya en escena para imponernos su ley del miedo en la que fue su primera incursión en una final. Bajo el tipo las malas de la película, sobre el escenario hizo de las suyas la niña de la curva, el demonio o la niña del exorcista. Donald Trump, el colombiano Pablo Escobar o la Duquesa de Alba tomaron vida sobre las tablas. Una actuación muy divertida que también nos dejó letras para el recuerdo, como la defensa a ultranza que realizaron del acento extremeño y de nuestras expresiones. Se marcharon igual de gamberros que llegaron, y avisando o aplauden o les verán por casa. Actuación muy simpática que supo defender con nota su participación en la final y que seguro en la calle dará mucho juego.

La siguiente actuación de la jornada recayó en la segunda comparsa foránea de la final. Llegados de Peñarroya (Córdoba), Viajeros vivía su tercera final. En esta ocasión llegaban a nuestro presente para avisarnos del infierno que nos espera en 2045. Por ello clamaban para cambiar el rumbo de una sociedad sumergida en la pobreza energética o los contratos basura y esclavizada por el poder. A destacar su presentación, donde su guitarra volvió a encandilar una vez más con sus acordes a un público entregado. Agrupación, con gran potencia vocal, que dedicó un precioso pasodoble a la valentía de las mujeres que luchan contra el cáncer. Una comparsa que cada año que regresa, y ya van cinco, pone el listón alto.

Tras esta actuación tomaban el escenario los habitantes de Torremondongo. Los componentes de Lokacostao con su tipo de catetos de pueblo gritaban que se les veía venir de lejos. Y viéndolos en escena no les quepa duda alguna. Con su particular acento cantaron opá estamos en la final y en ella dieron todo. Repitieron una vez más que la ciudad no está hecha para ellos, contando de modo muy chirigotero sus vivencias en la capital de España. Consiguieron más de una carcajada y se despidieron con un sentido homenaje a todos los barrios emeritenses, y es que a pesar de venir de un pueblo pequeño demostraron tener el corazón grande. Una agrupación que el público ya reclama y que ha conseguido hacerse un hueco en el concurso.

El broche a la final lo puso la ganadora del concurso el pasado año en la modalidad de comparsa. El Coleccionista de Alegrías actuaba bien entrada la madrugada, a pesar de ello demostraron, en contra de su tipo, que el concurso y esta fiesta no es para4 gatos. Los espectadores no se movían de sus asientos. Hicieron un bello recorrido por las entrañas de Don Carnal, ataviados cada uno de sus componentes con los disfraces más representativos de los grupos que forman parte ya de la historia de esta fiesta. Buen tipo para reclamar la puesta en marcha del Museo del Carnaval Romano. Gran conjunto que volvió a demostrar su impecable calidad vocal y magníficas letras. Entre ellas, destacar la que pedían apostar por la cantera. Animaron a todos los presentes a visitar su particular museo de febrero, que recoge el pasado, presente y futuro de la fiesta. Un futuro que debe pasar por la declaración del Carnaval Romano como Fiesta de Interés Turístico de Extremadura, y con el deseo de que los emeritenses vivan la fiesta en las calles de la ciudad.

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