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Vista de un tramo del río en el que se observa el bajo caudal que presenta en la actualidad.
El Guadiana se convierte en arroyo

El Guadiana se convierte en arroyo

El vaciado de la presa de Montijo permite tener una visión distinta del río

M. Ángeles Morcillo

Lunes, 28 de noviembre 2016, 00:25

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No porque la imagen se repita durante los últimos años impresiona menos. El río Guadiana a su paso por Mérida está en sus más bajos niveles de caudal debido a que la Confederación Hidrográfica del Guadiana ha vaciado la presa de Montijo para realizar las obras de reparación y mantenimiento que se iniciaron hace más de un año. El objetivo es luchar, en mejores condiciones, contra la plaga del camalote que en los últimos años está siendo un verdadero quebradero de cabeza para la propia Confederación y los gobiernos locales de Mérida.

De hecho, tanta es la importancia que ya se le da a la invasión del jacinto de agua en el Guadiana que la Junta de Extremadura, en su proyecto de ley de presupuestos regionales para 2017, ha incluido varias partidas para luchar contra esta amenaza medioambiental. Una de ellas está dotada con 230.000 euros. Servirá para luchar contra las especies invasoras en las cuencas del Tajo y Guadiana. Por lo que Mérida se beneficiará de alguna manera de esta partida económica.

En la carretera de acceso al Polígono Industrial El Prado, en algunos de los puentes de Mérida que salvan el Guadiana o en algunas de las orillas de la isla se puede ver de forma habitual durante estos días a ciudadanos haciendo fotos al cauce seco del río o a los islotes que se han formado en algunas zonas, donde se pueden observar a colonias de cormoranes dispuestos a llevarse al pico lo que la poca agua deja a la vista. Presas fáciles de conseguir.

Por la zona donde tiene su sede el club Iuxtanam de piragüismo es por donde durante estos días se centra la recogida del camalote. Ahí hay agua. Pero cuando se accede al Polígono Industrial El Prado por la carretera del Palacio de Congresos se puede ver cómo el caudal del río ha descendido notablemente. Tanto, que se puede disfrutar de una imagen que pocas veces se puede ver con el río en situación normal y que son los enormes pilares del puente de la autovía, que emergen desnudos del cauce seco.

El pantano de Montijo, que data de 1954, sigue siendo una de las infraestructuras básicas para el riego de 42.000 hectáreas de las Vegas Bajas. La capacidad de la presa es de 11 hectómetros cúbicos y con su desembalse se queda con menos de 3. Con su vaciado el río a su paso por Mérida ha disminuido notablemente su nivel, tanto que el Guadiana ahora parece un gran arroyo. La presa de Montijo es un gigantesco azud de casi un kilómetro de longitud en coronación y 22 metros de altura, incluidos los cimientos.

Cuando termina la campaña de riego el río se queda sin apenas agua. Y vuelve a recuperarse para cuando comienza. Es una operación periódica que se repite todos los años y que da buenos resultados.

Para depositar las plantas

El Ayuntamiento de Mérida colabora con las labores de limpieza del camalote que lleva a cabo de Confederación poniendo a disposición de este organismo un recinto para que esta pueda depositar el jacinto de agua recogido del cauce del río. De todas formas, según explica el concejal de Limpieza, Marco Antonio Guijarro, por el momento no se ha usado. Este espacio está situado en el Polígono Industrial El Prado, a continuación del terreno habilitado para el centro zoosanitario y pasando el centro especial de empleo La Encina, justo antes del albergue.

El año pasado, cuando se quedó en río en las circunstancias actuales hubo decenas de ciudadanos de Mérida, además de bomberos y militares voluntarios, que se ofrecieron para limpiar el cauce del Guadiana aprovechando la ausencia de agua. Pero no fue posible por cuestiones de seguridad. Por el momento, este año, no se han tenido noticias sobre este asunto.

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