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Alumnos de la Escuela de Hostelería de Mérida, en mitad de una clase. :: J. M. romero
Todos los cocineros de la Escuela  de Hostelería consiguen un trabajo

Todos los cocineros de la Escuela de Hostelería consiguen un trabajo

El centro mantiene en los cursos de sala y camareros un nivel de inserción del 90%

Antonio Gilgado

Lunes, 9 de mayo 2016, 08:29

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Al correo de la Escuela de Hostelería que funciona desde el 2011 frente al Palacio de Congresos llegan todos los días ofertas de empleo para sus alumnos.

De León, La Rioja, muchas de Mallorca para la campaña turística y hasta del extranjero porque algunos empresarios extremeños han abierto tiendas 'gourmet' o restaurantes en Berlín, Dublín o Milán y quieren reclutar a jóvenes que estudian en Mérida.

Pocos centros de formación pueden presumir de tener el 100% de inserción laboral y en la Escuela de Mérida llevan con esta marca casi desde que empezaron en su rama de cocina. En la otra, en la de sala y camareros, se quedan en el 90% y uno de los objetivos que se marca su directora, Lara Rocha, es lograr también la ocupación plena.

En este éxito, cuenta, influyen dos factores: por un lado el boom gastronómico -«Basta con poner la televisión y contar la cantidad de programas de cocina. Ahora hasta los colegios nos piden visitas para que los niños vean como trabajan los cocineros»-. El otro tiene que ver con las instalaciones y la formación que imparten. La Escuela cuentan con una de las mejores cocinas de la región, probablemente superior a la de cualquier restaurante, y permite aplicar en los cursos técnicas innovadoras y manejar instrumentos nuevos.

Aunque sólo lleve funcionando cinco años, en el sector regional de la restauración ya conocen la preparación y cuando los empresarios necesitan ampliar plantillas preguntan a Mérida. En los últimos años, también llama la atención de hosteleros de otras comunidades, de ahí la variedad geográfica en el cartel de ofertas.

Ese doble efecto del que habla la directora se traslada también a la demanda. Cada vez hay más gente interesada en estudiar aquí porque valoran la formación y las altas posibilidades de encontrar un puesto de trabajo. Eso hace que entre los más de dos mil alumnos que han tenido hayan pasado muchos licenciados en Derecho, Biología, Tecnología de los Alimentos o Empresariales. En estos tiempos de prestigio culinario muchos universitarios han encontrado la vocación. «Para muchos que vienen de otros estudios como la Universidad es un complemento o simplemente que siempre tuvieron ese entusiasmo pero no la oportunidad».

Para la directora, lo realmente relevante es que nadie deja los cursos a medias. El que se va, cuenta, es porque le interesa alguna oferta de trabajo y no quiere esperar. «Es una pena, porque pronto se exigirá el certificado de profesionalidad y pierden una ocasión única de conseguirlo». Entre los casi veinte monitores que se encargan de la formación también destacan la motivación de algunos por superarse. Una chica de primero cocina ganó el concurso nacional Zafra Gastronómica y en la rama de sala han tenido un finalista en el Nacional de Baristas.

En Escuela estos logros lo asumen como propios porque da prestigio al centro, pero también lo plantean desde una perspectiva pedagógica. «Los chicos se ven capaces de competir con profesionales de prestigio de toda España. Nosotros les animamos a que se presenten y se enfrenten a estos retos».

La Escuela de Hostelería de Mérida es el único centro integrado de Extremadura porque ofrece Formación Profesional reglada, cursos de formación ocupacional para desempleados y de especialización para profesionales. En lo que va de año han recibido 679 solicitudes y han programados 18 cursos en sus dos ramas, cocina y sala, pero sólo un tercio de los que se interesan van a poder estudiar allí. Para el inminente ciclo de cocina que arranca en este mes hay una veintena de plazas, pero cien candidatos.

Los criterios de selección se hacen según marca el Sexpe. Prioridad a jóvenes, a gente con experiencia en el sector o a quien necesite un certificado de formación para mantener el puesto de trabajo.

En el centro explican que no pueden aumentar el ratio porque se trata de una formación muy práctica con contacto directo entre monitores y alumnos. La masificación resulta incompatible. En la rama reglada de Formación Profesional ocurre algo parecido: 70 candidatos para 25.

Lo más probable es que todos, al acabar, tengan una oferta encima de la mesa.

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