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El sábado, miles de jóvenes apostaron por la zona del Arco Trajano para hacer botellón. :: BRÍGIDO
El Arco Trajano, entre botellas rotas y basura

El Arco Trajano, entre botellas rotas y basura

El entorno del monumento se convierte de nuevo en la zona preferida por los emeritenses para hacer botellón

MARTA PÉREZ GUILLÉN

Martes, 2 de septiembre 2014, 07:21

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Botellas y bolsas hasta donde alcanza la vista y mucho más. Cristales y vasos de plástico esparcidos por un suelo pegajoso. La basura decora la calle Trajano, amontonada y sin amontonar a la espera de que los trabajadores de Fomento Construcciones y Contratas comiencen con la tarea. Olor a alcohol, y a lo que no es alcohol.

PROGRAMACIÓN

  • uPara los pequeños. La guardería infantil del ferial promete diversión con talleres y zona multimedia a partir de las 19 horas.

  • uPara los jóvenes. Arena Storey ofrece un concierto musical orientado al público joven emeritense en la Plaza de España. La cita comienza a las 22.30 horas.

  • uPara los no tan jóvenes. La orquesta Capricho es la encargada de amenizar el ambiente de la Caseta Municipal a las 22.30 horas.

Es la estampa que deja cualquier botellón en el que participan cientos de personas cuando el amanecer está más que cerca. Una imagen que se repite en muchas ciudades durante las fiestas locales y no dista de cualquier otra, salvo por la particularidad que se da en la capital autonómica. Durante los días de Feria, los emeritenses escogen uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad para realizar su particular botellón. Lo hacen junto al Arco Trajano, protegido por unas vallas de plástico de la Policía Local. Sin embargo, se ve decorado por vasos y botellas medio vacías de los que ven en sus piedras el lugar idóneo en el que apoyar la bebida.

Durante el fin de semana y el resto de días de fiesta, miles de jóvenes desde el mediodía y hasta bien entrada la madrugada buscan su hueco en la calle que pasa por debajo del monumento, cortada en estos días, para beber entre amigos. La aglomeración de los que disfrutan de su encuentro social continúa hasta la Plaza de la Constitución y baja por la calle Cárdenas.

Un hormiguero de gente, por el que es incluso complicado transitar sin llevarse por delante algún botellón y también, algún que otro empujón y pisotón.

La singular imagen comenzó a ser tendencia en la pasada Feria, y este año no iba ser diferente. Desde el viernes ya se vislumbra el éxito de la zona, antes de que tuviera lugar el tradicional encendido del recinto y se diera por inaugurada la semana de fiesta. La imagen se repite casi todos los días, aunque ayer lucía sin mucho animación y con bastante más presencia policial que en jornadas anteriores. No sucederá lo mismo hoy, día previo de fiesta en el que se espera de nuevo la avalancha, y que la animación inunde de nuevo las calles.

La tendencia de los emeritenses por escoger esta zona frente a otras, e incluso el recinto ferial, encendió las alarmas del Consorcio de la Ciudad Monumental en la pasada Feria. Entonces, el director científico de la entidad, Miguel Alba, consideraba que la zona del Arco «no era un lugar apropiado para hacer botellón», y solicitaba más control. Un control que para algunos en esta ocasión es insuficiente. «Se veían pocos policías por la zona», indican jóvenes de fiesta.

Mal acondicionado

Pocos contenedores, y pocos urinarios portátiles para la marea humana que se llega a concentrar en la zona. El resultado no es otro que basura amontonada y las calles más recónditas convertidas en aseos. Algunos incluso dan rienda suelta a la pasión entre los coches y protegidos por la oscuridad de la noche. De todo se puede uno encontrar alrededor del Arco Trajano en Feria.

Al margen de que se produzcan situaciones poco decorosas, no es extraño que los jóvenes prefieran estas calles. En los últimos años muchos empresarios han apostado por esta zona de la ciudad para abrir establecimientos de copas. Las barras de los bares ubicadas en las terrazas colindantes animan a que cada vez sean más los que escojan el Arco para pasar su particular fiesta.

Música alta e incluso animadores encima de un escenario al aire libre, que recuerdan más al interior de las casetas del ferial de antaño que a cualquier calle céntrica de la ciudad. Ni siquiera la mítica John Lennon parecía tener tanta vida entre bailes coreografiados y lonas para evitar los calores.

Abanicos, gorros de paja corporativos y vasos subiendo y bajando. Algunos bebiendo y otros bailando. Muchos de botellón por ahorrar unos euros, y otros tantos pagando las copas en las barras.

«Qué siga la fiesta y no pare», indican por los micrófonos los animadores de los locales. Y la fiesta sigue y continúa hasta el día siguiente. Los trabajadores de FCC limpian. Y cuando llega el mediodía, vuelta a empezar.

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