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Anders Breivik fue condenado a 21 años de prisión por el asesinado de 77 personas.
Solitario, aficionado a los videojuegos violentos y seguidor de Breivik

Solitario, aficionado a los videojuegos violentos y seguidor de Breivik

David S. hace coincidir el ataque en el centro comercial de Múnich con el quinto aniversario del atentado bomba y posterior masacre de 69 jóvenes en un campamento en Noruega

colpisa / afp

Sábado, 23 de julio 2016, 17:12

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Para sus vecinos, el autor de la matanza de Múnich era un joven amable y sin antecedentes, reservado y aficionado a los videojuegos de guerra, por lo que nada podía presagiar que iba a asesinar a nueve personas a tiros en un centro comercial. David Ali Sonboly, un joven de nacionalidad alemana e iraní, vivía con su familia en un barrio de viviendas sociales modernas y discretas, en el barrio de Maxvorstadt, una zona más bien acomodada de la ciudad, cercana al centro.

A la entrada del edificio donde vivía, ubicado entre una concesionaria de la marca de coches de lujo Mazerati y una tienda de ropas de novia, Delfye Dalbi intenta en vano recordar el más mínimo atisbo de un indicio de la tragedia. "Nunca lo vi enojado, nunca escuché que tuviera problemas con la policía o con los vecinos", cuenta esta madre de familia de origen macedonio, que vive en el primer piso.

El autor de la matanza vivía con sus padres y con un hermano más joven en un apartamento de tres ambientes en el quinto piso. Había asistido a la escuela de su barrio, señala esta vecina. "Era muy amable, servicial. Se reía como cualquier persona normal (...) Algo ocurrió en su cabeza", aventura. Los vecinos han informado que sus padres son iraníes. El padre se desempeña como taxista y la madre fue empleada de los almacenes Karstadt. Los dos llegaron a finales de la década de 1990 como demandantes de asilo.

"Lo siento mucho por esta familia, incluso por el chico. La gente dice que es porque es musulmán, pero eso no tiene nada que ver", añade Delfye Dalbi. Según el ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière, el joven incluso se había convertido a la religión católica, por eso adoptó el nombre de David. Sedik Ali, un afgano de 29 años, identificó al asesino como un hombre grande y macizo, pero sobre todo lo recuerda como un tipo solo, aislado de la gente. "Nunca hablaba con nosotros", contó este vecino.

El asaltante padecía "una forma de depresión", señaló el fiscal de Múnich, Thomas Steinkraus-Koch, al tiempo que pedía prudencia sobre las informaciones que indicaban que el joven habría estado sometido a un tratamiento psiquiátrico. "Partimos del principio de que se trata de un acto clásico de un desequilibrado" sin ningún tipo de motivación política, dijo a la prensa un representante de la fiscalía. "No hay otras razones" detrás de ese acto, que dejó nueve muertos y 16 heridos, agregó.

"No hay absolutamente ningún vínculo con el Estado Islámico", declaró por su parte el jefe de la policía de Múnich (sur), Hubertus Andrä. La policía halló indicios de que el joven sentía fascinación por los asesinatos en masa y que recopilaba información sobre "cuestiones vinculadas con desequilibrados" autores de matanzas, agregó. En un video aficionado captado en el momento del tiroteo, se ve al autor respondiendo a un transeúnte que lo insulta con términos racistas y denigrantes para los extranjeros.

"Soy alemán, nací aquí. En un barrio del Hartz IV", nombre del subsidio por desempleo de larga duración, antes de lanzar: "Estaba en tratamiento hospitalario". Maizière indicó que al parecer el joven sufría acoso por parte de sus padres. Según una fuente policial citada por la prensa local, era una aficionado de los videojuegos de guerra y, lo que es más sintomático, era admirador de un joven alemán que había perpetrado una masacre en una escuela cerca de Stuttgart en 2009. Muchos lo recuerdan repartiendo diarios gratuitos ayudado de un carrito.

El ministro de Interior, Thomas de Maizière, ha confirmado este sábado que durante el registro de la vivienda encontraron documentos sobre Anders Behring Breivik, el noruego que ayer hace justo cinco años asesinó a 77 personas, y sobre Tim Kretschmer, el joven de 17 años que en 2009 mató a quince personas en su antiguo colegio en de Winnenden (suroeste de Alemania) y luego se suicidó.

Para Stephan, camarero en el bar "Treemans", ubicado en la primera planta del edificio, su lenguaje corporal transmitía la idea de que él no quería comunicarse. "No era como los otros jóvenes de su edad, alocado con cortes de pelo a la moda. Daba la impresión de alguien calmado. Era un chico tímido", contó. Como la mayor parte de los residentes del edificio, pasaba por delante del café pero no entraba.

Quinto aniversario de la masacre de Utoya

De hecho, la matanza coincide con el quinto aniversario del ataque perpetrado en Noruega por Breivik, un "lobo solitario" supremacista que el 22 de julio de 2011 realizó un atentado bomba con 8 muertos y una posterior masacre de 69 jóvenes en un campamento de verano en la isla de Utoya.

Algunos medios alemanes ya han relacionado el ataque de anoche en Múnich con el aniversario de la perpetrada en Noruega, un paralelismo que las autoridades alemanas consideran obvio tras descubrir que el joven atacante del centro comercial se había informado sobre actos de locura perpetrados en los últimos años.

Asimismo, la Policía investiga una cuenta de Facebook que pudo haber pirateado el joven para invitar a conocidos a acercarse a la hamburguesería en la que comenzó el ataque. El director de la policía de Múnich, Hubertus Andrä, ha insistido en que el joven actuó solo y ha instado a no relacionar el ataque con los demandantes de asilo. Asimismo, ha lanzado un mensaje de tranquilidad: "No hay ningún motivo para no visitar la ciudad, para no salir a comprar o para suspender eventos", ha asegurado.

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