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La Guardia Costera italiana, durante el rescate de inmigrantes sirios en el Mediterráneo.
«A los inmigrantes que no pagan les quitan los órganos»

«A los inmigrantes que no pagan les quitan los órganos»

Nuredin Atta Wehabrebi, detenido por la Policía italiana en julio de 2014, se convierte en el primer traficante de seres humanos ‘arrepentido’ que ayuda a desmantelar las mafias de la inmigración

darío menor

Martes, 5 de julio 2016, 11:14

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«A veces los inmigrantes no tienen dinero para pagar el viaje que han hecho por tierra ni tampoco tienen a nadie a quien dirigirse para pagar el viaje por el mar. Me han contado que entonces estas personas son entregadas a unos egipcios que les matan para quitarles los órganos y venderlos en Egipto por unos 15.000 euros. Estos egipcios tienen equipamiento médico para extirparles los órganos y transportarlos en bolsas térmicas».

El sobrecogedor testimonio es del eritreo Nuredin Atta Wehabrebi, quien tras ser detenido por la Policía italiana en julio de 2014 decidió colaborar con la Justicia, convirtiéndose así en el primer traficante de seres humanos arrepentido que ayuda a desmantelar estas redes criminales. Wehabrebi conoce bien este mundo pues, entre otros viajes, participó en la organización del trayecto del viejo pesquero que se hundió el 3 de octubre de 2013 frente a las costas de la isla de Lampedusa provocando la muerte de 366 personas.

Las confesiones que el antiguo traficante eritreo está realizando ante la Fiscalía de Palermo propiciaron que la Policía italiana emitiera ayer órdenes de arresto contra 38 supuestos miembros de la red a la que pertenecía Wehabrebi, dedicada a facilitar la llegada de inmigrantes al sur de Italia desde las costas libias. Se estima que sólo durante el verano pasado, los miembros de este grupo, detenidos en diversas ciudades italianas, hicieron llegar a Sicilia más de 4.000 personas.

Los puntos de la red organizada

Entre otros delitos, se les acusa de favorecer la inmigración clandestina y de tráfico de estupefacientes, pues junto a los desesperados que trataban de comenzar una nueva vida en Europa, también hacían llegar a Italia khat, la droga que se masca en todo el Cuerno de África.

Wehabrebi desveló a la Fiscalía que su red contaba con una estructura muy organizada, formada por células especializadas en distintas facetas del negocio y dos puntos fijos a los que debían dirigirse los viajeros. Se trata de un bar en Palermo y de una perfumería situada en los alrededores de Termini, la principal estación ferroviaria de Roma.

Cuando desembarcaban en Sicilia, los inmigrantes tenían que acudir al citado bar para saber si sus familiares y amigos habían pagado los 50 o 100 euros que los traficantes les cobraban para llevarles a la capital o a Milán, etapa intermedia hacia la meta final en algún país del norte de Europa. La perfumería romana hacía las veces de centro de pagos del grupo, como prueban los 526.000 euros y 25.000 dólares en efectivo que encontraron allí los investigadores, además de una agenda con los nombres y direcciones de contactos en el extranjero.

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