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Trump (i) habla con Sessions.
El Fiscal General de EE UU dará testimonio ante el Senado en sesión abierta

El Fiscal General de EE UU dará testimonio ante el Senado en sesión abierta

Durante toda la campaña de 2016, Sessions mantuvo contactos con funcionarios rusos

COLPISA / Agencias

Martes, 13 de junio 2017, 01:10

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El Fiscal General y Secretario de Justicia de Estados Unidos, Jeff Sessions, ofrecerá una audiencia pública sobre sus relaciones particulares con funcionarios rusos, según informó el Comité del Senado para asuntos de Inteligencia; comité que conduce una de las investigaciones sobre el papel desempeñado por Rusia durante las elecciones presidenciales del año pasado, y ya el pasado jueves propició una audiencia demoledora de James Comey, exdirector del FBI.

Sessions ya se declaró impedido de participar en cualquier forma en una investigación sobre el mismo asunto que es conducida en el Departamento de Justicia, donde para ello se designó a un fiscal especial e independiente, Robert Mueller. Pero este martes Christopher Ruddy, director ejecutivo de Newsmax Media y amigo del presidente, ha afirmado que el presidente yanqui, Donald Trump, está considerando despedir a Mueller.

"Creo que él está considerando, tal vez, despedir al fiscal especial. Creo que está considerando esa opción", ha comentado Ruddy en el programa 'NewsHour', de la cadena de televisión pública PBS, cuando se le preguntó si Trump dejaría que Mueller continuase con su papel en la investigación sobre Rusia. "Personalmente creo que sería un error importante", ha agregado antes de que un funcionario de la Casa Blanca enfatizase que Ruddy hablaba "en nombre de sí mismo" y no en nombre del Ejecutivo.

La cadena CNN, por su parte, ha citado a una fuente cercana a Trump y según la cual "mucha gente le estaría aconsejando" que no despidiera a Mueller, quien también dirigió el FBI entre 2001 y 2013. Mientras tanto el líder demócrata del comité, Adam Schiff, ha sido tajante en Twitter: "Si el presidente despide a Bob Mueller, el Congreso inmediatamente lo reestablecería en su puesto. No nos haga perder el tiempo".

Sessions, quien fue uno de los primeros legisladores a apoyar la candidatura de Trump, durante toda la campaña de 2016 mantuvo contactos con funcionarios rusos, incluyendo reuniones que ocultó a los senadores durante las audiencias para su confirmación. Y su comparecencia había sido negociada durante todo el fin de semana en la capital estadounidense, aunque faltaba confirmar si aceptaría hablar bajo juramento en audiencia pública.

Una escueta nota del comité senatorial acabó el lunes con las especulaciones: "La audiencia se realizará (...) en sesión abierta", expresó. Antes de asumir su cargo como nuevo Secretario de Justicia y Fiscal General, Sessions fue senador durante 20 años por el estado de Alabama, y desde su banca fue un enérgico defensor de la 'mano dura' contra inmigrantes ilegales, precisamente uno de los aspectos centrales de la campaña de Trump.

En las últimas dos semanas Washington ha sido escenario de constantes rumores de asperezas entre Trump y Sessions, al punto que parte de la prensa llegó a asegurar que el Fiscal General tenía lista una carta de renuncia al cargo. La pasada audiencia con Comey y la planeada para el martes con Sessions constituyen capítulos de la interminable controversia sobre el papel de Rusia durante la elección presidencial de noviembre de 2016.

Esa controversia estalló ya durante la campaña con el pirateo informático al Comité Nacional del Partido Demócrata. Más tarde, miles de correos electrónicos del comité de campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton fueron distribuidos en el sitio web WikiLeaks.

A fines de 2016, diversos órganos estadounidense de inteligencia afirmaron -con diverso grado de certeza- que Rusia estaba por detrás del pirateo cibernético y la distribución de los correos electrónicos para ayudar a Trump a ganar las elecciones. Ese escándalo se vio apoyado en diversos contactos que personas ligadas a la campaña de Trump mantuvieron con altos funcionarios rusos, alimentando la nube de sospechas.

Ya durante la campaña el caso había provocado la renuncia del empresario Paul Manafort, quien se desempeñaba como coordinador de la máquina política de Trump pero mantenía contratos comerciales millonarios con Rusia. Como director del FBI, Comey conducía una investigación que centró sus atenciones en el general Michael Flynn, quien fue nombrado Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

Flynn había mantenido conversaciones con un alto diplomático ruso ya antes de asumir su cargo, y posteriormente ocultó a sus superiores esos contactos. En mayo, Trump despidió a Comey alegando que la investigación sobre Rusia era una "nube" que el FBI era incapaz de disipar. Sin embargo, ante el Senado Comey aseguró que Trump le pidió que dejara tranquilo a Flynn, un gesto que de acuerdo con la legislación estadounidense puede ser visto como una tentativa de obstrucción de justicia.

Este escenario caótico motivó el nombramiento de Mueller como fiscal especial para investigar el caso. Así, los senadores quieren ahora saber cuál fue el papel del Fiscal General Sessions sobre el despido de Comey. El viernes, el propio presidente Trump dijo estar "100%" dispuesto a declarar bajo juramento ante Mueller sobre esta controversia.

El Senado ha alcanzado un amplio acuerdo bipartidista para imponer nuevas sanciones financieras a Rusia y limitar la capacidad de Trump para levantarlas sin que el Congreso lo evalúe. Tal acuerdo impone nuevas sanciones a quienes efectúen "actividades cibernéticas maliciosas" en nombre de Moscú, a quienes suministren armas al Gobierno del presidente sirio, Bachar Al-Asad, o a personas vinculadas a los sectores de inteligencia y defensa de Rusia, entre otras.

El acuerdo también da al Congreso 30 días -o 60 días si es próximo al receso de agosto- para revisar y potencialmente bloquear a Trump en caso de que el mandatario decidiera levantar o relajar las sanciones contra Moscú. Además, el acuerdo complica el levantamiento de las sanciones ya a impuestas a Rusia por la Administración del anterior presidente, Barack Obama, y permite ampliarlas a sectores de la economía rusa.

Los senadores han presentado el acuerdo como un proyecto de ley separado de las sanciones de Irán, que también se debaten actualmente en el Legislativo. Ambas propuestas podrían ser votadas esta semana, lo que supone un cambio significativo respecto al mes pasado, cuando los líderes republicanos no parecían estar dispuestos a avanzar sobre las sanciones contra Moscú.

El líder de la minoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, ha aplaudido el acuerdo y ha instado a la Cámara de Representantes a que lo apruebe lo antes posible. "Al exigir al Congreso que revise cualquier decisión para debilitar o levantar las sanciones, estamos asegurando que EE UU continúe castigando al presidente Putin por sus acciones imprudentes y desestabilizadoras. Estas sanciones adicionales también enviarán un mensaje poderoso y bipartidista a Rusia", ha apuntado.

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