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Javier Redondo Rodelas.
«Obama invitó a soñar, y la gente soñó, pero despertó pronto»

«Obama invitó a soñar, y la gente soñó, pero despertó pronto»

Javier Redondo Rodelas muestra en 'Presidentes de Estados Unidos' las luces y las sombras de todos los inquilinos del Despacho Oval

Óscar Bellot

Domingo, 31 de mayo 2015, 08:24

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Hombres comunes, sí, pero para nada corrientes. La historia de Estados Unidos está marcada por las 43 personas que han tomado las riendas de la Casa Blanca. Figuras de extracción diversa, formación divergente y caracteres dispares que tienen un rasgo coincidente: su afán de completar la obra de los padres fundadores. Desde que George Washington doblegase al ejército más poderoso del planeta, el británico, han transcurrido más de dos siglos en los que el poder de la presidencia se ha ido incrementando. Washington es hoy el principal centro decisorio del planeta. Allí, sentado en el Despacho Oval, el mandatario de turno adopta medidas que pueden dar la vuelta a las vidas, no solo de sus conciudadanos, sino de los habitantes del resto del planeta. Y todos ellos, con sus luces y sombras, son objeto de disección en 'Presidentes de Estados Unidos', una obra publicada por La Esfera de los Libros.

- Su libro lleva por subtítulo 'La historia norteamericana a través de los 43 inquilinos de la Casa Blanca'. ¿Hasta qué punto llega su poder para moldear esa historia?

 La Casa Blanca es el centro neurálgico de la política norteamericana y uno de los centros de poder político del mundo. Con lo cual, los presidentes tienen un considerable margen de influencia sobre la Historia. El sistema se diseñó en principio para que el centro de la vida política fuera el Congreso y, sin embargo, se desplaza poco a poco hacia el 1600 de Pennsylvania Avenue.

Más aún, hay periodos de la historia que se definen por una presidencia. La presidencia de Jackson abre la era jacksoniana -aunque no todo lo que define este periodo es consecuencia de la presidencia o rasgo derivado de la presidencia de Jackson-; la larga era de Roosevelt Obviamente, son los hiperliderazgos los que más influyen o tratan de hacerlo sobre la Historia (el propio Jackson, los dos Roosevelt, Kennedy o Reagan). Una de las cosas que trata de aportar el libro es precisamente eso, destacar el rol que desempeñan los presidentes y su influencia, mayor o menor, sobre la Historia de América.

- Los padres fundadores pusieron mucho empeño en los equilibrios entre los diferentes poderes, pero la presidencia fue ganando peso con el paso de los años. ¿Tenemos desde fuera una concepción clara de cuál es el verdadero poder del presidente de EE UU?

Creo que la sobredimensionamos. El presidente americano tiene mucho poder, cierto. Pero sus funciones, claramente delimitadas, están en la Constitución y el Congreso puede cederle otros poderes en determinadas circunstancias. El Congreso, además, vigila muy de cerca sus pasos. Obama está teniendo serias dificultades para cumplir sus propósitos por la oposición de la Cámara de Representantes. La presidencia ha ganado terreno, es la cabeza visible de todo un sistema perfectamente mecanizado. Reagan no consiguió que el Congreso redujera el gasto público. Sin embargo, George Bush hijo sí recibió poderes excepcionales de la Cámara. Aunque la deriva personalista de la política ha situado en el epicentro al presidente, el modelo diseñado por los padres fundadores, básicamente, funciona.

- ¿Quién es, a su juicio, el presidente que mejor ha sabido imponer sus designios, el que ha gobernado más libremente? ¿Y el más maniatado?

Depende de varios factores. Primero, el contexto histórico. En periodos de crisis internacional, el Congreso delega más poderes en el presidente. Segundo, la personalidad de los líderes. Y tercero, la composición de las Cámaras. Bush hijo gobernó con bastante soltura. Reagan trató de hacerlo, pero nunca tuvo el Congreso a favor. Theodore Roosevelt, por su personalidad, y Franklin Delano, además también por las circunstancias, lo consiguieron. Cleveland hizo más de oposición al Congreso. y Lincoln se empleó con habilidad en plena guerra.

Maniatados estuvieron todos los del periodo que antecede a la Guerra Civil. Se les conoce como "presidentes pigmeos" porque no ejercieron un liderazgo capaz de romper con las estructuras territoriales y de mayorías. El país estaba paralizado. También todos los que llegan por fallecimiento de presidente -excepto Theodore Roosevelt y Johnson, que lucha contra ese rol de secundario-. Hayes es elegido presidente por las Cámaras entre acusaciones de fraude, eso condiciona su presidencia. John Quincy Adams no entiende el Capitolio Obama también está maniatado. Pero los que siempre tuvieron a las cámaras en contra fueron Nixon, Ford, Reagan y Bush padre. De estos cuatro, yo diría que Nixon fue el más maniatado: le pillaron. Pero como vemos, no todo depende del juego de mayorías.

- ¿Cuál ha sabido lidiar mejor con el Congreso? ¿Y quién ha sido menos hábil en este aspecto?

 Reagan sabía ganar los pulsos. Llevó los debates a su terreno, utilizó a su favor la popularidad de que gozaba También Lincoln. Theodore Roosevelt era un ciclón y F. D. Roosevelt tenía predicamento.

Respecto a los menos hábiles, Nixon, Ford, Carter Y uno secundario, el sucesor de Lincoln, Andrew Johnson, una calamidad. También Ulysses Grant, no supo hacer valer su gran prestigio como militar. Lo perdió porque su Gobierno se metió en tejemanejes de corrupción.

- Habla de presidentes audaces y pusilánimes. ¿Quiénes son los paradigmas en uno y otro caso?

Audaz fue el candidato Obama -mucho menos el presidente-. Audaz fue Lincoln, cuando vio que podía acelerar la victoria en la guerra planteando el debate sobre la emancipación de los esclavos y llevando la guerra al plano revolucionario; o, según otras interpretaciones, incluyó la emancipación en la agenda cuando vio que la guerra se iba a ganar: en cualquier caso, actuó con audacia. Kennedy era audaz en sus planteamientos, Theodore Roosevelt era audaz, valiente, osado aunque tosco. Y Reagan demostró audacia al cambiar el paradigma: acabó con el pesimismo de los 70 y dio impulso al Partido Republicano. Lo revitalizó e imprimió un sello distintivo a los 80 americanos: recuperó la bandera, el orgullo y se decidió a ganar la Guerra Fría.

 Entre los pusilánimes, otra vez los "pigmeos": Fillmore, Pierce, Buchanan Van Buren, emparedado entre la crisis que generó Jackson y precisamente su designación casi a dedo por el propio Jackson Taft, que no quería ser presidente Ford, al que llamaban el "presidente conserje", heredero de Nixon Y Carter, por supuesto.

- Hay también presidentes idealistas y otros pragmáticos. ¿Quiénes capitanean ambos bandos?

Hay una saga de idealistas: Jefferson, Wilson, Kennedy, Carter y Obama. Y de los pragmáticos, Lincoln, F. D. Roosevelt y quizás Bush padre.

- ¿Qué mandatario tenía una personalidad más arrolladora? ¿Y el más gris?

 Arrolladora, Theodore Roosevelt, sin duda. Es más difícil encontrar al más gris porque resulta más atrevido tachar a alguien de gris sin evaluar las circunstancias. Van Buren era un segundón, pero elegante y un superviviente en la política. Taft no quería saber nada de la presidencia, pero tenía sólida formación jurídica O Arthur, que decía que él trabajaba a media jornada, de 10 a 4. Sin embargo, era ocurrente y buen conversador Quizás Andrew Johnson O Fillmore, loco por abandonar la Casa Blanca con Estados Unidos al borde del precipicio de la Guerra.

- Colin Powell dijo en 2008 que pensaba que Obama podría ser un presidente transformador. ¿Acertó?

No. Ha sido simbólicamente un presidente transformador: que un negro alcance la Casa Blanca tiene un valor simbólico muy importante. Pero el legado de Obama es inapreciable. Cuento en el libro que pasa por la reforma sanitaria y la regularización de inmigrantes. Dos hitos importantes en función del resultado. Todavía tiene que acabar su mandato y pasar el tamiz de la Historia; todavía hemos de reposar sus presidencias, pero las expectativas generadas le pusieron el listón demasiado alto.

- Incluye en esa categoría a otros como Andrew Jackson, Abraham Lincoln, los dos Roosevelt, Kennedy y Reagan. ¿Qué cualidades tienen este tipo de presidentes que les diferencian del resto?

Sobre todo el discurso, es cautivador, innovador, en cierto modo, rompedor y sobre todo, esperanzador. Puede tener cierto aire populista o demagógico, pero todos transmiten vitalidad frente al pesimismo. Estos presidentes tratan de sobreponerse a las circunstancias, ofrecen asideros a sus ciudadanos. Ellos se presentan como presidentes que realmente quieren cambiar las cosas. Quieren distinguirse del resto, romper una tendencia.

 - Hablemos de algunos de los presidentes a los que más espacio dedicas en tu libro. Empecemos por Andrew Jackson, el amigo del pueblo y padre de lo que hoy es el Partido Demócrata. ¿Qué hizo tan especial su mandato?

 Con él comienzan las campañas modernas. Ningún presidente, hasta entonces, había adoptado un perfil populista. Con él nace el populismo. Es el primer presidente que representa a un partido de masas al estilo europeo. Fue "el rey de la multitud". Fue el primero en tomar decisiones que contradecían radicalmente su discurso. Era agresivo aunque supo meterse a la gente en el bolsillo; actuó con determinación contra los primeros conatos de secesión.

- De Abraham Lincoln queda el retrato del libertador de los esclavos pero, ¿se guiaban sus acciones más por la moral o por el cálculo político?

 El debate no es que esté irresuelto. Al contrario, se ha resuelto a su favor: el cálculo, cuando se hace persiguiendo los principios correctos es el camino del éxito. Lincoln era contrario a la esclavitud, pero el Decreto de Emancipación fue una solución guiada por criterios tácticos. Lincoln quería ganar la guerra. Quien lo defiende a capa y espada dice que sólo invirtió el orden del proceso: primero liberó a los esclavos y luego ganó la guerra y no al revés.

- Franklin Delano Roosevelt es probablemente quien más marcó el devenir del siglo XX y el que más tiempo ha estado en la Casa Blanca. ¿Qué cualidades le adornaban?

Tenía carisma, personalidad y confianza en sí mismo, por eso se rodeaba de los mejores. Ofreció esperanza en un contexto tan duro como la crisis del 29. Era cautivador y se convirtió en el padre de una generación de americanos que había perdido el empleo.

- JFK es idolatrado por muchos y desdeñado por otros como poco más que una cara bonita. ¿Está el hombre a la altura del mito?

Obviamente no. El mito se construye a partir de su asesinato y de la corte de Camelot. El mito lo construye Jacqueline y toda una generación de americanos que lo necesitaban. Es una presidencia difícilmente evaluable. Fueron sólo tres años: comenzó con el desastre de Bahía de Cochinos y emergió con la crisis de los misiles. Él se encuentra un contexto internacional muy complicado: el comunismo nunca ha estado tan cerca de Estados Unidos. Acababa de triunfar en Cuba. Sus detractores siempre subrayarán sus dobleces y su doble moral.

- Lyndon Johnson es el caso contrario, introdujo grandes cambios pero se le suele denostar precisamente por los partidarios de JFK. ¿Se valora con justicia su presidencia?

No. Efectivamente. Sustituyó al mito. Al icono de la izquierda chic. Johnson era un paleto de Texas que horrorizaba al clan Kennedy. Pero era necesario para mantener el Sur. Representaba mucho mejor que Kennedy la conciencia social del Partido Demócrata, pero no tenía don de gentes y siempre sobrevoló sobre él el fantasma de Kennedy. Él aplicó programas sociales y la ley de derechos civiles, pero se empantanó en Vietnam.

- Nixon era un tramposo pero su diplomacia abrió puertas que parecían cerradas a cal y canto. ¿Es justo que lo primero anule lo segundo?

Los americanos, para los que la libertad de prensa es sagrada, así lo juzgan. El problema de Nixon es que no necesitaba espiar a sus adversarios. Nos ha dejado la imagen de un tramposo compulsivo. La progresía intelectual lo detesta porque reinventó el conservadurismo y erigió esa "nueva mayoría" que luego heredó Reagan, pero con los años su presidencia va aclarándose al margen del Watergate. Ahora bien, él hizo daño al prestigio de la presidencia, y la presidencia es sagrada. Hoy, su política exterior y diplomacia triangular se analiza con mayor distancia y objetividad.

 - A Reagan muchos le atribuyen el mérito de haber acabado con el comunismo. ¿No es ir demasiado lejos?

Relativamente. Solo no hubiera podido hacerlo. Tuvo la inestimable ayuda de Juan Pablo II y de Gorbachov. Él estaba decidido a ganar la Guerra fría y desnudó las miserias del gigante con pies de barro que era la Unión Soviética. Su discurso no deja lugar a dudas. Pero sin la voluntad de Gorbachov, probablemente el hundimiento comunista se habría retrasado lo justo como para que no se le atribuyera a él todo el mérito. Aunque insisto, fue el primero que no se conformó con contener al comunismo, quería erradicarlo.

 - Bill Clinton ilusionó de nuevo al país y acabó estigmatizado por el 'caso Lewinsky'. ¿Cómo definiría su papel en la historia?

Sobredimensionado. Sucedió a un buen presidente que fue Bush padre y adoptó medidas muy razonables. Se ganó con justicia prestigio internacional -lo cual contribuyó a que la opinión pública internacional tuviera una excelente imagen de él- y supo erigirse como el presidente de las clases medias y los impuestos bajos. Influido por Hillary, en materia de derechos civiles adoptó posiciones progresistas. Sin embargo, sometió al país a una parálisis institucional con el 'caso Lewinsky'.

- Dos Bush han llegado a la Casa Blanca. ¿Tenían algo en común?

Bush padre tenía experiencia internacional y era mucho más consciente de lo importantes que son los consensos en política internacional. Muchos de los asesores, en todo caso, fueron compartidos. Por el contrario, Bush hijo fue más consciente de la importancia de empatizar con la gente, algo que probablemente privó a su padre de renovar la presidencia.

- En caso de que Jeb Bush alcanzase el Despacho Oval, ¿se parecería más a su padre o a su hermano?

Es una intuición, pero creo que Jeb se miraría en el espejo de su padre. Pero un personaje público no es como es sino como lo retratan. Y sus adversarios le buscarán las cosquillas asemejándole a su hermano e incluso presentándole como "colaborador necesario" en la maniobra que a la postre dio la presidencia a George Bush jr. en 2000.

- Y por último tenemos a Obama. Las expectativas eran enormes pero, ¿ha estado a la altura de lo que cabalmente se podía esperar?

 Ni siquiera de lo que cabalmente se podría esperar. Ese matiz de "cabalmente" está muy bien. Obama invitó a soñar, y la gente soñó. Y despertó pronto. En política internacional ha sido un rotundo fiasco, aunque lo haya querido arreglar con un acuerdo con Irán cuya materialización y, en su caso, eficacia está por ver.

En política interior ha empeñado sus mandatos a dos medidas: la reforma sanitaria y la regularización de inmigrantes. Cuando tuvo a favor al Congreso no sacó adelante algunas reformas y desde que lo tiene en contra se encuentra maniatado. Particularmente deseo que concluya con éxito su ley migratoria. Su presidencia tiene un carácter simbólico, pero si además consigue regularizar la situación de once millones de personas, los ocho años perdidos en otras cuestiones probablemente hayan merecido la pena.

- En el libro hay 43 retratos, todos ellos de hombres. ¿Habrá que sumar en 2016 a una mujer?

 No se puede saber. La intuición y la secuencia lógica me dice que no. Que le toca a los republicanos ocupar el Despacho Oval. Es decir, que tienen la mano, dependerá de ellos. Pero insisto, no se puede saber. La carrera es muy larga. Es una carrera con mil obstáculos. Ni siquiera sabemos si Hillary será la candidata demócrata. Lo que tengo claro es que si gana la presidencia no será por ser mujer, y si la pierde, tampoco.

- ¿A qué republicano ve más capacitado para pelearle el cargo a Hillary Clinton?

 Igualmente, es pronto para decirlo. Es un juego en el que influyen multitud de factores, como por ejemplo, en qué estados y qué primarias invierten sus fondos los candidatos. Creo que los republicanos van a buscar el voto hispano. Necesitan hacerlo.

- Y ya para terminar. ¿Quién cree que ha sido el presidente más sobrevalorado? ¿Y quién el más infravalorado?

Quizás el más sobrevalorado Jackson, o Wilson. Y de los más infravalorados, John Quincy Adams o Bush padre.

- ¿De elegir solo a uno, con cuál se quedaría?

A mí me cae especialmente bien John Adams. ¿Cuál fue el peor? Diría que Buchanan, porque con él empieza la Guerra Civil. Su antecesor, Pierce, tampoco fue un dechado de virtudes. Y en tercer lugar, el sucesor de Lincoln, Andrew Johnson, un obtuso.

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