Sobresaltos en Europa
La UE debe alargar las antenas para percibir las inquietudes sociales de la ciudadanía
PPLL
Martes, 6 de diciembre 2016, 00:48
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Tras el inesperado 'brexit' y la impredecible victoria de Trump, que han generado inestabilidad e inquietud en la vacilante Unión Europea, las respuestas de la ciudadanía a las sucesivas consultas son observadas con temor y aprensión, una vez detectada esa irritación solapada de los perdedores de la globalización que se hace oír en cuanto encuentra oportunidad. Por ello, había zozobra ante las dos consultas del pasado domingo en la UE: la repetición de las presidenciales en Austria y el referéndum sobre la reforma constitucional propuesta por Renzi en Italia. El dilema austriaco era grave, ya que uno de los candidatos, Norbert Hofer, pertenece al ultranacionalista FPÖ, xenófobo y emparentado con el nacionalsocialismo; finalmente, el candidato progresista, Van der Bellen, se impuso con más del 53% de los votos, lo que aleja un fantasma que nunca debió asomar en la patria de Hitler. La cuestión italiana, la derrota de la reforma constitucional del progresista Renzi y su ulterior y obligada dimisión son un asunto eminentemente doméstico pese a la explotación que quieren hacer del caso los populistas de varios países. El joven primer ministro se enfrentó a todas las demás formaciones, incluida una fracción nada desdeñable de su propio partido, con el ánimo de impulsar una reforma constitucional técnicamente mejorable que reducía la hipertrofia del legislativo italiano, potenciaba el ejecutivo y recentralizaba el país. En contra de la reforma, por distintas causas, había numerosos especialistas de distintas filiaciones ideológicas, el populista M5S, la Liga Norte y la derecha de Berlusconi. Con todo, Renzi, con casi el 40% de los votos, no es un cadáver político. No hay drama en Italia, sino una crisis más, y no de las más graves. En esta ocasión, los sucesos electorales no han debilitado sensiblemente la UE, que sin embargo tiene la obligación de alargar las antenas para percibir mejor las verdaderas inquietudes sociales de una ciudadanía que detecta en Bruselas un manifiesto déficit de sensibilidad social, política y moral.
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