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El triunfo de Syriza

La UE espera los primeros movimientos de un futuro Gobierno contrario a las políticas financieras comunitarias

PPLL

Lunes, 26 de enero 2015, 00:41

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La formación emergente de la nueva izquierda griega, Syriza, (un acrónimo para 'Coalición de Izquierda Radical') ganó la elección legislativa de ayer y podrá formar un gobierno, si logra al final del recuento la ansiada mayoría absoluta, de su gusto y legislar, en primera instancia, como prefiera. Tal es el mandato de los electores, pero tal vez no es calumnioso suponer que algunos de sus dirigentes, habrían preferido un resultado que hubiera obligado a una alianza con otro u otros pequeños partidos. En concreto con To Potami (El Río, en español) un partido explícitamente centrista que en su estreno ha conseguido un buen puñado de diputados. Syriza, ciertamente, ha ido modelando su discurso, inicialmente tan severo y rupturista, en relación con lo que ha sido único tema de la campaña y le ha dado una importancia literalmente continental: cómo abordar lo que resta del programa de rescate de su economía tras un severo periodo de ajuste que ha provocado una pauperización social sin precedentes y que se cifra, más o menos, en un 25% del total de la economía nacional. El público ha buscado el apoyo del partido que, ciertamente, se ha opuesto desde siempre a aceptar sin más la dura receta de la UE achacándosela sin matices a Berlín, gran cancerbero de la ortodoxia financiera y económica de la UE. A representar a esa gran corriente se dispuso Syriza, un partido de izquierda que, lentamente, había ido mejorando su representación en las últimas legislaturas y no dejó de subir hasta alcanzar ayer nada menos que la responsabilidad de formar el próximo ejecutivo y gobernar. Es decir, afrontar la prueba de la verdad en un marco dificilísimo, sin precedentes desde el fin de la Guerra mundial, hijo directo, entre otras cosas, de la severísima cura impuesta por las instancias comunitarias y el FMI a partir de un programa de austeridad radical y en nombre de un dogmático y sacralizado temor al déficit convertido en una obsesión no siempre bien fundada. En ese escenario lo sucedido en Grecia es una lección de envergadura europea que conviene sopesar sin prejuicios y sería positivo que Bruselas diera margen suficiente, de tiempo como de herramientas de política económica, para enmendar la situación. La elección de un partido como Syriza es mucho más que el resultado de una elección legislativa: tiene un valor de relevante ejemplo y es una potente llamada de atención.

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