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DANIEL ROLDÁN
Sábado, 19 de agosto 2017, 09:38
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Nunca hubiera pensado Victoria Azarenka que su regreso a la alta competición estaría en manos de un tribunal de Los Ángeles. En julio del año pasado anunció que colgaba la raqueta porque estaba embarazada; en diciembre nacía Leo. En marzo, la tenista bielorrusa comenzaba los entrenamientos en su país para encarar con ciertas garantías el calendario después de Roland Garros. Comenzó en Mallorca, torneo previo a Wimbledon en el que superó una ronda para caer ante la italiana Roberta Vinci. La cosa fue mejor en Wimbledon, donde sí estuvo con el pequeño y su novio Billy McKeague. Todo parecía ir bien, pero poco después la pareja rompía. Y comenzó el calvario judicial de Azarenka.
Ambos progenitores se vieron en un tribunal de la ciudad californiana para dilucidar cómo se repartían la custodia del pequeño Leo, al no llegar a ningún acuerdo privado. Y debido a las fechas que son -verano- y que el juez se quiere estudiar bien el caso, anunció a las partes que no iba a tomar ninguna decisión hasta octubre. Pero el magistrado fue más allá: prohibió que el pequeño abandone California. Una decisión que dejó perpleja a Azarenka. Su trabajo le obliga a moverse por todo el planeta, algo que intentó explicar al juez que no atendió a razones.
La tenista bielorrusa, que fue número uno del mundo en 2012, renunció a diputar el torneo de Cincinnati para intentar llegar a un acuerdo. Su objetivo era el Abierto de Estados Unidos y ofreció pagar dos semanas de hotel al padre para que le acompañara a ella y a Leo a Nueva York, donde comienza el último grande de la temporada el 28 de agosto. Riesgo de fuga, teniendo en cuenta que es un personaje público, no había. Pero el juez se negó en redondo. «La única manera que puedo jugar en el US Open este año es si dejo a Leo en California. No estoy dispuesta a hacerlo», escribió la tenista en una carta pública en la que exponía su problema. «Quiero apoyar a los hombres y mujeres que saben que está bien ser una madre o un padre que trabaja. Nadie debe tener que decidir entre un niño y su carrera. Somos lo suficientemente fuertes como para hacer ambas cosas», dice Azarenka, que ha recibido el apoyo de varias compañeras.
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