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Varias modelos lucen creaciones de la diseñadora Teresa Helbig.
Las aristócratas de Teresa Helbig toman el mando de MBFWM

Las aristócratas de Teresa Helbig toman el mando de MBFWM

La sensual revolución francesa de Andrés Sardá encarnada por Victoria Abril da paso al ejército reivindicativo de Ana Locking

Gloria Salgado

Sábado, 18 de febrero 2017, 14:29

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Inspirada en la obra de David Lynch Mullholand Drive, la colección de Moisés Nieto ha dado el pistoletazo de salida a la segunda jornada del calendario oficial de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Una propuesta inundada de color asfalto, ráfagas intensas de azul y brillo rojo de un Hollywood decadente que tiene dos vertientes: una para una mujer aniñada e inocente con vestidos cortos muy apetecibles, y otra para una fémina más madura, vestida con siluetas relajadas en piezas largas. Además, ha mostrado el avance de su primera línea de hombre, Dos Estudio, que saldrá a la venta en marzo, y ha terminado con un carrusel acunado por la dulce voz de Bimba Bosé.

Nieto ha compartido pasarela con un renovadísimo Miguel Marinero. El prestigioso peletero ha mostrado su segunda colección textil justo a su hijo, Nicolás, con la que ha saboreado el éxito al acertar con la actualización de las piezas icónicas de la firma, ganándose el favor de las hijas de sus clientas de siempre, con piezas barrocas muy lady con guiños ochenteros, como las riñoneras brillantes. Destacan las camisetas lenceras utilizadas de forros para delicados vestidos junto con los espectaculares abrigos en sarga militar.

El disfrute ha continuado con Andrés Sardá, una firma que siempre sabe cómo embelesar con una puesta en escena magnífica. Victoria Abril ha sido la encargada de abrir y cerrar una revolución francesa de sensualidad exquisita. Juego de volúmenes para mostrar interiores en sedas granates y azules o románticos tules y organzas en colores empolvados, sin dejar de lado los rotundos terciopelos. Detalles como plumas, volantes y transparencias evocan rebeldía y coquetería a partes iguales. Las chicas de Nuria -la diseñadora- siempre ganan.

Después ha llegado el turno de Roberto Torretta, cerrando los desfiles de la mañana con una oda al sastre, renovándolo con volumen en la parte superior de las mangas y maxi bolsillos, que aparecen en la mayoría de las prendas, tan femeninas como siempre pese al uso de recursos muy masculinos.

La hora de la siesta fue tomado por los soñadores de Ana Locking, aunque no ha dado oportunidad de cerrar los ojos. La diseñadora ha presentadora una colección muy potente y reivindicativa a ritmo de discurso de Martin Luther King. Inspirada en el movimiento de Las Panteras Negras, ha formado un ejército de estética militar adaptada a los 60. Las mujeres son fuertes pero sexys, con aberturas en todas las faldas y pronunciados escotes en v. En esta ocasión ha reducido al máximo la paleta de color para dar imagen de uniformidad, usando camel, rojo, negro, beis y gris, para lo que también ha ayudado la elección del calzado de Gadea, customizado por Ana.

Una colección muy trabajada que ha dado paso a una fémina totalmente opuesta, la de Hannibal Laguna. El modista sigue optando por no hacer esperar seis meses a sus clientas para adquirir un modelo, pudiéndose encargar desde el momento en el que finaliza la pasarela, rechazando ceñirse estrictamente al concepto Otoño-Invierno. Sus díseños, modelados al bies directamente sobre maniquí, se suavizan con formas sinuosas. Los cuerpos con escotes verticales infinitos se tiñen de los colores que abarcan desde el enérgico resurgir de la floración hasta la nostálgica caída de las hojas.

Y ha llegado el momento de una de las colecciones dignas de premio -y que ya tiene más que merecido-. La detallista Teresa Helbig ha vuelto a sorprender con una propuesta muy aristocrática, con la falda tulipa como novedad, confeccionada con tejidos clásicos como el terciopelo, otomán o el chantilly, todo bañado en tonos campestres. Sobriedad, contundencia y sofisticación con un toque extravagante propio de las rebeldes seguidoras de Helbig. Una novata de Cibeles, Menchén Tomàs, ha sido la encargada de cerrar el segundo día de desfiles con un recorrido por la vida de la pintora Lita Cabellut que comienza con el blanco a modo de lienzo, al que siguen el gris y plata con prendas cuajadas de alfileres (uno de los vestidos lleva más de 8.000 alfileres, clavados durante tres meses). La esperanza se hace patente con el renacer al que hacen referencia las mariposas de organza colocadas sobre piezas en seda color rosa palo, pasando por azul noche, y verdes en tweed con tul hasta llegar al burdeos de los labios de las mujeres de Lita para una jornada muy pictórica.

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