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ARANTZA FURUNDARENA
Domingo, 1 de julio 2018, 10:58
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La víspera de ser coronada, Ángela Ponce avisó: «Si gano, no voy a ser la típica Miss que pide la paz en el mundo». Y el viernes por la noche, recién proclamada Miss Universe Spain y convertida en la primera transexual que aspira al certamen mundial de Miss Universo, la modelo sevillana no habló de paz sino de guerra a la intolerancia. Bajo esa corona está la historia de una niña de pueblo que se sabía diferente, de una mujer que literalmente se ha hecho a sí misma.
-Me encanta ser pionera porque los referentes son importantes, más para los niños transgénero, que se enfrentan a muchas dificultades casi desde que nacen.
-Claro. Tengo 27 años y ahora hay mucha más visibilidad. Pero imagínese hace dos décadas... Nací en el pueblo de Pilas (Sevilla). Miraba a mi alrededor y pensaba: «No hay nadie como yo». Me sentía incomprendida.
-No. Para ellos lo importante es que yo fuera feliz. He tenido mucha suerte porque a otros niños les quitan la muñeca, les riñen... Ahora trabajo con la Fundación Daniela. Voy a los colegios para informar sobre cómo hay que abordar los casos de niños transgénero.
-Me pusieron dentro de lo que llamaban el 'Grupo de apoyo', junto con un niño gitanito, otro marroquí, etc. Me colocaron la etiqueta de diferente.
-De que me peguen y eso no. Pero sí he sido el mariquita de la clase y me han dado de lado muchas veces... Yo decía para mis adentros: «Algún día me verás y dirás ¡Guau!».
-No. Yo no estoy de acuerdo con esa expresión. Es cierto que tuve la necesidad de operarme. Pero hay mucha gente que no quiere o no puede permitirse esa cirugía y ellos no sienten que vivan en un cuerpo equivocado.
-Muy difícil. Te empieza a crecer el vello, se te empieza a notar la nuez. Comienzas a desarrollarte como algo que no eres y eso es muy 'heavy'... Yo podía combatir contra todo el mundo, pero no contra mi propia genética. Pero mi lema es: «Ser mejor no es una opción, es una obligación».
-Con una pareja, con hijos... Me veo contándoles que su madre representó un cambio. Me veo mirando atrás y diciendo: madre mía, soy un antes y un después en la historia. Y gracias a eso muchas leyes han cambiado en muchos países, muchas chicas trans se han presentado a concursos de belleza...
-En Canadá se presentó una pero la eliminaron cuando se supo. Yo en cambio sí gané otro concurso anterior. En 2015 fui Miss Cádiz. Ahora este nuevo título es una ventana al mundo.
-No. A mí no me molesta que me digan transexual. Porque yo soy mujer, pero una mujer transgénero. Me ponga como me ponga, nunca voy a tener ovarios. ¿Por qué me voy a avergonzar de formar parte de la diversidad del mundo, si eso es lo que nos enriquece?
-Hay quien me ha dicho que he tenido a mi favor a los medios de comunicación. Pero mis compañeras tenían otro punto a su favor y es que no han tenido que luchar contra ellas mismas. A mí me hubiera gustado no haber tenido que soportar y superar tantas cosas en la vida.
-Yo en realidad coronada estoy desde que nací porque de niña me puse la corona a mí misma y me dije: «Eres una reina y eso nadie te lo va a quitar».
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