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La pareja derrochó simpatía durante toda su estancia en la isla. Abajo, la reina Sofía, a bordo de la 'Somni', sigue una etapa de la Copa de Vela. :: r. c.
Los príncipes de la regata

Los príncipes de la regata

Beatrice y Pierre Casiraghi conquistan la Copa del Rey de Vela,a falta de una mayor presencia de doña Letizia

ARANTZA FURUNDARENA

Lunes, 7 de agosto 2017, 10:34

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Ser o no ser marinero. Esa es la cuestión. Beatrice Borromeo, a quien, como diría Hannibal Lecter, muchas generaciones separan del hambre, y eso implica haber nacido con yate, es profundamente marinera. Tanto como para embarcarse sin Biodramina en una lancha neumática y seguir las evoluciones del velero más temerario y extremo que existe hoy en día: el catamarán volador GC 32 que patronea su apuesto marido. Ayer se clausuró la 36 Copa del Rey Mapfre con la tradicional entrega de trofeos y hubo uno que no se dio, pero que estaba en boca de todos: el premio a la simpatía, cercanía y naturalidad del matrimonio formado por Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo, quienes, a falta de otras presencias reales en el Real Club Náutico de Palma, se han convertido en los auténticos príncipes de esta regata.

Las comparaciones eran inevitables. Beatrice es periodista igual que la reina Letizia, le gusta la moda, tiene estilo y también se casó con un príncipe. Ella pertenece a una acaudalada familia de la elegante aristocracia italiana y doña Letizia es, como la mayoría, hija de la clase media. Pero la diferencia más notable entre las dos durante la competición celebrada esta semana en la Bahía de Palma no se refiere a sus orígenes, sino a su vínculo con el deporte náutico. La prensa que cubre la regata mallorquina está convencida de que a doña Letizia no le gusta especialmente el mar ni comparte en absoluto la pasión por la vela con don Felipe.

Durante estos últimos seis días, Beatrice ha frecuentado el Náutico, se ha embarcado, ha estado presente en la cena de armadores (dedicada a las tripulaciones de las regatas, entre las que figura la del 'Aifos'), ha paseado relajada entre los pantalanes y se ha codeado con los deportistas. También antaño la reina Sofía seguía desde el mar las evoluciones del 'Bribón'. No solía perderse una regata. Una pasión que no ha decaído. El viernes, sin ir más lejos, se embarcó en la 'Somni' con un matrimonio amigo para ver competir a su hijo. La reina Letizia también navega en la 'Somni', pero no para presenciar la regata, sino para desplazarse a Cabrera y disfrutar de un baño en una cala al socaire de los 'paparazzi'. Y sus visitas al Náutico son esporádicas y breves.

Peligra la 'corte flotante'

Leonor y Sofía tampoco han dado muestras de estar interesadas en el deporte del que su padre es olímpico. Han 'roto' la tradición familiar de aprender a navegar desde la infancia. Algo que sí han cumplido religiosamente sus primos Marichalar y Urdangarin, acudiendo cada verano al cursillo de vela de Calanova. Todos aquí recuerdan además que Leonor arqueó las cejas con escepticismo cuando en el posado de Marivent de hace un año se le preguntó al Rey cuándo aprenderían a navegar sus hijas y él respondió: «Cuando ellas quieran». Sin una futura reina marinera, la 'corte flotante' de Palma peligra.

Otro detalle muy comentado esta semana ha sido la presencia en Marivent de los hijos de Iñaki y Cristina, que por primera vez (desde el 'caso Noos') han coincidido con sus tíos Felipe y Letiza y sus primas Leonor y Sofía a bordo de la 'Somni'. Incluso han salido a cenar todos juntos, algo que desmiente la leyenda urbana de que todos los Urdangarin, incluidos los niños, eran públicamente incompatibles (por cuestión de imagen) con la Familia Real.

Froilán, a sus 19 años, se ha dejado ver lo mismo en la plaza de toros de Palma que en el Club Náutico, al que llegó el viernes con su novia, María del Mar Torres-Fontes, una rica heredera de la industria cárnica. El hijo de la infanta Elena quería embarcarse para ver la regata de cerca. Pero no lo conseguía y empezó a ponerse huraño... Su chica, muy cariñosa, lo consoló a base de besitos y arrumacos. Él se dejaba querer.

Por la regata ha pasado la tenista Conchita Martínez, que confesó no descartar una visita al programa de Bertín, siguiendo los pasos de Feliciano López. «Me divertí mucho con él. Ya le dije: '¡Vaya casoplón!'. Me gusta ese programa porque cada uno sale como es, y Feli ha demostrado ser un caballero». Conchita puso rumbo a su casa de San Diego (California), un paraíso tranquilo en el que logra desconectar. También ha paseado su elegancia Leonardo Ferragamo, armador de los veleros Swan, que vienen a representar la alta costura del mar. La competición se ha aderezado con fiestas deslumbrantes, como la del jardín del Palau March, la cena de armadores o la que ofreció Maserati en el restaurante panorámico Katagi Blau... La Copa del Rey de Vela es un acontecimiento de altísimo magnetismo deportivo y social. Y solo tiene una incógnita por despejar: ¿Por qué no acaba de atraer a doña Letizia?

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