Borrar
Directo Directo | El Vía Crucis recorre el Cerro de Reyes de Badajoz
El repunte de la causa feminista

El repunte de la causa feminista

Tres mujeres asumen el control creativo de las lujosas Dior, Lanvin y Givenchy. Confirman un giro hacia la igualdad en un mundo liderado por hombres

LUIS GÓMEZ

Lunes, 10 de abril 2017, 10:59

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Clare Waight anunció a finales de enero su marcha de Chloé, donde dejó una profunda huella después de seis años, pero no se fue con los manos vacías. Que no derramara ni una lágrima en su despedida tenía una explicación. Desde el pasado día 1, ejerce de directora creativa de Givenchy. Un desafío excitante e insólito por tratarse de una de las firmas de lujo en mejor forma de la última década gracias al talento de su antecesor, Riccardo Tisci. Waight se convirtió en la primera mujer que accedía al trono de esta mítica casa de alta costura francesa. Maria Grazia Chiuri (Roma, 1964) realizó el mismo trayecto el pasado verano al tomar el mando de la división femenina de Dior. Tras trabajar codo con codo con Pierpaolo Piccioli en Valentino, rompió con décadas de interminable dominio masculino. Nunca una mujer había metido las narices en los 70 años de historia de una casa en la que Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré, John Galliano y Raf Simons enterraron cualquier esperanza feminista tras la desaparición de su fundador.

Los escaparates muestran también estos días la primera colección de Bouchra Jarrar para Lanvin. La francesa nacida en el seno de una familia marroquí que sustituyó a Alber Elbaz -dejó su cargo molesto por el ninguneo al que le sometió la dueña de una empresa a la que condujo a la senda de los beneficios millonarios- maneja los hilos de la casa de moda parisina más antigua. Ante la irrupción de este nuevo escenario, muchas voces se preguntan si la moda asiste a un cambio coyuntural o se trata de un movimiento de mayor calado. Acostumbradas a repartir poco juego, que tres mujeres copen algunos de los puestos más codiciados revela un giro en favor de la igualdad y el repunte que está viviendo la causa feminista. Comprometida en la defensa de los derechos de las minorías, la moda es un fiel reflejo en otros muchos aspectos de la sociedad. Vive también sometida al dictado masculino. Waight, Chiuri y Jarrar son la excepción dentro del elitista y clasista club que es la industria de la moda, por mucho que aparente otra cosa.

A las mujeres no les ha quedado más remedio que interpretar su propia película e impulsar sus empresas para visualizar su presencia. Lo han conseguido creadoras con alma empresarial y artística como Carolina Herrera, Miuccia Prada, Stella McCartney y, más recientemente, Isabel Marant. A veces ni siquiera les ha servido realizar un trabajo brillante para mantener el tipo. Antes de pasarle el testigo a Alessandro Michele, Gucci exhibió como un trofeo de caza la cabeza de Frida Giannini en cuanto sus colecciones empezaron a flojear en ventas.

Transformaciones sociales

De alguna manera, esta revolución busca dar una vuelta de tuerca a una industria que desea volver por sus fueros. Aunque parezca sorprendente, hasta casi la mitad del siglo XX la vestimenta femenina estuvo en manos de mujeres: Jeanne Lanvin, Madeleine Vionnet, Alix Grès, Elsa Schiaparelli y, por supuesto, Coco Chanel reinaron a sus anchas. Revolucionaron el negocio y se erigieron en símbolos de transformaciones sociales. Al frente de sus nuevas responsabilidades, sus sucesoras tratan de emularlas remarcando su perfil feminista. Chiuri se estrenó en las pasarelas con un rotundo alegato con una exhibición de camisetas impresas con eslóganes del estilo 'We should all be feminists'. «La moda puede ser un vehículo muy poderoso para abordar cuestiones como la brecha salarial o la desigualdad, sobre todo para acercarlos a las generaciones más jóvenes -explicó a la revista 'Harper's Bazaar'-. Pero también es importante que se haga a través de lo que resulta 'cool' y no de forma dogmática o adoctrinadora».

A través de sus prendas, busca establecer «un diálogo» con las mujeres e intenta demostrar que su nombramiento puede ayudar a otras compañeras a ocupar cargos similares. «Cuando yo empecé jamás pensé que esto fuera posible. En ese momento no había mujeres en puestos como éste. Mi ejemplo demostrará que es un objetivo plausible», esgrime. Si Clare Waight se distingue por colecciones tranquilas y afables, para Jarrar, la moda es, sobre todo, una cuestión de proporciones, las líneas y el corte. «Nuestras vidas están ligadas a un ritmo muy rápido. Las mujeres trabajamos, somos fuertes y autosuficientes. Mi ropa tiene que reflejar ese poder sin resultar agresiva», reflexiona.

La mirada masculina

El ascenso al Olimpo de este influyente trío abre otro debate: ¿la moda femenina debe escapar de la esclavitud de la mirada masculina? Donatella Versace no alberga dudas: «Nosotras entendemos el cuerpo de la mujer, la seguridad de la mujer y la actitud de la mujer. Amo a los gais y tengo muchos amigos que lo son, pero algunos diseñadores homosexuales, cuando crean para mujeres, lo hacen para las que ellos quieren ser», confesó. Cristina Santamarina, socia fundadora del Instituto de Investigación de Mercados y Opinión, está convencida de que el traspaso de poderes en Dior, Givenchy y Lanvin ayudará a liberar a esta industria de la «mentalidad patriarcal» que la rodea. Asume que eran otros tiempos, pero le resulta frustrante recordar cómo el gran Christian Dior relegaba a las mujeres «al papel de florero» con voluminosas faldas y ortopédicos cancanes.

Santamarina destaca que las féminas tienen en cuenta elementos fundamentales que pasan por «la biología y la multiplicidad de roles que desempeñan las mujeres. Pueden diseñar prendas extravagantes, pero cómodas. Y hacen ropa pensando en la diversidad de cuerpos». Los hombres, por el contrario, se ciñen a los cánones establecidos y, aunque creen cosas maravillosas, «es la mujer la que tiene que adaptarse a ellas y no al contrario». Chiuri no quiere imponer nada, sino dar un servicio porque hoy todas las mujeres, «sean cuales sean sus edades, quieren sentirse únicas». Como se sienten ella, Clare Waight y Bouchra Jarrar, abanderadas del repunte de la causa feminista.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios