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Delphine Böel sale de los juzgados en Bruselas, rodeada de sus abogados, hace un mes. :: f. lenoirAlberto II de Bélgica.
La hija ilegítima del  exrey belga no heredará

La hija ilegítima del exrey belga no heredará

La Justicia reconoció a Delphine Boël como descendiente biológica de Alberto II, pero ahora rehúsa equipararla a sus otros tres vástagos

I. OCHOA DE OLANO

Jueves, 30 de marzo 2017, 09:49

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En Bruselas, anfitriona del inicio ayer de los trámites para oficializar el divorcio del Reino Unido de la Unión Europea, no solo se habla estos días del dichoso 'brexit'. También de la monarquía local, que en plena ceremonia de desanexión, brindó a sus súbditos un nuevo capítulo de la batalla judicial que protagonizan desde hace años el rey emérito de los belgas, Alberto II, y la hija que engendró con la baronesa Sybille de Selys Longchamps, con la que mantuvo un 'affair' en la década de los sesenta. La Justicia de ese país ya reconoció a la pintora Delphine Böel, de 48 años, como descendiente biológica del monarca, de 82, quien abdicó en favor de su hijo Felipe en 2013, precisamente unas semanas después de que el escándalo llegara a los juzgados. Sin embargo, conseguir ese reconocimiento público no le convierte, como pretendía, en heredera de la fortuna de su probado padre, junto a los tres vástagos que este tuvo con la reina Paola.

Un juzgado acaba de rechazar la demanda que presentaron en ese sentido sus abogados. Los magistrados consideran que para ser padre legal no basta con ser padre biológico. Se precisa una relación entre ambos duradera en el tiempo, que en este caso descartan que existiera. Boël, quien el pasado 16 de febrero inauguró la retrospectiva 'Never give up' (Nunca te rindas) en el Musée d'Ixelles de Bruselas, no verá por tanto un duro de su progenitor.

Según ha contado a 'Vanity Fair' la hija extramatrimonial del rey emérito, Alberto y su madre fueron amantes durante dieciocho años. «Se conocieron en Atenas, donde mi abuelo era embajador. Los dos estaban casados, pero sus matrimonios no funcionaban». Dos años después nació Delphine. Entonces, la baronesa Sybille de Selys Longchamps estaba casada con el empresario Jacques Boël, uno de los hombres más ricos de Bélgica. «No los recuerdo viviendo juntos nunca», afirma Boël. Aunque el matrimonio no funcionó, jamás se divorciaron. Por eso Delphine lleva el apellido de su padrastro.

Entretanto, «Alberto venía mucho a casa de visita», asegura la artista, quien sostiene que el hermano de Balduino era una figura tan presente en su vida que cuando a los 17 años su madre le confesó que él era su verdadero padre, no le extrañó. «Tenemos el mismo sentido del humor. Nos llevábamos muy bien. Íbamos de vacaciones a Córcega, a Saint-Tropez...», relata. Por el momento, esos recuerdos serán la única herencia que reciba.

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