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En pareja. El excéntrico Aldo Comas y su esposa, la actriz Macarena Gómez.
El 'it boy' más guay

El 'it boy' más guay

Aldo Comas es el verso suelto de la moda. El marido de la actriz Macarena Gómez luce estolas de zorro y hurón, blusas de 'animal print' y lleva gafas de sol hasta en casa

LUIS GÓMEZ

Domingo, 1 de mayo 2016, 09:54

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Hasta no hace mucho se le conocía por estar casado con la actriz Macarena Gómez, por gozar de una vida bastante cómoda y poco más. Aldo Comas (Barcelona, 1985) lleva bien lo de ser 'marido de' porque no hay foto de la pareja en la que no salgan carcajeándose. La vida les sonríe. Ella triunfa como intérprete y modelo ocasional desde que hace años se coló en los hogares españoles con la serie televisiva 'La que se avecina'. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la notoriedad pública de Comas se ha disparado gracias a sus excéntricos estilismos.

En un país donde se sigue mirando con lupa los 'looks' masculinos, es un verso suelto que lo mismo tira de 'animal print' con blusas que parecen sacadas del armario de su mujer, que se codea con lo más granado de la jet internacional. Sus apariciones en las alfombras rojas le han puesto en el punto de mira de los rastreadores de tendencias desde que asistió a la boda de Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo. Es habitual verle calzando 'slippers' y zapatos de color rojo y echarse al cuello 'pashminas' y estolas de piel de hurón y zorro.

Amigo de las pieles y los ternos «bien entallados», el nuevo 'it boy' ha suscitado en repetidas ocasiones la ira de los grupos animalistas, algo que parece preocuparle muy poco. «El año que viene me voy a hacer un esmoquin de plástico con bufanda de PVC y 'crocs' reciclables», ironizó en Twitter este hombre multiorquesta que toca todos los palos. A su condición de empresario de éxito hay que añadir la faceta de instructor de paracaidismo, productor, músico y director de cine. Fan de julio Iglesias -«nuestro Charles Aznavour es muy 'cool'», matiza-, en su último disco ha versionado en francés 'Quijote', que ha lanzado con su banda indie San Leon.

Comas viene de buena familia. Sus padres hicieron fortuna con un negocio de perfumerías y pasó su niñez y adolescencia en exquisitos colegios suizos. «Hice una mezcla buena para cultivarme, no solo rollo pijo. He crecido con gente de todos los estratos sociales», sostiene. Tras licenciarse en Comunicación Audiovisual, se lanzó al mundo de la música, pero dio el gran pelotazo en un bar de Buenos Aires cuando conoció a Macarena, a la que se ganó de una manera inusual: «¡Qué guapa, pareces Miércoles Addams!», le soltó. Al poco tiempo ya estaban casados.

Aldo ha logrado algo inaudito: transformar con sus desenfadadas poses las aburridas sesiones de los 'photocalls' en lo realmente interesante de muchas fiestas. Él se resta importancia: «Tampoco es para tanto. No creo que vaya vestido como un domador de circo ni que exagere mi estilo», confesó a la revista 'Glamour'. Su singular forma de interpretar la moda se resume en su habilidad para encajar piezas aparentemente imposibles y homogeneizar conjuntos para los que hay que ir muy sobrado de personalidad. Todo lo que es hoy lo mamó de pequeño. Su madre le vestía «monísimo», con calcetines altos con pompones y pantalones cortos en invierno. «Una de esas cosas que hacen las madres y que nunca entenderé», desliza.

Con corbata desde los 7 años

Comas siempre fue al colegio de uniforme y a los 7 años ya sabía hacerse el nudo de la corbata, aunque ahora tira más de pajarita. Vistiendo igual que los demás, parecía tener todos los boletos para ser uno más. «Aquí procuramos ir todos muy iguales y posamos de forma correcta», argumenta. Pero, en vez de dejarse llevar, se miró en el espejo de su abuela Pilar: «Es mi gran y única referencia. Es la persona con quien más cosas he aprendido y la que más me ha enseñado».

Comas se sorprende de que su imagen siga llamando la atención. «En España nos escandalizamos por todo. Cuando ves un 'photocall' de los MTV Music Awards, el más discreto va vestido de manzana o con una teta fuera», remarca. El empresario ha convertido al catalán Juan Avellaneda, un diseñador que apuesta por el 'high cost' en una época en la que triunfa la moda 'low cost', en su creador de cabecera. No obstante, piensa que hoy en día se puede vestir «muy elegante y con estilo» con poco dinero. Basta con acercarse a Zara, «comprarse un traje de 70 euros y entallarlo un poquito. Te pones un zapato diferente y ya vas bien vestido. Lo fundamental es saber cuándo la ropa te queda bien o mal. Es saber, por ejemplo, que los bajos tienen que estar bien cogidos, la americana nunca puede pasar de las manos y tampoco ser muy ancha», sintetiza.

Son los «principios básicos» de este treintañero que nunca se quita las gafas de sol, su complemento fetiche. «Las llevo siempre para apartarme de la gente. Los ojos son el espejo del alma y mi alma no está abierta para toda esa masa de fotógrafos. Hay veces que son las ocho de la tarde y me doy cuenta de que sigo con las gafas de sol en casa. Creo que ya es por vicio», defiende este 'it boy' osado que se resiste a entrar en el juego de la prensa del corazón con su famosa pareja con la que ya rivaliza en popularidad.

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