Adiós a la pareja más original

Su régimen de vida era casi legendario: en lugar de compartir casa, Tim y Helena ocupaban (y seguramente siguen ocupando) dos inmuebles adyacentes del barrio residencial de Hampstead, en el norte de Londres. Cada uno había decorado su parte del 'complejo' en función de su marcada personalidad: «Mi casa parece de Beatrix Potter -explicó Helena Bonham Carter a 'Playboy', citando como referencia estética a la autora británica de cuentos infantiles-, mientras que él tiene Oompa-Loompas muertos (los enanos de 'Charlie y la fábrica de chocolate') y lámparas marcianas multicolores de fibra de vidrio». En Navidad, Tim Burton tenía costumbre de decorar el árbol «con niños muertos, bolas viscosas y cosas así», según detallaba la actriz, que a veces ironizaba sobre la dificultad de armonizar ese ramalazo gótico y juguetón con las responsabilidades de sacar adelante una familia: «Probablemente querrá unos padres -dijo una vez de su hijo- y tendrá que buscar en otra parte».

También solían bromear con el hecho de que todo el mundo les contemplase ya como un ente indivisible, una rara sociedad a la que ahora se echará de menos. Por ejemplo, hace dos años, cuando el Instituto de Cine Británico reconoció el trabajo de ambos de manera conjunta, Helena Bonham Carter comentó: «Está muy bien, porque así no hay envidias en casa».