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Carlos Baute. :: R.C.
Baute y el pertinaz descendiente

Baute y el pertinaz descendiente

le pide ahora 'la paga' con 24 años de retraso

ARANTZA FURUNDARENA

Miércoles, 30 de julio 2014, 09:56

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Hay quien tiene un ojo vago y quien tiene un hijo vago, lo cual es mucho peor. No digo que el hijo de Carlos Baute sea holgazán, pero lo cierto es que el chico ya ha cumplido los 24 y todavía está en FP. Hablo del hijo público (de secreto ya no tiene nada) del famoso cantante venezolano; un vástago adjudicado hace cosa de año y medio por sentencia judicial y con carácter retroactivo. Se llama José Daniel Arellán y en su único oficio conocido (el de pedirle cuentas a su célebre papá) no descansa ni en verano. Como hijo de su padre no piensa coger vacaciones porque tiene trabajo atrasado (24 años, nada menos). Así que aunque estamos en julio, él ya se ha puesto a escribir la carta a los Reyes. Según ha publicado 'Vanitatis', el joven acaba de interponer una demanda contra su progenitor en la que indica que «por abandono de padre, vive inmerso en la penuria». Y le reclama 90.000 euros en concepto de «alimentos provisionales e indemnización por daño moral», más una pensión al mes de 900 euros durante cinco años.

Más que de abandono, el hijo de Baute debería hablar de escaqueo, de huida, de 'pies pa'que os quiero'. El cantante tenía 15 años cuando supo que una chica de 17 con la que había mantenido relaciones sexuales (precoz, el rubito) se había quedado embarazada. Según la versión de la chica, Carlos y su familia pusieron entonces tierra de por medio. Lo curioso es que pasaron más de veinte años hasta que el cantante recibió por fin la noticia de que le había nacido un hijo (Miguel Strogoff habría llegado antes). Eso sí, desde entonces no ha parado de recibir mensajes del pertinaz descendiente, que por cierto sí se da un aire a su padre. Sobre todo, en los ojos y en la amplia dentadura. Dice un refrán que a caballo regalado no le mires el diente, pero a hijo sorpresivamente adjudicado sí hay que mirárselo porque resulta una pieza fundamental. Que se lo digan si no a ese hijo que Julio Iglesias dice no haber tenido con María Edite Santos. La piñada le delata... Bueno, eso y la forma 'rara, rara, rara' de hablar. Al de Baute, por su parte, solo le falta el flequillo y las mechas para ser clavadito al cantante venezolano.

Ahora bien, eso de que a los 24 años, o sea, seis años después de haber llegado a la mayoría de edad, uno viva de su madre y de su novia porque no le financia su padre es muy poco defendible. A Manuel Díaz su presunto padre tampoco le dio nunca de comer y se buscó la vida tan bien que para los 24 ya tenía un nombre, un prestigio y una finca. Lo de echarle la culpa de todo al padre es muy freudiano. Solo que Freud hablaba de matarlo, y estos hijos espontáneos y vocacionales que les brotan a los famosos quieren más bien revivirlo. Lo contrario sería como matar la gallina de los huevos de oro.

Aparte de esos casi 150.000 euros en cómodos plazos, el hijo de Carlos Baute sostiene que no desea dinero, solo el apellido. Claro que un apellido famoso tiene hoy día más valor que un salvoconducto en la Casablanca de Bogart. Con él puedes abrirte camino en la vida. Que con bastante menor vínculo familiar otros se han forrado en docudramas y 'realities'. Lo que le faltaba a Baute, ahora que ha sentado la cabeza al lado de la venezolana de origen letón («bien letón», que diría ella) Astrid Klisans, es tener un hijo mediático. Casi le va a salir más a cuenta mantenerlo mientras el chaval estudia (aunque termine a los 35) la carrera de ingeniero, como al parecer es su deseo. Aunque, la verdad, si ya empieza pidiendo 90.000 euros para alimentos provisionales... Qué no pedirá para los definitivos.

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