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El último casino de la Raya

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Suprimir el bingo del Círculo, golpe mortal a Valencia de Alcántara

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Martes, 2 de enero 2018, 07:38

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Cierra el último bingo de la provincia de Cáceres y también cerrará uno de los últimos casinos de artesanos de la provincia, el de Valencia de Alcántara. Y es una pena. Pero vamos por partes. Hace 30 años, en Valencia de Alcántara vivían 18.000 personas. Por la estación de Renfe pasaban 30 trenes diarios, en Aduanas trabajaban 20 funcionarios y en los cuarteles había 130 guardias civiles y 20 policías nacionales. El Círculo de Artesanos, fundado en 1889, tenía mil socios y ocupaba un antiguo cuartel de caballería comprado en 1889.

Con el paso del tiempo y la supresión de la frontera, se fueron los funcionarios, dejaron de pasar los trenes, la población bajó a 5.646 habitantes (censo de 2016) y los mil socios del Círculo de Artesanos se quedaron en 400, que pagaban 12 euros de cuota mensual y disfrutaban de su estupenda biblioteca, sus salas de estar, la prensa, el salón de televisión y un bingo vespertino que, a 20 céntimos el cartón y sin ánimo alguno de lucro, se había convertido en el atractivo fundamental de la Asociación Cultural y Recreativa 'Sociedad Fomento de Artesanos' de Valencia de Alcántara.

«El bingo era para las personas mayores de Valencia de Alcántara un motivo para arreglarse cada tarde y salir de casa, una excusa y un acicate para relacionarse, convivir y disfrutar durante dos horas diarias», detalla cariacontecido Manuel Moreno Lobato.

Don Manuel es presidente del Círculo de Artesanos y su tristeza viene provocada por un acontecimiento que pone en peligro la sociedad recreativa que dirige: alguien ha denunciado la celebración del bingo, la Junta de Extremadura ha impuesto una sanción económica, a la que no pueden hacer frente, y la emblemática Sociedad Fomento de Artesanos parece abocada al cierre tras 138 años de existencia.

«Era un bingo sin ánimo de lucro. Se celebraba cada día de 19 a 21 horas. Se seguían las normas de juego emanadas de la junta directiva, basadas en un sentido familiar y tradicional del entretenimiento y de la convivencia de los asociados, que en más de un 70% son mayores de 65 años, y muchos de ellos, mayores de 80 años», explica Manuel Moreno.

La clave de la cuestión es que, si no hay bingo, para muchos asociados deja de tener gracia seguir siendo socios del Círculo de Artesanos y abonar la cuota que sostiene el mantenimiento de las instalaciones. Las bajas ya han comenzado y si echa el cierre el Círculo de Artesanos significará el aldabonazo definitivo que marque el anticlímax de esta comarca en declive, la menos poblada de Extremadura. El presidente del Círculo llama la atención sobre un detalle colateral, pero simbólico: «Con el cierre del bingo Cánovas de Cáceres, actualmente no hay ninguna sala de bingo en toda la provincia de Cáceres, por lo tanto no se puede argumentar que el bingo de Artesanos fuera competencia desleal de nada».

A lo peor, significaba competencia desleal para esas salas de apuestas deportivas donde los jóvenes extremeños se van a dejar las propinas familiares de Navidad y Reyes. Pero el caso del bingo de Artesanos era diferente: jugadores mayores que jamás apostarían que el Villarreal sacará siete córners en la segunda parte, pero sí 20 céntimos a un cartón.

¿La solución para Manuel Moreno? Mirar a las comunidades de Andalucía y Madrid, «donde está permitida la celebración del bingo a las asociaciones culturales, deportivas y recreativas sin ánimo de lucro, siempre que lo recaudado se destine en su totalidad a premios, es decir exactamente lo que ocurría en la Sociedad Fomento de Artesanos». Cualquier cosa antes que echar el cierre al último casino de la frontera.

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