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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Afectados por el incendio forestal en Galicia, esta semana. :: EFE
Los terroristas del bosque

Los terroristas del bosque

La política forestal de Galicia difiere de la portuguesa y la extremeña

J. R. ALONSO DE LA TORRE

CÁCERES.

Viernes, 20 de octubre 2017, 07:32

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En una excursión a Castelo Branco con mis alumnos de la Universidad de Mayores de Badajoz, el guía nos explicó que al norte del Tajo cambiaba la vegetación y empezaban los eucaliptos, árboles que se introducen en Portugal a partir de 1950 y hoy ocupan el 26% de la superficie forestal del país: 812.000 hectáreas (datos de 2013). Esa repoblación forestal, el abandono de la agricultura y la ganadería tradicionales, la carencia de medios y la proliferación de terroristas pirómanos han convertido Portugal en un infierno de fuego y muerte.

En Galicia, en los años 70, había alrededor de 30.000 hectáreas de eucaliptos. Hoy, son más de 300.000 según datos de la Consellería do Medio Rural. Añadamos las concentraciones parcelarias paralizadas desde hace años, la ausencia de un mapa forestal racional que guíe las plantaciones, la tardanza en el pago de subvenciones a las comunidades de montes y los terroristas del fuego y tendremos el dibujo de lo que está sucediendo en Galicia estos días.

En Extremadura, este verano, hemos sido noticia más por el envío de colaboración a Castilla y León y a Portugal que por nuestros propios incendios. Después de un duro verano en el que hemos estado seis meses dentro de la coordenada terrible del número 30 (vientos de más de 30 kilómetros de velocidad, humedad inferior al 30% y temperatura superior a los 30 grados), podemos sentirnos satisfechos: los incendios no han sido ni graves ni trágicos.

Sin embargo, nuestra política forestal, hasta hace nada, ha sido igual que la de Portugal y Galicia. Así, mientras los nombres de nuestros pueblos y aldeas dejan claro cuáles son nuestros árboles autóctonos (Robledo, Avellanar, Cerezal, Almendral, Villanueva del Fresno, Ribera del Fresno, Fresnedoso, Acebo, Cerezo, Castañar, Higuera, Rebollar, Robledillo, Carrascalejo en Cáceres y en Badajoz, solo un Pinofranqueado y ningún Eucaliptal), en nuestros montes se plantaron, también a partir de los años 50, miles de pinos y eucaliptos de rendimiento rápido y de lumbre fácil.

Nada más terrible que hacer política con los incendios. Sin embargo, en Portugal, el CDS ha presentado una moción de censura contra el gobierno por los incendios y en Galicia, los ciudadanos y los líderes de formaciones de izquierdas y nacionalistas recorren las calles al grito de Nunca Máis, señalando la política forestal de la Xunta de Galicia como el complemento perfecto de lo que Feijoo y Rajoy llaman trama terrorista incendiaria. Algo que ya sucedió en 2007, cuando el PP utilizó una ola veraniega de incendios para dar la puntilla al gobierno bipartito de la Xunta de Galicia (PSOE-BNG).

Pero una cosa es no hacer política con las catástrofes y otra distinta es no dejar de señalar algunos datos interesantes. Dato primero: las papeleras portuguesas buscan terrenos en Galicia. Una en concreto, The Navigator Company, antigua Portucel, con fábrica en Vila Velha de Rodão, a 15 kilómetros de Cedillo, ya tiene decidida su instalación gallega, escapando así de la reforma legislativa forestal portuguesa, que controlará la expansión del eucalipto.

Dato segundo: esta primavera, en unas jornadas del Club Senior Extremadura, Atanasio Naranjo comentaba que estaba colaborando en la reforestación de las zonas quemadas de Gata con árboles autóctonos capaces de proporcionar frutos y que no ardan como una tea en caso de incendio.

Conclusión: el terrorismo incendiario existe, pero si la política forestal no es la adecuada, estaremos facilitando sus atentados. Otro dato: The Navigator Company calcula que en 12 años empezarán a notarse en Portugal los efectos de la nueva política forestal. Es decir, en Extremadura no ha habido incendios por la vigilancia eficaz de las brigadas, pero ya estamos poniendo las bases forestales para un futuro (12 años) sin fuego en el bosque. Algo semejante sucede en Portugal, pero en Galicia aún no se han tomado medidas serias para una nueva y efectiva política forestal.

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