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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Sin relevo familiar tras el mostrador

Sin relevo familiar tras el mostrador

En los últimos diez años Extremadura ha perdido 1.870 comercios de los 23.479 que había en 2007 ·

Siguen cerrando comercios porque los hijos no desean continuar el negocio de los padres o abuelos

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Domingo, 25 de febrero 2018, 08:47

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En Cáceres existía el Real Musical, donde miles de niños de la ciudad compraron su primera guitarra, pero empezó a liquidar mercancía desde la primavera pasada porque nadie en la familia se atrevió a seguir con este negocio tan conocido en la ciudad. En Badajoz, en el corazón de su Casco Antiguo, existía la mítica tienda de deportes García-Hierro, que corrió la misma suerte en 2017 porque los descendientes optaron por otras profesiones, forzados lógicamente por las nuevas condiciones del mercado. Ejemplos de tiendas que bajan la persiana definitivamente los hay en decenas de localidades, en cuyos mostradores cada vez es más complicado que ocurra un relevo generacional.

No hay más que echar un vistazo a las estadísticas para comprobar que el comercio, una actividad con una alta presencia de autónomos, es víctima de un goteo incesante de bajas.

«Cuando las nuevas generaciones toman contacto con los problemas de tener una tienda se asustan»

En Extremadura había 23.479 comercios en el año 2007. Diez años después la cifra bajó a 21.609. Esto es un 8% menos. Físicamente, el goteo supone la desaparición en diez años de 1.870 comercios en un decenio, según los datos de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), que concreta esta bajada de la actividad comercial en 1.175 comercios menos en la provincia de Badajoz (- 7,8% respecto a 2007) y 696 menos en Cáceres (-8,2%). Esta tendencia no es exclusiva de Extremadura. En España desaparecieron más de 104.000 comercios en este mismo periodo de diez años y en términos relativos la presencia de este sector decayó de manera más acusada, el 11,6% a lo largo y ancho de todo el país.

La misma fuente también analiza la actividad de los autónomos por sectores. Según la estadística de ATA, en Extremadura ha sido el comercio el que más afiliados perdió a lo largo de 2017, más del doble que en la industria o la hostelería, actividades en la que también se dieron de baja autónomos, todo lo contrario que en sectores como la agricultura, la construcción o las actividades sanitarias, por citar algunos ejemplos que el año sí ganaron empresarios por cuenta propia.

Por sectores, el comercio es el que más autónomos perdió el año pasadoen la región

Formatos de venta más atractivos en medianas y grandes superficies o nuevos hábitos de compra a través de Internet están detrás de estas cifras, señala Mario Alberto Montoya, presidente de la Asociación de Empresarios del Casco Antiguo de Badajoz (Aecab). Pero este librero cita otra cuestión, un relevo generacional que no existe hoy día. Pone de ejemplo su caso, con un hijo de veinte años aprendiendo japonés para irse a vivir a este país asiático en cuanto finalice sus estudios, lo que supondrá dar portazo a la profesión de su padre, dedicado desde hace 32 años a recopilar y vender libros antiguos. Como el suyo, en cada ciudad abundan los negocios de este tipo que no tendrán continuidad en cuanto se jubile su propietario.

Gráfico.
Gráfico. Adolfo Delgado

«No existe el relevo generacional y desde la asociación que presido lamentamos mucho esto porque precisamente el comercio tradicional está arraigado en los cascos antiguos. Creo que se debe a que cuando las nuevas generaciones toman contacto con los problemas que hay al frente de un negocio se asustan y se retiran». Este comerciante afincado en Badajoz se refiere a impuestos, gastos con los que no se contaba, desde los suministros básicos al seguro obligatorio u otras cuestiones legales que mucha gente no sabe que existen cuando toma la iniciativa para montar o proseguir un negocio. «Creo que el nivel de esfuerzo y sacrificio que supone ser autónomo, tanto en la hostelería como en el comercio, no se conoce. En el Casco Antiguo de Badajoz, por ejemplo, hay que abrir muchos sábados si se quiere mantener un nivel mínimo de ingresos al mes», señala.

Medidas para detener el goteo

En el caso de Extremadura esta cuestión se planteó en el Plan de Autónomos que elaboró la Junta durante la legislatura anterior de José Antonio Monago.

En este documento se plantearon muchas cuestiones relacionadas con la financiación, las nuevas tecnologías, la promoción o las medidas para evitar el fraude. Pero también se diseñaron unas ayudas específicas para fomentar estos relevos generacionales con el objetivo de que no cerraran muchas empresas cuyo titular estuviera a punto de jubilarse y que otra persona próxima aproveche su experiencia y los activos de un negocio que ya está en marcha.

Según la la Consejería de Economía e Infraestructuras de la Junta de Extremadura aquella medida puesta en marcha en 2014 no tuvo éxito porque apenas tuvo difusión. Además, añaden que la ayuda apenas alcanzaba para cubrir los gastos de la notaría al formalizar el crédito, de ahí que no hubiera peticiones.

En la actualidad la Junta de Extremadura tiene ayudas concretas para fomentar el relevo generacional en el sector artesano. No hay nada específico para tratar de garantizar esta continuidad en el comercio. De una manera más general, existe un programa orientado a conseguir procesos de relevo empresarial planificados con un límite subvencionable de entre 6.000 y 10.000 euros según el tamaño de la empresa. El plazo para acogerse a estas ayudas finalizó el pasado 15 de diciembre y había recibido 27 solicitudes.

Josefina Salgado Baisón | Zapatería Martínez Holgado

«Me dicen que una tienda da muchos problemas y llevan razón»

Josefina Salgado Baisón, a la que todo el mundo llama ‘Pepu’, sabe que el comercio ya no es como antes. Ella ha dedicado su vida a uno que está en la calle Virgen de la Soledad de Badajoz desde 1850, una zapatería que sabe que cuando ella se jubile, dentro de diez años, dejará de existir. Allí se vendía calzado a mediados del siglo XIX y el negocio pasó por tres generaciones, los últimos, nietos del fundador, los hermanos Alberto y Francisco Martínez Ordóñez, que vivieron la época en que los zapatos se hacían a medida y que se jubilaron en el año 2000. «Yo era la empleada, entré en julio de 1978 cuando ellos dejaron la tienda y yo llevaba ya 22 años en ella decidí y quedármela en solitario. Entonces, hace ya 18 años, era mejor época porque venían portugueses y gente de los pueblos a comprar al Casco Antiguo de Badajoz. Ahora sin embargo se quedan en El Faro», dice ‘Pepu’, que también considera que la peatonalización del barrio le ha afectado negativamente porque su clientela suelen ser personas mayores a las que traían sus hijos en coche prácticamente hasta su puerta.

Josefina que tiene dos hijos, uno de 28 y otro de 26 años. «Uno es policía nacional en Pamplona y el otro trabaja en El Corte Inglés, así que seguro que la tienda se cerrará cuando yo me jubile porque cuando ha salido el tema ellos me dicen que una tienda da muchos problemas y llevan razón. Tener un negocio hoy da muchos quebraderos de cabeza, así lo que haré en los próximos años es escuchar ofertas y decidirme por la mejor», señala.

Según cuenta, las ventas han bajado mucho últimamente y si resiste es porque el local es de su propiedad. Como autónomo, dice, la vida es muy penosa. «Llevo años y años sin coger vacaciones y ayer vine a trabajar con fiebre», pone como ejemplo.

Isabel González González | ’Regalos Pirámide’

«Como madre prefiero que no se queden en la tienda»

Cuenta Isabel tras el mostrador de su tienda que todavía no se hace demasiado a la idea de dejar un negocio al que ha dedicado los últimos 21 años de su vida. Su marido y ella abrieron a finales de los noventa en la céntrica calle San Pedro de Cáceres un establecimiento de regalos y decoración del hogar, ‘Pirámide’. El próximo mes de julio Isabel cumple 65 años. Llega la hora de jubilarse. Su marido lo está desde hace dos años. ¿Qué hacer con la tienda?

El matrimonio tienetres hijos, pero ninguno de ellos cogerá el testigo de sus padres. Así que no les ha quedado otra que colgar el cartel de traspaso.

«Tengo tres hijos: dos hijas y un hijo. Ellos tienen la vida resuelta. Una de mis hijas estudió Telecomunicaciones en Valladolid. Empezó a trabajar para Telefónica. Se casó con un chico que conoció en la universidad y viven en Logroño. Mi segunda hija hizo Ingeniería en Cartografía y Geodesia y también es geógrafa. Se dedica a la docencia y le gusta su profesión. Vive en Cáceres. Y el pequeño es Ingeniero de Caminos y está en Ciudad Real. Se ha comprado allí un piso», cuenta Isabel. En el fondo está contenta porque sus descendientes hayan labrado su propio futuro profesional ya que los negocios, cuenta, no son lo que eran. Las cosas han cambiado mucho en los últimos años. «Como madre prefiero que mis hijos no se queden en la tienda. Esto nuestro ha cambiado mucho con Internet, Ikea, las grandes superficies... A raíz de la crisis el negocio comenzó a bajar. La gente tiene otras prioridades. No quiere decir que no se venda, pero ya no es el ‘boom’ de antes», precisa Isabel.

A pesar de la bajada de ventas, ella está feliz en su establecimiento. «Me da mucha pena irme. Si me decido a jubilarme es porque mi marido está jubilado y quiere que tengamos tiempo libre», admite. «Aquí no dependo de nadie; no tengo jefes», zanja.

Casimiro Alcón y Victoria Pérez | Empresarios

«Cien años después no habrá continuidad»

Casimiro Alcón y María Victoria Pérez son la tercera generación al frente de un negocio familiar en Plasencia, una zapatería de toda la vida que el pasado día 8 cumplió cien años.

«La abrió mi abuelo, siguió mi padre y después yo, pero mis hijas, que serían la cuarta generación, no quieren continuar con él», señalaba esta semana Casimiro Alcón sobre un relevo que inicialmente correspondería a sus hijas, Beatriz y Silvia, los nombres elegidos además para esta zapatería ubicada en la Puerta Talavera, un referente comercial para los placentinos y que «para nosotros es nuestra vida», según María Victoria Pérez.

De momento, al frente del negocio continuará esta pareja hasta que se jubilen, para lo cual quedan 28 meses. «Mis hijas no seguirán con el negocio porque no viven en Plasencia y cada una de ellas tiene su trabajo, y la verdad es que me alegro de que no dependan de un negocio, con temporadas buenas y otras malas».

Casimiro asegura que «si volviera a empezar, me encantaría hacerlo de nuevo en este negocio familiar, en el que he nacido, me he criado y al que he dedicado mi vida». Por su parte, María Victoria afirma que «nos da mucha pena que no continúe este comercio familiar». Sin embargo, también se alegran de la decisión de sus hijas, «porque este trabajo es una lucha diaria, un sinvivir en muchas ocasiones; por eso, tenemos un sentimiento cruzado, alegría porque vamos a descansar y tristeza, porque esta zapatería es nuestra vida».

No obstante, confían en que aunque como negocio familiar se acabe cien años después, cuatro reformas integrales en los últimos 48 y tres generaciones al frente, «otras personas puedan seguir viviendo de él como nosotros hemos hecho», señala Casimiro Alcón pensando en que así Plasencia no perdería un negocio y quizás podría continuar con uno de sus comercios de toda la vida.

Rosa en su negocio de Don Benito.
Rosa en su negocio de Don Benito. E. DOMEQUE

Rosa María García | Librería Rosa Mari

«He querido que mi hija viva su vida»

Su pasión por los libros llevó a Rosa María García a hacer de ello una profesión a través de su propio negocio. Desde hace 17 años regenta la librería Rosa Mari, en la calle Portugal de Don Benito, donde se respira ese aroma a libros que uno no siente en las grandes superficies o, menos aún, en las páginas web.

«Trabajé 27 años en Librerías Ruíz y hace 17, cuando mi jefe se jubiló, abrí mi propio negocio –cuenta Rosa María– así que llevo ya 44 años porque me gusta muchísimo». Además de libros, también ofrecen artículos de manualidades, papelería, oficina, material escolar y regalos.

Rosa María cree que ha sobrevivido a la competencia por el trato personal con el cliente. Sin embargo, su tienda no sobrevivirá a su jubilación. «Solo tengo una hija, enfermera, que no tiene intención en seguir con este negocio. Le he dedicado mi vida y me hubiese gustado que alguien continuase, pero no he querido que mi hija se sacrificara, todo lo contario, quiero que ella viva su vida y también trabaje en lo que ella tiene vocación».

José Fernández, junto al coche de su empresa.
José Fernández, junto al coche de su empresa. HOY

José Fernández | Dueño de Exclusivas Karem

«Mis hijos se han buscado la vida en otro lado»

José Fernández, que tiene 70 años y vive en Mérida, ha dedicado parte de su vida a ser ferroviario. Eso fue hasta el año 95. Ese año comenzó su etapa como empresario en un negocio dedicado a la venta directa de cristalería, vajilla, menaje del hogar y descanso, es decir, colchones. Se llamaba Exclusivas Karem. Tenía su negocio, primero en Calderón de la Barca y luego se trasladó a la barriada de San Andrés.

En los buenos momentos del negocio llegó a tener a su cargo hasta 11 trabajadores. Pero la crisis, que a José también le llegó en 2008, le obligó a replantearse su negocio. Lo cerró definitivamente en 2011. Y eso que tiene dos hijos que, durante unos 10 años estuvieron codo a codo trabajando con él en la empresa. Aunque en la actualidad ninguno de ellos ha querido, o podido, coger el testigo de su padre y seguir con la empresa abierta. Su hija es actualmente ama de casa y su hijo trabaja en una empresa de topografía. «Entiendo perfectamente que mis hijos no hayan seguido con el negocio y se hayan buscado la vida por otro lado», dice.

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