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Estatua de Francisco Pizarro en Trujillo. :: HOY
Pizarro no cuidaba cerdos

Pizarro no cuidaba cerdos

La leyenda negra provoca que nos avergoncemos de Ovando o Cortés

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Jueves, 22 de febrero 2018, 08:05

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Subhas Yadav es un joven hindú que prepara su tesis doctoral en Cáceres. «Estoy aquí porque el hispanismo empieza en Extremadura con los conquistadores, que son quienes llevan España a América», me dice y me sorprende porque ya casi no me acordaba de aquel eslogan de los tiempos de Franco: «Extremadura, tierra de conquistadores». ¡Ay, los tiempos de Franco! Cuántos conceptos han quedado marcados por el rechazo a la dictadura. Por ejemplo, el nacionalismo, que siendo un planteamiento trasnochado, reaccionario y ultraconservador, sin embargo, la izquierda lo adoptó como progresista y moderno solo porque el franquismo lo denostaba.

Con lo de «Extremadura, tierra de conquistadores» ha sucedido lo mismo, pero al revés. Al ser un mito fomentado por el franquismo, la reacción de la izquierda ha sido avergonzarse de ese periodo de nuestra historia y asociarlo con una leyenda negra que ve en Pizarro a un porquerizo cruel y bruto y en Hernán Cortés a un animal exterminador de aztecas, además de inculto y zafio.

Está surgiendo en España un movimiento que busca poner en su justo lugar la leyenda negra de la conquista de América. Es decir, destacar que los españoles creamos los derechos humanos en el siglo XVI gracias a la Escuela de Salamanca e incorporamos todo un continente a la civilización occidental en lugar de mantener una imagen sesgada de depredadores sangrientos de civilizaciones.

Nuestro paso por América se asocia con Pizarro, de quien los niños extremeños y españoles solo conocen mentiras muy de cuento de pastorcito convertido en asesino. Ya saben: el porquerizo pobre y analfabeto que se marcha a América para poder comer y allí, como era inculto y primario, se carga el imperio inca él solo. Las biografías recientes de Pizarro demuestran su cultura, su origen noble y ponen en su sitio su actividad americana, pero da lo mismo, sigue siendo un pobre porquerizo hambriento, que mola más.

Pizarro va a América en la expedición de fray Nicolás de Ovando de 1502. Este brocense-cacereño es fundamental en la colonización americana, pero como no mató a ningún indígena, que se sepa, pues no interesa a la leyenda negra. Ovando organizó y capitaneó la flota más grande que fue a América: 32 barcos y 1.500 colonizadores; aplicó la «Organización urbana ovandina», que permitió construir ciudades como La Habana, Santo Domingo, Veracruz, Cartagena de Indias o Panamá de manera racional. Levantó el primer hospital de América, que prestó servicio durante tres siglos y precedió a más de 25 grandes hospitales en las Indias, creados entre 1500 y 1550, facilitando así que en Perú hubiera una cama sanitaria por cada 101 habitantes, más que hoy en Los Ángeles. Además, se fundan durante la conquista y colonización más de 20 universidades españolas en América por ninguna abierta por holandeses o portugueses.

Pizarro era pariente lejano del otro conquistador extremeño más famoso: Hernán Cortés. Su documentada biografía, escrita por Christian Duverger, lo presenta como hombre culto, político sagaz y persona reflexiva que decide pensando en el largo plazo, además de estar preocupado por su papel en la historia. La leyenda negra nos presenta a Cortés como un desalmado caudillo extremeño que desembarca con 500 soldados para exterminar, ellos solos, a los entre 80.000 y 250.000 aztecas de Tenochtitlán.

Duverger demuestra que las matanzas de aztecas fueron cometidas por tribus que pactan con Cortés y que antes habían estado sometidas a los aztecas, un pueblo totalitario que fundamentaba su poderío en el terror y en los entre 20.000 y 30.000 indígenas de esas otras tribus que sacrificaban cada año.

Parece evidente que deberíamos revisar nuestra desconfianza y vergüenza por el papel de Extremadura en la colonización de América y no presumir de conquistadores machotes, pero sí de colonizadores comprometidos.

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