Borrar
Directo Directo | La intensa lluvia en Cáceres para la procesión de los Estudiantes
Bloques de pisos para víctimas de violencia de género en el recinto de Valcorchero, en Plasencia. A. Solé
Los pisos para mujeres víctimas de malos tratos empiezan a ocuparse

Los pisos para mujeres víctimas de malos tratos empiezan a ocuparse

Las tres primeras inquilinas se han instalado en Cáceres y Plasencia; la Junta de Extremadura estudia otros cinco casos

Claudio Mateos

Plasencia

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 17 de agosto 2017, 23:11

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Han tenido que pasar casi cinco años desde que fueron anunciadas por el entonces gobierno regional del PP para que las viviendas sociales destinadas a víctimas de violencia de género empiecen a ser ocupadas. Las primeras en ponerse en marcha han sido las de Cáceres y Plasencia, donde ya hay tres mujeres residiendo desde hace aproximadamente 20 días. Otros cinco casos están siendo analizados por los servicios de la Junta de Extremadura, cuyos técnicos deben determinar si conviene derivar a las víctimas a estos pisos.

Cáceres y Plasencia son por el momento las dos únicas ciudades extremeñas que cuentan con pisos para mujeres maltratadas. Badajoz también las tendrá en un futuro, pero no antes de que finalicen las obras de la nueva Casa de la Mujer. En Cáceres son seis viviendas ubicadas en las instalaciones de la Casa de la Mujer, y en Plasencia otras seis que se encuentran dentro del recinto del centro de menores de Valcorchero, que también gestiona la Junta.

Las viviendas están terminadas desde hace dos años, pero según afirma la directora del Instituto de la Mujer de Extremadura (Imex), Elisa Barrientos, no han comenzado a utilizarse hasta ahora por diversos problemas administrativos y de servicios. «Cuando llegamos en el año 2015 ya estaban prácticamente construidas, pero faltaba documentación y tuvimos que poner en marcha de nuevo todo el proceso para que pudieran ser habitadas», apunta. El conflicto administrativo en el caso de Plasencia fue que el suelo donde se ubican es de uso terciario y no residencial, por lo que los técnicos municipales no admitían la denominación de VPO. El escollo se ha salvado denominándolas oficialmente «alojamientos» en vez de «viviendas». También hubo algunas cuestiones de tipo técnico, como el suministro eléctrico en los pisos de Plasencia.

Caso a caso

Durante todo este tiempo los técnicos han ido analizando los casos concretos de las mujeres susceptibles de beneficiarse de este recurso. No todas a las que se les ha propuesto lo han aceptado pues, según apunta la directora del Imex, algunas lo rechazan porque consideran que las viviendas están «señaladas», ya que al habérseles dado tanta publicidad todo el mundo conoce su ubicación exacta. El problema se da en Plasencia, ya que en Cáceres se encuentran dentro del recinto de la Casa de la Mujer y el acceso es más discreto.

Aún es pronto para realizar un diagnóstico de cómo está funcionando este nuevo recurso de apoyo a las mujeres maltratadas. Barrientos detalla que la primera evaluación a quienes ya están viviendo en los pisos no se llevará a cabo hasta que transcurran seis meses. La idea es que las mujeres permanezcan en las viviendas un máximo de nueve meses, ampliables a 12 en algunos casos. Además, están obligadas a firmar un contrato en el que se comprometen a seguir un itinerario de inserción sociolaboral diseñado por los técnicos especializados del Imex en colaboración con los servicios regionales de empleo.

Los pisos están concebidos como un recurso intermedio entre el paso por las casas de la mujer y la reinserción plena. Son para víctimas que ya no se encuentran en un riesgo extremo o alto, sino en un escalón inferior, como pasa por ejemplo cuando su maltratador ingresa en prisión o se marcha de España. Además del peligro físico, se contempla también como criterio para optar a una de estas viviendas el riesgo de exclusión social o de caída en la marginalidad en los casos en los que la mujer carece por completo de recursos para llevar una vida independiente. Hay que tener en cuenta en ese sentido que no sólo se les facilita el alojamiento sin coste, sino que también se les ayuda a encontrar un empleo y mientras tanto pueden beneficiarse del programa de ayudas económicas que la Junta tiene para las víctimas de violencia de genero. Una vez que abandonen el piso, estas mujeres maltratadas tendrán además preferencia en el acceso a viviendas sociales.

«Cada caso se estudia de manera independiente y se activan los recursos que más convienen, porque el sistema debe estar al servicio de la víctima y adaptarse a sus necesidades específicas, y no al revés», señala Elisa Barrientos. De hecho, las víctimas que acceden a los pisos pueden elegir en qué localidad que cuente con este recurso quieren vivir, ya que las hay que prefieren alejarse de su anterior residencia. Existe incluso la posibilidad de ir a otras comunidades autónomas, dado que todas disponen de recursos similares a este y tienen establecidos entre ellas protocolos de intercambio.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios