Borrar
Jinetes en la plaza, lanzando anoche vivas a San Antón. :: Fran Horrillo

Pela cabalga con júbilo en honor a San Antón

Navalvillar atrajo anoche a miles de visitantes con motivo de 'La Encamisá', Fiesta de Interés Turístico Regional

FRAN HORRILLO

NAVALVILLAR DE PELA.

Miércoles, 17 de enero 2018, 07:55

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La impaciencia, la ansiedad y la tensa espera revoloteaban por la plaza mientras las agujas del reloj se aproximaban a las ocho de la noche. Apenas habían pasado unos minutos de esa hora cuando, tras un emocionante pregón, los tres vivas lanzados con energía desde el balcón del Ayuntamiento por el mayordomo, Raúl Asensio, fueron respondidos con estruendo por los miles de jinetes y visitantes que abarrotaban la plaza. Esto sirvió de simbólico pistoletazo de salida para que Navalvillar de Pela se dispusiera a vivir su noche más mágica. El repique de campanas, la quema de fuegos y el encendido de las hogueras repartidas por todo el recorrido completó el ritual y dejó vía libre para disfrutar de la fiesta más especial de los peleños: 'La Encamisá'.

Y es que el júbilo y la alegría corrieron anoche a raudales por Navalvillar. El municipio revivió su tradición, todo un ejemplo de catarsis colectiva, y convirtió su fiesta mayor en una grandiosa celebración, en donde peleños y forasteros tuvieron cabida al grito unánime de '¡Viva San Antón!'.

Una cita donde los jinetes, los caballos, las hogueras, los cánticos y los vítores en honor al patrón local, se entremezclaron para dar como resultado una noche de ensueño.

Una fiesta, declarada de Interés Turístico Regional, que congregó en torno a las 10.000 personas, entre jinetes e infantería, la mayoría de las cuales regaron sus gargantas con un trago de vino de pitarra y endulzaron su paladar con los típicos 'biñuelos', que se fueron sirviendo durante el recorrido desde los corralones o casas particulares.

El ritmo de la carrera lo marcó en su cabecera tanto el tambor del Santo, que este año encarnó Teresa Pastor, como la bandera. Luego tocó el momento de disfrutar. Unos en sus monturas, adornadas con las típicas mantas 'guapas' de madroños multicolores, otros integrando la infantería y el resto contemplando a pie de calle una fiesta tan espectacular.

El millar de jinetes, muchos llegados de diversas localidades próximas, empezaron a dar vueltas al recorrido, sorteando el fuego y lanzando vivas al santo. Vivas para San Antón, para San Fulgencio, San Antonino y para el 'Chiquirrinino', que retumbaron hasta altas horas de la noche en una localidad, como Navalvillar de Pela, que volvió a hacer gala de su hospitalidad con el visitante.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios