Borrar
Santiago Sánchez Junco, junto a su monolito. :: Armando Méndez
El monolito misterioso

El monolito misterioso

Casi nadie conoce el monumento cacereño a los Derechos del Niño

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 5 de enero 2018, 07:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

En el paseo de Cánovas de Cáceres, junto a los columpios, a cien metros de la gran bandera de 6.000 euros recién izada, se levanta un monolito que lleva 'izado' seis años, pero nadie sabe para qué sirve. El sentido de la bandera española es evidente, además, se ve muy bien, que para eso es una enseña, para enseñarla y dejar claro el mensaje simbólico de la patria y la nación. ¿Pero qué simboliza ese monolito? Se trata de un monumento que está tan bien hecho que no se ve. Pocos cacereños reparan en esa columna que se confunde con los árboles del parque, con un mosaico que representa una enredadera y con diferentes palabras de sentido positivo allí grabadas.

Los diez conceptos escritos en el mosaico son: protección, solidaridad, educación, amor, integración, igualdad, respeto, dignidad, juego e identidad. ¿Pero qué hacen esas bonitas palabras en un monolito, entrelazadas con una enredadera, justo al lado de unos toboganes? Pues no se sabe porque no hay ninguna placa que lo explique. Bueno, placa sí que hay, el problema es que lleva seis años sin colocarse. Por eso, el monolito no tiene quien lo explique y, a este paso, acabará convirtiéndose en el gran misterio de Cánovas.

Les presentamos al autor de este monumento sin explicación: Santiago Sánchez Junco (Cáceres, 1983), titulado en Artes Aplicadas al Muro, especialidad Mosaicos; en Conservación y Restauración de Bienes Culturales, especialidad Arqueología, y en Carpintería. Tras diferentes trabajos, montó un taller de mosaicos en 2008. Desde 2015 es, por oposición, profesor de Mosaicos en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Mérida.

«Yo tenía una vocación, una ilusión y una cochera, como en Silicon Valley, pero en vez de estar en la bahía de San Francisco, la cochera estaba en el barrio cacereño del Perú. Desde esa cochera, empecé a hacer mosaicos cuando en Extremadura solo había otro taller en Mérida. Me encargaron desde el Instituto de la Mujer y Asuntos Sociales de Cáceres un monumento que recogiera el decálogo de la infancia, la importancia de las tres culturas en el desarrollo de la ciudad y que homenajeara a Unicef», relata Santiago.

El encargo era triple y por tanto, peliagudo. El presupuesto era de 2.000 euros, IVA incluido, y lo resolvió levantando una estructura cilíndrica que se camuflara entre los árboles del paseo de Cánovas. En ella, con su particular técnica del mosaico, representó una enredadera de hojas verdes que simbolizaba la tres culturas entrelazadas, escribió los diez derechos del niño y, en la inauguración del monolito, escolares del colegio Francisco Pizarro completaron la obra pegando unas teselas en las que se sugería el homenaje a Unicef.

Esto se hizo el día de la inauguración, pero la placa que explicaba todo quedó para mejor ocasión. Llegaron las elecciones municipales, Elena Nevado sustituyó a Carmen Heras y de la placa nunca más se supo. En Cáceres hay monumentos que homenajean a las azafatas, al baile del Redoble, a los nazarenos, a las aves... Y luego está este homenaje a los niños que nadie sabe que está.

«Yo no soy partidario de las placas tópicas, pero ese monumento precisa de una explicación, de una placa, que ya está acabada, al igual que su estructura, que informe de que es un monolito donde se homenajea al niño, a las culturas judía, árabe y cristiana y a Unicef, que permita que los colegios realicen actividades el Día del Niño alrededor del monumento como la realizan los poetas junto a la estatua de Gabriel y Galán», razona Santiago Sánchez Junco.

Este artista tiene diferentes obras esparcidas por el mundo: mosaicos sobre la mujer trabajadora en Cáceres, sobre escenas extremeñas en Salorino o sobre la Virgen de Guadalupe en la basílica de la Anunciación de Nazaret (Israel). En todas esas obras, queda claro el sentido y el homenaje. En el monolito de Cánovas, no. Y explicar el monumento no cuesta 6.000 euros. Es gratis. Solo falta colocar una placa.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios