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Honrarás a tu padre y a tu madre

El último episodio de su lealtad absoluta se produjo en las pasadas y convulsas primarias del PSOE, donde Ibarra hizo voto de silencio y no se pronunció por ningún candidato o candidata, a pesar de haber soportado muchas, muchísimas presiones. Él siempre ha querido lo mejor para el país porque es un firme convencido de que lo mejor para el país es lo mejor para el PSOE y para Extremadura

Rafael Lemus

Sábado, 7 de abril 2018, 23:36

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El PSOE está a punto de cumplir 140 años desde su fundación, ha vivido todo tipo de vivencias, aventuras y desventuras, alegrías y muchas penurias. Hay pocos colectivos en Europa que puedan alardear de tener casi un siglo y medio, y sobre todo, hay pocos colectivos en Europa que con tantos aniversarios a sus espaldas sigan construyendo proyectos pensando en futuro.

El PSOE es un partido laico pero dicha laicidad no está exenta de ciertas liturgias y hábitos que han contribuido a la supervivencia de su organización. Hay algunos mandamientos que como reglas no escritas han sido transmitidas de generación de socialistas en generación. Por mi experiencia, la agrupación o federación que no las cumple, más temprano que tarde, suele sufrir una situación de conflicto orgánico y en consecuencia, también político, porque lo que nos afecta dentro de la organización, nos perjudica fuera.

El primer mandamiento es muy claro, no debe haber actividad dentro del PSOE que no vaya encaminada a mejorar la vida de los ciudadanos y, sobre todo, encaminada a velar por la igualdad de derechos y libertades de la ciudadanía. Cualquier actividad interna que no tenga como fin el de transformar la sociedad en base a los valores en los que se sustenta la sociedad sobra.

El segundo mandamiento es una de las claves de bóveda de nuestra supervivencia, consiste en honrar a tus compañeros, líderes del partido, a los que dan la cara y se la parten por defender las siglas del PSOE, defender a la dirección del partido sin perder el derecho a opinar con libertad y respeto. Es muy importante resaltar que en el PSOE a lo largo de la historia, quien ha ganado los congresos ha tendido la mano al que perdía y el que ha perdido no ha zancadilleado al que ganaba.

Es cierto que en el PSOE ha habido siempre varias sensibilidades que, a pesar de las diferencias, siempre han sabido convivir por un proyecto común. Sirva de ejemplo, el XXIX Congreso del PSOE, en el que Felipe González consiguió darle al Partido Socialista el cariz de socialdemócrata, dejando atrás el marxismo, una muestra de diferencia ideológica de profundo calado del que fue capaz de solventarse internamente.

El 26 de febrero cumplimos el 35 Aniversario del Estatuto de Autonomía en Extremadura, una fecha en la que todo el mundo recordó a una persona, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, por todo lo que significó en su momento, por la definitiva aspiración de Extremadura a tener las mismas oportunidades que el resto de territorios.

Rodríguez Ibarra ha tenido siempre una idea de país y de partido global pero sin perder la perspectiva de ser el líder de un territorio pobre y humilde. Su personalidad y fuerza han sido la consecuencia de una hipótesis; si no gritabas más que los demás, era imposible que te escucharan, lo que él metafóricamente denominaba «romper cristales».

Nadie, nunca, podrá tildar a este hombre de haber sido un desleal, ni a su partido ni a su tierra ni a su país. Es más, su lealtad ciega en lo que cree, le ha limitado en su vida personal y política, podría haber aspirado a algún ministerio en los gobiernos de Felipe González o de Zapatero, no sería por ofertas, pero siempre creyó que su vida política debía acabar donde empezó, en Extremadura.

El último episodio de su lealtad absoluta se produjo en las pasadas y convulsas primarias del PSOE, donde Ibarra hizo voto de silencio y no se pronunció por ningún candidato o candidata, a pesar de haber soportado muchas, muchísimas presiones.

Él siempre ha querido lo mejor para el país porque es un firme convencido de que lo mejor para el país es lo mejor para el PSOE y para Extremadura. Su opinión es respetada y elogiada por gran parte de la ciudadanía española y es, por ello, por lo que los socialistas extremeños, tristemente, vamos a echar mucho de menos el no poder contar con su visión de país en la Comisión de Evaluación y Modernización del Estado Autonómico del Congreso de los Diputados.

Cuando uno le pide opinión a un padre o a una madre sabe que estos les van a dar una opinión sincera y llena de interés, en muchas ocasiones, esa sinceridad es dura, injusta o incluso puede que no lleve la razón pero, seguramente, si hay alguien en la vida que nunca te traicionaría, esos son tus padres. Es de justicia reivindicar la voz y la figura de Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Es nuestro cuarto mandamiento socialista «honrarás a tu padre y a tu madre». Los socialistas no podemos reivindicar la historia de nuestro partido si renunciamos a sus protagonistas, a quienes nos dieron identidad e hicieron posible todo aquello en lo que creemos.

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