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Aunque nació en Madrid, Jaime de Jaraíz Lozano dice ser «extremeño de ascendencia y de corazón». :: HOY
Un extremeño entre la élite coreana

Un extremeño entre la élite coreana

Jaime de Jaraíz, hijo del pintor, es el único no coreano al frente de una filial de la multinacional LG

Antonio J. Armero

Cáceres

Lunes, 2 de octubre 2017, 23:26

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La España posfranquista agonizaba y la democrática aprendía a gatear. En ese contexto convulso, un extremeño de La Vera, pintor que ya se había recorrido medio mundo exponiendo sus obras (Estocolmo, Johannesburgo, Nueva York, Los Ángeles...) decidió que quería cambiarse el primer apellido. Un desafío al elefante de la burocracia que Jaime García Sánchez entendió que era la mejor forma de dar las gracias a su pueblo. Por varios motivos, el principal de ellos porque su ayuntamiento le pagó los estudios en Madrid –en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando–, un gasto que sus padres no podían afrontar. Desde ese año clave de 1978, él es Jaime de Jaraíz. Lo mismo que su hijo, que no pinta «nada bien», dice, pero que también ha llegado lejos en lo suyo.

Jaime de Jaraíz Lozano, hijo del pintor y músico Jaime de Jaraíz Sánchez, es el único no coreano al frente de una filial de la multinacional LG, fabricante de electrodomésticos y tecnología. Es el presidente de LG España y Portugal, y aunque nació en Madrid, cuando habla con un extremeño utiliza la primera persona del plural. «Soy extremeño de ascendencia y de corazón –dice de entrada–, y además me lo recuerda a diario mi DNI». Orgulloso de su apellido, Jaime de Jaraíz (el segundo) le dio a su padre (el primero) la alegría de traer al mundo un tercero para la saga. «Cuando llamé por teléfono a mi padre para darle la noticia de que mi mujer y yo íbamos a tener un hijo –recuerda el directivo entre risas–, me dijo que le hacía muchísima ilusión tener un nieto que se iba a llamar exactamente igual que él, así que no hubo mucho margen a elegir nombre».

El chico (14 años) quiere ser tenista, lo cual obliga al padre (50 cumplió en abril) a mantenerse en forma. No es problema para alguien aficionado al esquí, al pádel, al motociclismo –de crío fue campeón de ‘minimotos’–, al fútbol, atletismo, squash, golf... Y aficionado también a romper convencionalismos. Por ejemplo: ¿Por qué no puede el presidente de una multinacional desayunar con los trabajadores, sin presencia de los mandos intermedios? Él procura hacerlo todas las semanas, asegura. «Lo habitual es tomar decisiones con la información que te llega de los comités de dirección, o sea, desde arriba, pero yo creo que es mejor tomarlas con información tomada desde abajo, es decir, de los trabajadores». «Si quieres conocer la realidad de una empresa –continúa– es mejor acudir a la base, ahí es donde está la información más real».

Él aterrizó en LG hace doce años, tras pasar por Caja Madrid, Danone y Philips Ibérica. Titulado en Derecho por la Universidad Complutense, se especializó en Derecho Laboral por la San Pablo CEU e hizo un MBA (Máster en Administración de Empresas) en la Escuela de Negocios de Madrid de la Universidad de Houston, y otro en Dirección General por el IESE Business School. Casado con una abulense, tiene tres hijos, y aunque no ha heredado de su padre el talento con los pinceles, sí que se declara un entusiasta del arte. «Allí donde viajo, visito los museos», cuenta Jaime de Jaraíz, que durante dos años fue presidente de LG Canadá. O sea, un español al frente de una firma coreana en Canadá.

«No fue fácil abordar aquella situación, y es cierto que el hecho de no ser coreano ni canadiense tenía sus particularidades», recuerda el hijo del pintor cacereño, de cuya muerte se cumplen ahora diez años. La efeméride ha dado pie a una exposición que se inaugurará mañana en la Asamblea de Extremadura, y a unas jornadas que comenzarán el día 22. Los preparativos, de hecho, tienen al presidente de LG España y Portugal viajando a Extremadura constantemente.

Su padre tendrá un museo en Jaraíz y otro en Trujillo

Últimamente, Jaime de Jaraíz Lozano está viajando a Extremadura más de lo habitual. Los preparativos del homenaje que recibirá su padre a los diez años de su muerte le han llevado varias veces a Mérida. Y a Jaraíz de La Vera y a Trujillo ha ido para perfilar los futuros museos dedicados a su progenitor. El que abrirá en localidad de la que tomó el apellido tendrá un componente más personal, con objetos como el caballete que solía utilizar o su guitarra, y el de Trujillo estará más centrado en su obra. Si todo va bien, abrirán el año que viene.

«En Jaraíz no me queda familia directa, pero sí en Plasencia, y aunque ahora estoy yendo todavía más de lo habitual, lo cierto es que de siempre he mantenido los vínculos con Extremadura». Una tierra, cuenta, a la que su padre quiso con su alma. «En Madrid era muy habitual que él estuviera con gente hablando de su región, haciendo todo lo que estaba en su mano por ayudarla».

La historia de su padre, de hecho, prueba que se puede llegar lejos independientemente del lugar de nacimiento. «Las capacidades de las personas no dependen del sitio en el que han nacido», reflexiona Jaime de Jaraíz Lozano, que cree que a la región «le falta creerse todo lo buena que es». «Tenemos –argumenta– el mejor jamón de España, los mejores quesos, unos paisajes maravillosos, las gargantas del norte... Tenemos que ser conscientes de que tenemos cosas que no tienen otros».

Humildad y motivación

Esta toma de conciencia no está reñida con la humildad, una palabra que De Jaraíz subraya como clave en su escala de valores. «Siempre digo que somos gente normal que a veces hace cosas extraordinarias», resume. «Las empresas no tienen personalidad propia ‘per se’ –plantea el ejecutivo. Si sus mandos directivos son antipáticos y jerárquicos, la empresa transmitirá a la sociedad una imagen. Y sin son majos y horizontales, una distinta». Otro término clave en su filosofía empresarial es motivación. «Todos, en general, estamos en un término medio en cuanto a condiciones naturales –plantea–, y que rindamos por encima o por debajo de ese término medio depende en gran modo de la motivación». Y pone un ejemplo. «En el colegio, todos los niños sacan mejores notas en unas asignaturas que en otras, y yo pienso que una de las claves que explica esto es que en unas materias están más motivados que en otras, porque unas les gustan más que otras. Creo que este esquema se puede trasladar a la edad adulta y al ámbito laboral».

Quizás todo esto le pase por la cabeza mañana, cuando se inaugure en el patio de la Asamblea, en Mérida, la exposición dedicada a su padre. A la edad que ahora tiene ese nieto que se llama igual que él y que quiere ser tenista, el pintor ya era un niño prodigio. Con 16 ganó el concurso de la Caja de Ahorros de Plasencia. Y con 18 firmó un mural de grandes dimensiones para la iglesia de San Miguel de Jaraíz. Sus padres no pudieron pagarle la carrera en Madrid, pero le ayudó su pueblo y en la capital le fue tan bien que él sí pudo hacerlo con sus hijos. Sus manos artistas le dieron para regalarles un futuro. Y un apellido nuevo, mucho más original que García.

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