Extremadura acaba septiembre con riesgo extremo de incendio forestal

El riesgo será extremo el lunes en la zona oriental de la región, Campo Arañuelo, Villuercas, Ibores, La Siberia y el área oriental de la comarca de La Serena. No habrá riesgo extremo de nuevo hasta el viernes, esta vez en Sierra de Gata, Las Hurdes y toda la Sierra de San Pedro hasta Cáceres capital.

El sábado, 30 de septiembre, esa alerta extrema se extiende a toda Extremadura.

El riesgo Muy Alto de incendios forestales se centra el martes en el Valle del Ambroz, comarca de La Vera, Ibores y Las Villuercas, en el caso de la provincia cacereña y en La Serena y zona oriental de la Sierra de Tentudía en Badajoz.

Al día siguiente, miércoles 27 de septiembre, el riesgo Muy Alto se mantiene en el Ambroz, Ibores, Las Villuercas y Tentudía, a los que se suman con el mismo nivel Las Hurdes, Plasencia y Valencia de Alcántara.

Las Villuercas e Ibores son una de las áreas con más riesgo de la semana, ya que incluso el jueves mantienen ese riesgo Muy Alto que arrastran desde el martes. En la misma situación estarán esa jornada, el Valle del Ambroz, Las Hurdes, Sierra de Gata, Plasencia, Valencia de Alcántara, Los Llanos de Cáceres, Trujillo y el sur de la Sierra de Tentudía.

Es la predicción del EFFIS, el Sistema Europeo de Prevención de Incendios Forestales, para esta última semana de septiembre, metidos ya en un otoño, que revela que la alerta no es exclusiva del verano sino que traspasa estaciones.

Ocurre cada vez más, porque los incendios forestales están sufriendo un profundo cambio, que los aleja de los parámetros de frecuencia, estacionalidad o severidad habituales. Cambios que vienen motivados por la expansión de las masas forestales y su interacción con la población, además de la variación de las condiciones meteorológicas, afectadas por el cambio climático.

Esos escenarios de cambio climático traen aparejada una disminución de las lluvias en primavera y una entrada cada vez más temprana de las olas de calor, que hacen que las campañas de mayor riesgo comiencen antes y que las condiciones ambientales impliquen un comportamiento del fuego más virulento e intenso, limitando mucho la eficacia de los medios de extinción en su control.

Esas olas de calor son decisivas como factor de riesgo y cada vez más frecuentes, largas e intensas, batiendo cada año récords de temperaturas con respecto al anterior.

Cambio climático, sequía y ciertos modelos gestión medioambiental, aumentan la capacidad de propagación de los grandes incendios forestales, hasta el punto que alguno de ellos sobrepasan a los cuerpos de extinción. Los encargados de gestionar y ejecutar esa lucha contra las llamas se encontrarán, cada vez más, en incendios que empiezan en el bosque y acaban siendo una emergencia global de protección civil.