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Soledad Baños, a las puertas del prestigioso MRC Laboratory of Molecular Biology, en Cambridge. :: HOY
Soledad Baños, la doctora por Cambrigde salida de la UEx

Soledad Baños, la doctora por Cambrigde salida de la UEx

Soledad Baños Mateos es química experta en biología molecular

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Lunes, 9 de octubre 2017, 07:37

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Aún no ha cumplido 30 años y ya es doctora por Cambridge. Soledad Baños Mateos (Badajoz, 1990) acaba de terminar su doctorado en una de las universidades más antiguas y prestigiosas del mundo. Ha pasado cuatro años investigando en el MRC Laboratory of Molecular Biology de Cambridge a una media de diez horas diarias. Es el mismo centro donde trabaja Richard Henderson, el explorador biomolecular premiado hace solo una semana con el Nobel de Química junto a Jacques Dubochet y Joachim Frank.

Esta licenciada en Química por la Universidad de Extremadura aficionada al gimnasio, a bailar salsa y ver fútbol prepara las maletas para regresar del Reino Unido. Vuelve a casa con un importante hallazgo bajo el brazo; ha logrado desentrañar la estructura de la proteína polimerasa de la bacteria causante de la tuberculosis. «Esta proteína es la encargada de realizar copias del ADN de la bacteria, permitiendo su proliferación. La determinación de su estructura y posterior caracterización bioquímica son un punto de partida para el desarrollo de fármacos contra esta enfermedad que afecta a casi dos millones de personas al año». La publicación del estudio en la revista científica 'Nature Communications' da idea de su relevancia

ALGUNOS DATOS

  • Personal Soledad Baños Mateos nació en Badajoz el 12 de febrero de 1990.

  • Estudios previos Antes de doctorarse por la Universidad de Cambridge se licenció en Química por la UEx. Estudió en el colegio Enrique Segura Covarsí de Badajoz; cursó hasta tercero de ESO en el instituto Maestro Domingo Cáceres; finalizando la Secundaria y el Bachillerato en el Colegio Salesiano Ramón Izquierdo de la capital pacense.

  • Familia Ningún familiar se dedica a la investigación ni ha hecho carrera de ciencias.

  • Aficiones Le encanta ir al gimnasio y salir a correr. También le gusta bailar salsa y ver fútbol.

Nadie de su familia había cursado antes que ella una carrera de ciencias ni se había interesado por la rama científica. El primer contacto de esta extremeña con el campo de la biología estructural y molecular llegó con una beca de verano JAE-Intro del CSIC, en el Instituto de Química Física Rocasolano en Madrid. «Desde el primer momento me fascinó el hecho de que conociendo la estructura de una proteína fuese posible abordar todo tipo de problemas biológicos, desde el funcionamiento de un proceso celular hasta el desarrollo de nuevos fármacos». En ese centro inició un proyecto dirigido por María José Sánchez Barrena, otra científica salida de la Universidad de Extremadura. Y ya en su cuarto año de carrera obtuvo una beca de la compañía farmacéutica Amgen, que le permitió formar parte de un programa de investigación en el prestigioso Medical Research Council británico.

El hallazgo de la científica pacense puede ayudar al desarrollo de fármacos contra la tuberculosis

Este instituto de investigación posee un alto nivel de excelencia y es reconocido a nivel mundial por ser la cuna de laureados con el Premio Nobel como Watson y Crick, Max Perutz o Venki Ramakrishnan. Un año más tarde y tras finalizar la carrera, fue justo a este centro donde se incorporó la pacense para realizar su doctorado bajo la supervisión de Meindert Lamers.

Para entrar en Cambridge tuvo que superar varias cribas que no están a la altura de cualquier universitario. «Primero hay que encontrar un grupo de investigación interesado en tu incorporación. En mi caso fue el grupo donde había trabajado el verano previo. La propia Universidad debe aprobar tu incorporación». Para eso hay que acreditar un expediente universitario excepcional, un nivel de inglés más alto que el exigido en otras universidades británicas y la aceptación como miembro en uno de los 'colleges' que componen Cambridge. Después hay que pensar en el dinero. «Es necesario encontrar financiación para cubrir las tasas universitarias y ayudas para viajes y congresos, además de la manutención». Una vez en Reino Unido, lo que más ha echado de menos Soledad ha sido la cercanía y amabilidad de los españoles y nuestro estilo de vida. «Aquí la gente es bastante más fría y hace que la adaptación sea muy dura al principio». Por no hablar del clima y la comida, «que como es bien sabido no son el punto fuerte de Inglaterra».

Soledad, en el laboratorio del MRC de Cambridge.:HOY
Soledad, en el laboratorio del MRC de Cambridge.:HOY

La joven cree que su formación como química en el campus pacense de la UEx no tiene nada que envidiar a la de otras universidades. Pero aclara que «la falta de recursos y la baja inversión en investigación se hacen latentes a la hora de enfrentarse por primera vez al desarrollo de un proyecto».

Superada con creces esa fase, esta antigua alumna del colegio Enrique Segura Covarsí de Badajoz, del instituto Maestro Domingo Cáceres y de los Salesianos está convencida de que su paso por Cambridge le abrirá muchas puertas. «Un doctorado en una universidad de prestigio como ésta te da la posibilidad de continuar investigando en centros punteros a nivel mundial».

«Sin duda la formación recibida, junto con la exposición a técnicas punteras, hace que perfiles de jóvenes científicos como el mío sean bien recibidos en España». Existen algunos centros con recursos suficientes, pero sabe que el camino fácil para crecer sería con investigación de primer nivel en el extranjero. Aún así, en su caso ha tomado la decisión de volver a España, concretamente al País Vasco, donde intentará abrirse hueco en la investigación nacional. Comenzará su postdoctorado en el BioGUNE, un centro con sede en Bilbao.

Soledad comienza a atisbar, por lo que le cuentan compañeros, cierta mejoría tras los duros recortes que ha sufrido la ciencia en nuestro país; aunque cree que el panorama laboral tardará aún en remontar. «Es muy penoso que tras tantos años de dedicación muchos tengamos que renunciar a poder vivir en España o que tomemos, con miedo, la decisión de volver». Por eso no descarta a hacer las maletas de nuevo en el futuro.

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