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¿Qué ha pasado hoy, 17 de abril, en Extremadura?

Así defiende la Brigada Extremadura XI el norte de Europa

Militares destinados en Letonia y sus familiares cuentan los días para el regreso, previsto para enero tras aplazar su vuelta en noviembre

Ricardo Lenoir-Grand Pons

Letonia

Domingo, 26 de noviembre 2017, 00:10

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Hace frío en Adazi, Letonia. 20 grados menos como mínimo que en Badajoz, situado a 3.690 kilómetros, y de donde partieron hace casi medio año 250 soldados procedentes de la Base General Menacho. De ellos, 152 son extremeños de nacimiento, 20 de Cáceres, y el resto de Badajoz.

La mayoría son hombres, pero también hay seis mujeres en esta misión, y todos ellos se preparan para el que posiblemente sea el invierno más duro de sus vidas. La previsión es que las temperaturas bajen aún más, hasta los 20 grados bajo cero, por lo que todos guardan en sus macutos ropa técnica extra por si los uniformes especiales con los que cuentan no resultan suficientes para gente acostumbrada a inviernos suaves.

Entre ellos, hay un militar que piensa en el club Villanovense, que estuvo a punto de lograr el milagro de subir a Segunda División, y que recuerda con nostalgia La Carrerita de la Virgen en Semana Santa, y el mercado de abastos de su pueblo. El capitán de infantería Álvaro Viñegla, vecino de Villanueva, y militar de 35 años, es uno de los que más lleva tiempo a Adazi porque fue de los que llegó de avanzadilla. Viñegla representa el perfil típico del soldado del siglo XXI: joven, formado, padre de familia y buen conocedor de las nuevas tecnologías, las mismas que le permiten mantener contacto casi diario con su esposa, profesora en un colegio de Don Benito, y sus dos hijos.

Viñegla se aloja con el destacamento 'Extremadura XI' en las mismas instalaciones que los militares de otros seis países aliados que completan, junto con los efectivos letones, un batallón multinacional de siete naciones. En total conviven más de 1.000 soldados en la misma base. Superado el ecuador de una estancia prevista para seis meses, unos y otros acumulan una buena cantidad de historias y anécdotas personales y de grupo, porque no todo es frío y rigor en Letonia.

«Tenemos la suerte de contar con una oficina de 'moral y bienestar', aparte de instalaciones como la cantina, un teatro, el cual hace las veces de sala de cine, instalaciones deportivas y gimnasio», asegura el capitán Viñegla. «El amplio teatro registra una notable actividad como se ve reflejado en un panel informativo. Los españoles enseñan nuestro idioma mientras aprenden los del resto de los países: inglés, francés, italiano, polaco…y letón». También hay sitio para clases de bachata, salsa y deporte, mucho deporte. La base está repleta de canchas de baloncesto, fútbol, voleibol, algunas reglamentarias, y otros improvisadas.

También disfrutan de la cercanía de la capital del país, Riga, donde muchos van los fines de semana y aprovechan para cambiar de aires y comprar comida diferente a la que sirven en el rancho habitual. Uno de los alimentos que más echan de menos es el pan español, bastante diferente al letón, por lo que la mayoría de los paquetes que envían desde Extremadura incluyen bolsas de picos, un lujo muy preciado en Adazi.

El entorno de Adazi es privilegiado comparado con el que se enfrentan los militares en otras misiones en el extranjero. Están en Europa, y hay de todo. El ambiente es tranquilo, en los supermercados se encuentran casi las mismas cosas que en España, y la cultura y el paisaje urbano es muy parecido al de cualquier ciudad europea.

Nada que ver con las carencias con las que se han enfrentado los más veteranos en misiones anteriores, o incluso las que puedan estar afrontando en estos momentos los soldados extremeños que se encuentran ahora en el Líbano, donde la situación es ahora preocupante. Dentro de lo que cabe, el estado de ánimo de los familiares de los que aguardan en España es más tranquilo que en otras ocasiones, según relatan algunos de ellos, que comparten información y experiencias en los habituales grupos de whatsapp y redes sociales.

Al frente del destacamento español está el teniente coronel Juan Castroviejo García, jefe de la Unidad. Veterano militar, acumula seis misiones en el exterior, tres en Bosnia, dos en Líbano y la actual. Castroviejo llegó a la Brigada Extremadura XI en 1993. En su despacho, compartido con otros 25 soldados, se mueve entre banderas españolas, extremeñas y las de algún equipo de fútbol. En un lugar destacado, muestra un pasaje enmarcado del poema 'Milicia', de Calderón de la Barca: “Aquí la más principal / hazaña es obedecer / y el modo cómo ha de ser / es ni pedir ni rehusar”.

Para casi todos ha empezado la cuenta atrás. El regreso está previsto para enero, después de que aplazaran el regreso que iba a realizarse en noviembre, lo que no fue posible por problemas tácticos derivados de haber llegado los primeros, y ser los responsables de tener que recepcionar y organizar el material, según explicó hace poco el general de la Brigada Extremadura XI Francisco Javier Dacoba. «Abrimos escenario y esto comporta dificultades añadidas que se van solventando paulatinamente, a partir del segundo o tercer relevo la situación se normalizará», comentó hace unos días.

Un mensaje para Moscú

¿Por qué están en Adazi los militares extremeños? Viñegla y el resto de los efectivos de la Brigada 'Extremadura XI' están en Letonia porque la OTAN decidió en julio del pasado año responder a la amenaza que suponía Rusia para sus estados miembro desplegando una misión en las tres repúblicas bálticas, más Polonia, llamada Presencia Avanzada Reforzada. Esta intervención supone una respuesta disuasoria y defensiva con la que mandar a Moscú el mensaje de que Occidente cuenta con las herramientas y mecanismos necesario para repelar cualquier agresión cuyo objetivo sea generar caos en las instituciones de occidente.

España decidió participar en ella asumiendo una alta responsabilidad mediante un amplio despliegue para defender la seguridad y la democracia de todos. En este compromiso Extremadura ha desempeñado un papel de notable relevancia ya que el destacamento desplegado partió de la Base General Menacho con una operación que ha representado un reto logístico de importancia, sobre todo por la movilización de los carros de combate Leopardos, un éxito sin precedentes en los despliegues del ejército español.

Ha sido el traslado más espectacular que se ha llevado a cabo hasta el momento por el Ejército de Tierra. Se movieron miles de toneladas de material de combate entre Badajoz y Vigo, primero por la carretera Ex-110, luego por la A-5 hasta Mérida, y después por la A-66. La operación de traslado empezó a primeros de junio, e incluyó el traslado luego por mar de 80 vehículos militares, además de misiles Spike, y todo tipo de munición, repuestos y herramientas que viajaron en contenedores.

En esta operación, la Brigada Extremadura XI está aportando la mayor potencia de combate al Grupo Táctico “Letonia”. España siempre ha sido reconocida por su buena labor en misiones en el extranjero (Bosnia, Malí, Líbano…) y ahora además se elogia su capacidad de despliegue técnico.

Los primeros en llegar a Adazi, y entre los que se encontraba el capitán Viñegla, fueron los miembros del Destacamento Avanzado, grupo encargado de la apertura de misión y cuyo objetivo fue gestionar todos los detalles necesarios antes de la llegada del grueso del contingente. Su llegada, el 30 de abril, coincidió con la suave primavera letona, que se prolongó durante un verano que nada tiene que ver con el extremeño.

Ahora, en pleno otoño, es cuando se empiezan a notar las bajas temperaturas, llegando a contar con mínimas diarios de 0 grados. Pero el frío no les cogerá de improviso. El contingente realizó ejercicios en el campo de prácticas del Centro de Adiestramiento de San Gregorio (Zaragoza), durante los meses del pasado invierno. En ellos recibieron formación específica por parte de Unidades de Montaña. Por otro lado, los soldados han recibido clases de conducción sobre nieve y hielo y todos tienes uniformes acordes a las temperaturas esperadas.

La mayor parte del despliegue español empezó durmiendo en tiendas de campaña. Eran nuevas, y en ese área contaban con wi-fi y baños con duchas. Estuvieron en esa zona hasta que el gobierno letón acabó las nuevas instalaciones, en septiembre. En la actualidad, los soldados extremeños gozan de las mismas comodidades (o incomodidades,) que los soldados de los demás países.

El despliegue de las tropas españolas y de los demás países en Adazi despierta una gran simpatía entre la población local, que aprovecha las ocasiones que se le presentan para agradecer la presencia de los soldados. Por la base letona han pasado desde autoridades civiles y militares del país, hasta el equipo nacional de baloncesto (rival habitual de España en los grandes torneos) pasando por multitud de medios de comunicación. Entre los más ilustres visitantes destaca el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que acudió acompañado de la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, el 18 de julio pasado, a conocer sobre el terreno la labor que desempeñaban nuestros soldados y dar ánimos para afrontar la misión.

Contra la injerencia rusa

Los soldados de la Brigada Extremadura XI están realizando una labor fundamental para la defensa de la seguridad y democracia de la Unión Europea. Cabe destacar que España, con más de 300 militares, es el mayor contribuyente a la misión tras las 4 naciones marco (Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Canadá).

De entre las actuales amenazas globales destaca la injerencia rusa en procesos democráticos occidentales. Tales acciones se vieron en dos de los más relevantes acontecimientos sucedidos en el 2016: el referéndum británico de permanencia en la Unión Europea y las elecciones presidenciales estadounidenses.

Antes había sospechas de la interferencia de Rusia, especialmente a la hora de generar masivos movimientos en las redes sociales que favorecían su apuesta (la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la candidatura de Trump). Ahora ya existen pruebas evidentes que confirman su intromisión.

En España se ha visto cómo dos medios públicos rusos, RT y Sputnik, han generado una inusitada cantidad de contenidos que favorecían intereses de los nacionalistas catalanes basándose en falsedades o, en el mejor de los casos, medias verdades. Estas prácticas son bien conocidas para estos tres pequeños países, los cuales obtuvieron su independencia en 1918 para perderla en 1940, cuando involuntariamente pasaron a la esfera de la Unión Soviética.

Tras el colapso de la URSS, en 1991, fueron de los primeros países que accedieron de nuevo a la independencia. Años después, en 2004, se adhirieron libremente a la Unión Europea y la OTAN. De entre las muchas acciones llevadas en esta región destaca la apertura en 2016 en Riga del Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas con el fin de contribuir a sus procesos de comunicación, proporcionando análisis completos, advertencias y apoyo práctico.

El compromiso de España con la OTAN ha quedado demostrado en esta nueva misión desplegada en una región ajena a nosotros histórica y culturalmente, lo que no ha impedido su participación debido a los vínculos establecidos a través de la Alianza Atlántica y la Unión Europea.

Rusia está llevando a cabo acciones de distinto voltaje en procesos democráticos en el seno de varios países del marco europeo, tales como los anteriormente mencionados o en las últimas elecciones en Francia y Países Bajos, que demandan una réplica firme.

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