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¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?
Patricia con sus hijos y con su madre, Isabel, echando la tarde en la playa de La Antilla este verano. :: JLG
Cuatro generaciones de origen extremeño en La Antilla

Cuatro generaciones de origen extremeño en La Antilla

Les gusta el ambiente porque sienten que sus hijos están seguros con sus pandillas; como muy lejos van de marcha a las discotecas de El Terrón. Muchos extremeños vinieron con sus padres en los setenta y ahora veranean aquí con sus nietos

J. López-Lago

La Antilla

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Viernes, 25 de agosto 2017, 23:31

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Isabel Giralt viene a La Antilla desde 1974. La traían sus padres. Ahora es abuela y comparte toalla con sus hijos, sus nietos y hasta con su madre, de 85 años, aunque ese día se queden en la frontera entre el paseo y la arena. Isabel recuerda perfectamente su primer contacto con esta playa de Huelva. «Tenía catorce años y vinimos en la feria porque unos amigos le dejaron el piso a mis padres. Esa misma semana se compraron un apartamento que después lo cambiaron por otro más cercano al mar, hace ya veinte años».

Dice esta pacense que hace cuarenta años ya venía mucha gente de Badajoz a este pueblo costero, supone que porque unos amigos han ido convenciendo a otros. En su caso, que ella y su marido compraran su propio apartamento en el año 2003 era ya una cuestión de necesidad. «Somos ocho hermanos, todos viviendo en Badajoz y entonces imagínate el lío haciendo turnos. El caso es que yo tengo tres hijos, así que al final nos repartimos entre los dos pisos».

Él ha visto la evolución de este lugar. «Esto ha cambiado mucho, antes Islantilla ni existía y lo bueno de este crecimiento es que ahora hay muchos servicios. Es una playa ideal para venir con hijos quinceañeros. Cuando los míos tenían entre 14 y 18 años se morían por venir aquí para estar con su pandilla». A su lado su hija Patricia Franco, que ahora tiene 32 años, asiente con la cabeza junto a sus dos niños, Germán, de cinco años y Julia, de tres. Habla de las discotecas de verano de El Terrón, de cuando antes el Ayuntamiento de Lepe ponía autobuses y llegaban al amanecer con churros para sus padres. «Ahora hay taxis y las noches del viernes y el sábado no paran».

«Me gusta la playa por la mañana y por la tarde, me dicen que qué aburrido, pero yo vengo a aburrirme»

Lógicamente Patricia viene a La Antilla desde que nació, como ahora hacen sus hijos, y para ellos hay un momento del verano especial. «Es lo más parecido a la Navidad. Solo faltan los polvorones. Es cuando nos juntamos todos aquí. Isabel y Patricia vienen desde Madrid y su hermano José Antonio desde Inglaterra en un avión que lo deja en Faro (Portugal) y vamos a recogerlo», explican.

El resto del verano van y vienen a Badajoz, pues la abuela Isabel tiene una gestoría y ha de atender a sus clientes, aunque a veces practica el teletrabajo y con una conexión a Internet va sacando adelante sus tareas.

Madre e hija admiten ser muy playeras y la mayor parte de las horas las pasan junto al mar, pero cuando sale un día nublado les gusta buscar alguna alternativa. Isabel empieza a mencionar planes: La Isla de Tavira, el restaurante panorámico de Praia Verde o una lancha que te lleva a una isla denominada Praia Deserta donde afirma que las aguas son como las del Caribe, todo esto en Portugal. Y sigue con la provincia de Huelva: la desembocadura del río Piedras, que tiene un banco de arena al que llaman La Flecha, las carabelas del Monasterio de La Rábida, ... y entonces tercia su hija Patricia para hablar de las clases de yoga a las que fue el otro día en un chiringuito de La Antilla, donde afirma que aún se ve de vez en cuando con miembros de su pandilla de adolescentes, los cuales viven ahora en distintos puntos de España.

Una tradición estival más

La prueba de que esto es un lugar familiar es que a pocos metros otro matrimonio de Badajoz pasa parte de su veraneo. Son Sol Escribano y Gonzalo Maqueda con su hija Fátima, de 22 años y por tanto aún en la edad de sacarle el máximo partido a las noches de La Antilla, o mejor dicho de El Terrón, que es donde se concentra el ocio nocturno para los jóvenes.

«Venimos hace 24 años -explica la madre- y prácticamente no hemos cambiado de sitio desde entonces. Nos gusta La Antilla casi por tradición pues yo ya venía con mis padres. Una de las ventajas es que cuando los niños crecen aquí lo tienen todo cerca. Hay bastante seguridad y como muy lejos van en taxi a El Terrón».

Esta pareja de funcionarios suelen venir un mes completo y alquilan un apartamento, el cual suelen reservar en Semana Santa. Gonzalo piensa que esta fórmula les da más libertad para decidir si vienen o no pues saben que llegará un momento en que a los hijos ya no les apetezca venir. De momento, su hija Paloma, de 16 años, anda por ahí con los amigos.

A su hermana Fátima, que estudia Bellas Artes en Sevilla, todavía le motivan los planes que hace en La Antilla. «Me gusta porque aquí tengo mi grupo de amigos. Son de Badajoz, de Huelva, de Sevilla... La mayoría tiene aquí casa y sé que cada vez que vengo los encuentro seguro y siempre surge algún plan», señala la joven.

A la madre el plan que más le gusta es por la mañana playa y por la tarde playa. «Mi hija me dice que qué aburrido, pero yo lo que digo es cuando estoy de vacaciones lo que me apetece es aburrirme».

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