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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?

Los centros de prevención de adicciones se llenan de padres con hijos jóvenes

M. Á. M.

MÉRIDA.

Domingo, 20 de agosto 2017, 00:28

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Hasta ahora, la ludopatía generalmente empezaba a comienzos de la adolescencia en los hombres y entre los 20 y 40 años en las mujeres.

Pero en los últimos años se ha notado un aumento de esta adicción entre los jóvenes debido al auge de los videojuegos y de Internet. También marcan una fuerte influencia el fácil acceso a salas de juego y la escasa reglamentación al respecto.

Así lo confirma Jesús María Vázquez, responsable de la Asociación Dombenitense de Ayuda al Toxicómano (ADAT) y presidente de la Federación Extremeña de Atención al Drogodependiente.

La ludopatía, como las demás adicciones, lleva aparejado el robo de dinero a la familia

Señala que en los últimos meses se ha notado un incremento importante de conductas adictivas en relación al juego en personas cada vez más jóvenes. E incluso en menores, que acceden fácilmente a las casas de apuestas y a los juegos 'on line'.

«Hasta hace poco, el perfil de las personas que solicitaban nuestra ayuda era el de un hombre mayor de 40 años aficionado, sobre todo, al juego en máquinas tragaperras, que venía acompañado de su mujer. Hoy se ha disparado la presencia en la asociaciones de ayuda de padres con sus hijos jóvenes, incluso menores de 18 años, que confiesan que tienen un gran problema con el juego. Esto lleva aparejado el robo de dinero a sus propios progenitores, hermanos o incluso abuelos».

Un repentino cambio en el comportamiento habitual o el estrepitoso e inesperado fracaso escolar son los síntomas más habituales que detectan los padres para sospechar que algo raro le pasa a su hijo. Algo como un problema con el juego que puede transformarse en ludopatía y que tiene indicadores muy parecidos con el resto de adicciones. «Los chicos que vienen con sus padres se tienen que convencer de que tienen un problema que hay que atajar», indica.

El problema surge, según explica Vázquez, cuando los recortes que se producen en las ayudas de este tipo a colectivos y asociaciones «alcanzan hasta el 67%». Insiste en que cuando no hay presupuesto para la atención directa del problema, mucho menos para la prevención. «Reclamamos dinero para seguir actuando. De hecho hay entidades con profesionales que llevan meses sin cobrar. Muchas de las asociaciones o colectivos acaban cerrando porque no pueden afrontar la situación», lamenta.

Explica que para abrir una sala de apuestas como las que proliferan en Extremadura hay que hacer una gran inversión de dinero. Además, una vez abierta, debe pagar una gran cantidad de impuestos y tasas al gobierno. «Se abre un conflicto de intereses entre lo que aporta económicamente a los gobiernos este tipo de negocios y las medidas que estos puedan tomar para cerrarlos o ponerles un límite». Vázquez dice que en muchos de estos establecimientos «no hay un control riguroso de la gente que entra. En muchos de ellos no se pide el DNI».

Según dice, el tipo de asociaciones como la que preside cuenta con un instrumento, que se denomina autoprohibición, que es una especie de documento que una persona firma por el se compromete a no acceder a diversos sitios que pueda fomentar la ludopatía. Vázquez asegura que, aún portando este documento, las personas tienen acceso libre en algunos de estos locales.

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