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EFE
Domingo, 22 de octubre 2017, 14:07
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Aficionados a la astronomía fundamentalmente del norte de Europa, pero también de otros países como Estados Unidos, Rusia, Chile, Abu Dabi y Dubái observan cada noche el cielo de Extremadura, donde tienen instalados sus telescopios que controlan remotamente a miles de kilómetros en sus propias casas.
'Tan cerca como necesites, tan lejos como quieras', es el lema del complejo de astroturismo 'Entre Encinas y Estrellas' (e-EyE), situado en Higuera la Real (Badajoz), en plena dehesa extremeña. Oferta sus observatorios modulares destinados al alojamiento de telescopios robóticos que se pueden controlar remotamente desde cualquier lugar del mundo a través de internet, lo que se conoce como 'hosting'.
Actualmente son 30 los telescopios colocados en este complejo, que puede ya considerarse como un centro de referencia europeo en la observación astronómica robotizada al ser el que cuenta con un mayor número de equipos instalados, sin competir lógicamente con los observatorios profesionales, como el de Calar Alto, en Almería, o el el Instituto Astrofísico de Canarias.
'Entre Encinas y Estrellas' es una proyecto privado, desarrollado por una pareja de navarros, José Luis Quiñones y Cristina Fabo, aficionados también a la astronomía y que se consideran «enamorados de los cielos extremeños» desde hace 20 años, cuando llegaron a trabajar a la comunidad autónoma para montar una empresa belga destinada a envases de plástico.
«Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño», según José Luis Quiñores, quien parafrasea a Paulo Coelho para resumir el desarrollo de su proyecto, que comenzó su andadura hace tres años, tras instalar su propio telescopio en la parcela que había adquirido en Higuera La Real.
Así, la idea surgió con la intención de querer acercar el limpio cielo extremeño que ellos ya disfrutaban a otros astrónomos que tienen equipos pero sólo podían utilizarlos pocos días al año por vivir en zonas muy contaminadas lumínicamente o con malas condiciones para la observación astronómica.
A su juicio, la dehesa extremeña reúne las condiciones idóneas para la observación astronómica con equipos semiprofesionales porque, aunque no tiene mucha altitud, sí carece totalmente de contaminación lumínica, dada la despoblación de la región, y las propias encinas crean calma en los vientos y absorben el polvo en suspensión, a lo que se une un clima no lluvioso.
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