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Agentes del Medio Natural:la policía más indefensa de Extremadura

Son muchas las irregularidades que consienten y propician. Cuestiones como el no realizar servicios en pareja,carecer de armas o medios disuasorios y no contar con ningún protocolo ni formación en actuaciones propias policiales

Antonio Gutiérrez Sánchez

Viernes, 2 de febrero 2018, 00:07

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Ha transcurrido ya un año desde el desgraciado suceso ocurrido en Lleida, en el que un cazador mató a sangre fría un 21 de enero a dos compañeros agentes rurales catalanes, Xavier y David. Esto puso de manifiesto la falta de seguridad personal de todos los agentes forestales del territorio nacional en el cumplimiento de su servicio ordinario. Los Agentes del Medio Natural extremeños, policía administrativa ambiental autonómica con funciones de policía judicial en sentido genérico, volvimos a denunciar entonces, de forma particular y a través de nuestros sindicatos, el total desinterés, la falta de responsabilidad, pasividad y desidia de la Junta de Extremadura a la hora de acometer las medidas básicas para poder preservar nuestra integridad física y jurídica cuando ejercemos las funciones propias de custodia y policía de nuestro rico patrimonio natural. Nada se ha hecho desde entonces, y nada se tiene previsto hacer, demostrando nuestra administración una vez más una total falta de voluntad por resolver los graves riesgos laborales a los que nos enfrentamos día tras día.

Son muchas las irregularidades que consienten y propician. Cuestiones como el no realizar servicios en pareja, carecer de armas o medios disuasorios y no contar con ningún protocolo ni formación en actuaciones propias policiales. O realizar nuestro trabajo en terreno muchas veces de difícil orografía, con vehículos viejos de más de 300.000 kilómetros de media y que se encuentran la mayor parte de las veces en el taller, además de que no tienen los obligatorios rotativos luminosos V1, lo que supone incumplir los requerimientos de Inspección de Trabajo hechos ya desde hace más de un año. También hay que referir el riesgo que asumimos al identificarnos sistemáticamente con nuestros nombres y apellidos ante personal ajeno a la administración pública, una práctica contraria a la normativa vigente, que recoge que solo se nos puede identificar a través de nuestro número de identificación profesional, como ocurre con otros cuerpos policiales. Este extremo también ha sido denunciado a la Inspección de Trabajo, que ha requerido que se cumpla la norma, pero que se sigue vulnerando sistemáticamente y con total impunidad. No podemos olvidar tampoco la prestación de servicios de incendios, ya sea estando de guardia o sin estarlo, en los que se obliga a los agentes a jornadas de trabajo extraordinariamente prolongadas y a descansos muy exiguos, contraviniendo incluso con ello tanto el Estatuto de Trabajadores como las normas técnicas del Comité de Lucha contra Incendios Forestales, organismo de carácter nacional dependiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Cabe recordar que los Agentes del Medio Natural tenemos funciones de directores técnicos de extinción y por lo tanto, somos responsables del personal a nuestro cargo, bomberos forestales principalmente. La lista de carencias incluye la insuficiente uniformidad (guantes, botas de agua, ropa de invierno, equipos de protección individual para incendios…) para inclemencias del tiempo y trabajos de riesgo. Y un largo etcétera de irregularidades manifiestas que ponen en peligro la seguridad de los agentes en su trabajo. Todo esto ha tenido como consecuencia numerosas agresiones y accidentes laborales, de los cuales tiene sobrado conocimiento nuestra administración, que pocas o ninguna medida ha tomado hasta la fecha para evitarlos.

Pero esta injustificada desidia puede afectar no solo a la integridad física y jurídica del funcionario –incluso a su propia vida, como tristemente se puso de manifiesto en Lleida–, sino también a chavales de 17 a 20 años de edad, recién salidos de las escuelas de ciclos medios y superiores de capacitación forestal, pues es obligación de los agentes llevarles en los viejos vehículos oficiales, en estas condiciones de extrema inseguridad laboral, ya que tienen que realizar las prácticas acompañándonos en nuestros servicios ordinarios, sin ser agentes de la autoridad.

No pueden justificar esta indiferencia alegando falta de dinero para poder llevar a cabo las medidas precisas –incluso así, sería muy mezquino anteponer esto a la vida de cualquier funcionario público– pues muchas de estas mejoras no requieren presupuesto alguno, y otras… El mismo gasto que se dedica a externalizar la función pública a través de empresas privadas o semipúblicas en trabajos que perfectamente podemos hacer los agentes, como sería el caso de la investigación de incendios forestales, podría destinarse a dotar de seguridad al colectivo. A mi juicio, y tras tantos años de manifiesta incapacidad, es sólo cuestión de desidia y desinterés por parte de aquellos puestos de estructura, que siguiendo o no directrices políticas, están obligados por la legislación en materia de riesgos laborales, a poner solución a este grave problema que afecta a los funcionarios de la policía medioambiental extremeña.

La administración cuenta con nuestra férrea voluntad de trabajo, como profesionales que somos. A pesar de la peligrosidad en la que nos hacen incurrir, y a riesgo de nuestras propias vidas, seguimos saliendo al campo a enfrentarnos al furtivo, al envenenador de fauna silvestre, al contaminador de ríos... Al delincuente medioambiental. Si no fuera así, la naturaleza extremeña estaría verdaderamente desamparada. Y eso es lo que nos hace ser tan temerarios.

En resumen, estamos vendidos cada vez que iniciamos nuestro servicio, ya sea de día o de noche. Y esto no es sólo de conocimiento de la Junta, que reitero, está obligada a tomar medidas para solucionarlo, sino también de aquellos infractores y delincuentes que se aprovechan de esta situación para amedrentar, amenazar, insultar y/o agredir, e incluso dar muerte, a la policía más indefensa del Extremadura: los Agentes del Medio Natural.

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