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¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?
Antonio y Pilar acogieron a su hija con tres años y el próximo julio cumplirá nueve. :: jorge rey
«Acoger es dar la oportunidad a un niño de que tenga una vida»

«Acoger es dar la oportunidad a un niño de que tenga una vida»

La familia de Pilar Rivada es una de las 17 con las que cuenta hoy Extremadura para sacar a los menores de los centros

ANA B. HERNÁNDEZ

Domingo, 28 de mayo 2017, 09:45

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«Tenía regalos para nosotros, los había preparado ella sola porque estaba muy ilusionada con conocernos, muy contenta porque quería una familia».

Pilar Rivada recuerda emocionada el primer encuentro de ella y su marido, Antonio, con la menor que se convertiría en su hija de acogida. Era enero de 2012. La pequeña tenía tres años y llevaba más de dos en un centro de menores, después de que la Junta constatara que sus progenitores no le podían proporcionar una atención adecuada.

Casi al mismo tiempo que ocurría esto, Pilar y Antonio decidían convertirse en una de la familias con las que cuenta la Junta de Extremadura para acoger a menores que no pueden ser cuidados por sus padres biológicos y que, además, carecen de familia extensa como tíos o abuelos para ocuparse de ellos.

El trabajo de Pilar como asesora jurídica de la Consejería de Sanidad y Política Social fue posiblemente decisivo para tomar la decisión. «Conocía la escasez de familias ajenas para el acogimiento y también que es la fórmula idónea para que los niños que están en centros de menores tengan una oportunidad de tener una vida normal, y al mismo tiempo no perder la relación con su familia biológica; a mi marido le pareció estupendo y nos apuntamos a la lista».

Antes se lo explicaron a sus hijas biológicas, dos mellizas que entonces tenían cinco años. «Les dije que un niño necesita una familia para vivir, unos padres que le quieran y se preocupen por él, y lo comprendieron perfectamente».

Cuando Pilar y Antonio recibieron la primera llamada de la Junta proponiéndoles que acogieran a la menor de forma permanente, lo aceptaron al instante. Comenzaron las visitas al centro de menores donde se encontraba la niña «y el 7 de febrero de 2012 fuimos a buscarla». La niña quería irse con ellos después del primer encuentro. Mucho más cuando conoció a las mellizas. «La teníamos que llamar por teléfono todos los días porque quería estar con nosotros». Quería tener una familia cuanto antes.

Por ello el proceso de adaptación fue bien. «Se despidió con alegría y tristeza del centro y se quedó dormida en el coche, al poco de iniciar el viaje de camino a nuestra casa». Muchas emociones y sentimientos encontrados para una niña de poco más de tres años. Pero según fueron pasando los días en su nuevo hogar la adaptación se fue logrando. Hoy son una familia numerosa. Pilar y Antonio tienen, simplemente, tres hijas. Y las niñas se consideran, claro, hermanas.

«Es tan gratificante la experiencia que, de hecho, no descartamos, sino todo lo contrario, acoger de forma temporal a otros niños cuando nuestras hijas sean más mayores y estén en la Universidad, por ejemplo», afirma Pilar. «Porque acoger es dar la oportunidad a un niño de que tenga una vida y, por ello, es una experiencia tan gratificante; creo que es una forma excepcional de ayudar a alguien, una experiencia que recomiendo vivir».

Campaña

Es el motivo por el que esta familia apoya la campaña que recientemente ha lanzado la Consejería de Sanidad y Política Social, en colaboración con Cruz Roja y titulada 'Tu hogar al alcance de su mano', para lograr que otras sigan los pasos de Pilar y Antonio. Porque todos los expertos coinciden en que los niños necesitan una familia para crecer sanos en todos los sentidos. La opinión mayoritaria de los expertos es que los menores están mejor en un entorno familiar que en un centro. Porque se les brinda una atención personal, un vínculo afectivo, un cuidado continuo, un entorno físico que no estigmatiza...

«Los centros de acogida no son positivos para el menor, que necesitan un adulto de referencia para desarrollarse como personas», resume Pilar, miembro también de la Asociación de Familias Adoptantes y Acogedoras de Extremadura (Afadex).

De ahí la campaña de la Junta para conseguir que los cerca de 300 menores que tiene tutelados puedan un día, como su hija de acogida, vivir con una familia. Y hacerlo, además, sin perder el contacto con sus progenitores siempre que sea posible.

«Nuestra hija mantiene los apellidos de sus padres biológicos». Porque esta es la gran diferencia entre la adopción y el acogimiento. La primera es la que buscan las parejas que quieren ser padres. El segundo es al que se apuntan los que quieren cuidar a un menor para darle esa oportunidad de una vida mejor. Sin olvidar que, al margen de papeles, también serán sus padres durante el tiempo que dure la medida. «Es ayudar a los demás sin pensar en uno mismo; por eso el acogimiento facilita el contacto del menor con sus progenitores».

El objetivo es que la relación entre los padres biológicos y sus hijos no se pierda. Pilar lo tiene claro: «Hacer posible que esa relación afectiva se mantenga es algo hermoso; para ello no hay que juzgarlos, porque en muchísimas ocasiones esos padres quieren a sus hijos, simplemente no son capaces o no pueden cuidarlos».

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