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La salchicha alemana

La salchicha alemana

Una caseta 'bávara' se convierte en explicación de la feria de Cáceres

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Martes, 27 de abril 2021, 19:50

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La primera salchicha alemana la tomé en un circo alemán que vino a la feria de Cáceres. Se llamaba Krone y tenía orígenes bávaros, más concretamente de Munich. Sería a finales de los 60 y el Krone era tristemente conocido porque, en 1967, una avioneta que hacía publicidad de su espectáculo sobre el cielo de Badajoz se había estrellado muriendo sus dos ocupantes. Uno de ellos tenía 26 años y una lápida en el cementerio de Badajoz lo recuerda: «Luis Vicente Luna Milla falleció en accidente de aviación el 23 de junio de 1967. El pueblo de Badajoz no te olvida».

En aquel tiempo, a la feria de Cáceres venían hasta dos circos. El año de mi primera salchicha coincidieron el Krone y otro circo español, yo creo que era el Price, donde pude ver a Pinito del Oro haciendo maravillas en el trapecio. Hoy, no vienen ya circos porque la feria es más de casetas que de espectáculos como el Krone, el Price o el teatro de Manolita Chen, que con la caseta municipal eran las atracciones fundamentales de aquellas ferias tan importantes a las que venía Rocío Jurado, que se alojaba en el hostal Pasarón, que hoy es un club, y donde no faltaban los elefantes, que viajaban a Cáceres en tren y hacían un espectacular pasacalles por la avenida de Portugal camino del ferial de El Rodeo.

Las ferias de Cáceres han tenido desde siempre un punto de vanguardia gastronómica. No solo descubríamos en la feria las salchichas de Francfort, sino también los pinchos morunos, el vino de Cariñena, las primeras hamburguesas y los primeros bocadillos gigantes, los pollos asados en hornos giratorios, las patatas rellenas y los churros de crema y de chocolate. Las ferias han sido siempre un surtidor de novedades y con ellas llegaron hace ya mucho la primera proyección de cine o los primeros fotógrafos callejeros.

Este año, la novedad fundamental de la feria cacereña es una caseta llamada Oktoberfest Olé. Se trata de un remedo de las carpas gigantes de la famosa Fiesta de la Cerveza de Munich, aunque en versión reducida. Quienes hayan viajado a Alemania y hayan comido en un restaurante popular, ya conocían este tipo de restauración: mesas de madera muy largas, corridas, donde te sientas al lado de quien te toque y bebes grandes jarras de cerveza mientras comes salchichas, de nuevo las salchichas alemanas, o codillo acompañados de chucrut (col fermentada) y puré de patatas. Al tiempo, la música invita a hacer coros, a dar golpes en las mesas, a bailar y a brindar gritando prost o lo que se te ocurra.

Esta caseta no es alemana, sino de origen madrileño. La empresa que la lleva ha decidido venir a Cáceres porque es una feria que aún mantiene un prestigio 'casetero', a pesar de un cierto declive por la crisis y por la competencia de una feria de día en el centro que la amenazaba seriamente. La feria de Cáceres, si atendemos solo al recinto ferial y a sus casetas, es la mejor de Extremadura, pero si pierde las casetas, perderá casi toda su gracia.

La caseta Oktoberfest solo acude a las ferias de las grandes ciudades españolas. Sabedores del ambiente de Cáceres, han decidido venir a probar con una versión B de su caseta. El éxito parece augurar que el año que viene traerán la espectacular versión A. El caso de esta caseta no es anécdota, sino categoría: nos muestra cuál es el camino de la feria cacereña si quiere mantener su tirón: potenciar las casetas.

Ferias y fiestas de Cáceres: del circo a la caseta, del pinchito a la chucrut, del látigo a la montaña rusa, y vino de Cariñena, y repostería manchega, y casetas de Baviera y Andalucía, y las salchichas alemanas entrelazando épocas, recuerdos y emociones.

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