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Varios técnicos trabajando en el laboratorio de Indlab.
Un laboratorio extremeño de cata de aceite da el salto a Estados Unidos

Un laboratorio extremeño de cata de aceite da el salto a Estados Unidos

Indlab se acaba de convertir en el único analista español de calidad de este producto que pertenece a NAOOA, la asociación americana más importante de aceite

Álvaro Rubio

Domingo, 28 de mayo 2017, 00:31

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Todas las semanas hacen catas para diferenciar lo bueno de lo malo. Un grupo de profesionales con un olfato y un paladar muy entrenado determina si la clasificación sensorial que figura en la etiqueta de las botellas de aceite de oliva que consumimos a diario se corresponde con la realidad. Lo hacen en las instalaciones de Indlab, un laboratorio agroalimentario industrial ubicado en Jerez de los Caballeros que acaba de dar el salto a Estados Unidos.

Después de un largo proceso, ya se puede decir que es la primera empresa extremeña que forma parte de la NAOOA, la Asociación Norteamericana del Aceite de Oliva. También es el único laboratorio de España que se codeará con importadores, exportadores, productores y proveedores de este producto que componen la agrupación más importante de Estados Unidos, considerado el tercer mayor consumidor del mundo, con unos 310 millones de litros.

Que una empresa extremeña especialista en calidad y pureza del aceite de oliva entre a formar parte de esta asociación supone que pueda conocer de cerca el mercado americano. «Lo más importante es que estaremos donde se toman las decisiones. Cuando surja algún problema en torno a la calidad del producto que se comercializa en ese país, aportaremos nuestra experiencia», destaca Juan Antonio Carrasco, ingeniero técnico en Química Industrial que está al frente del laboratorio Indlab.

Contribuirán así a reforzar la calidad del aceite en un país donde la producción local es mínima. Según los datos más recientes del Consejo Internacional Oleícola, estiman que Italia suministra el 44%, mientras que el 40% llega de España. Túnez, Argentina, Marruecos, Chile y Australia se reparten el resto.

«Podremos crear protocolos y asesorar a la hora de tomar muestras para que el consumidor americano tenga mayor confianza», explica Jesús Sarmiento, del departamento comercial de esta empresa jerezana que lleva dedicándose a este sector casi 20 años.

De hecho, trabaja para las principales envasadoras a nivel nacional, así como para cooperativas y almazaras. En total, tiene en torno a 500 clientes anuales con una producción que supone el 35 por ciento de las exportaciones nacionales. Muchas de ellas llegan hasta Estados Unidos, donde el debate sobre el posible fraude en los productos importados sobrevuela desde hace tiempo.

Hace ya unos años la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) denunció que hay marcas que engañan al consumidor al vender un aceite etiquetado como extra cuando sólo es virgen.

Además, un estudio de la Universidad de Davis, en California, que se publicó en los medios de comunicación más importantes de Estados Unidos, apuntaba en 2011 que el 69% de los aceites de oliva virgen extra importados no cumplían las condiciones organolépticas (olor o sabor) requeridas, frente al 10% de los aceites del país. Esto dio lugar a una demanda donde se acusó de fraude a los importadores y distribuidores por comercializar aceites de inferior categoría a la indicada.

«Intentaremos luchar para que este tipo de cosas no pasen. Defenderemos los derechos de las envasadoras siempre guiándonos por el reglamento de la Comisión Europea relativo a las características de los aceites de oliva», apuntan desde Indlab.

En España, este reglamento se ha desarrollado a través del Real Decreto que establece la normativa básica referente a los paneles de catadores de aceite de oliva virgen.

Normativa europea

Las catas de aceite están reguladas por la normativa europea y consisten, a rasgos generales, en la reunión de entre ocho y 12 catadores que establecen unos valores en torno al color, aroma y sabor del producto.

Aparte destacan los análisis fisicoquímicos, que detectan si el aceite se ajusta al reglamento en aspectos como la acidez. Ese es sólo un pequeño ejemplo de los factores que influyen a la hora de catalogar un producto con el nombre de virgen extra, virgen o lampante, algo que conlleva notables consecuencias económicas en su comercialización.

Precisamente, en ese sentido, Indlab también espera reforzar la confianza de los consumidores en el aceite de oliva gracias a su experiencia y reconocimiento, tanto en la detección del fraude, como en la determinación de su calidad.

De eso también se ocupan en el otro laboratorio de la región con más importancia que se encarga de determinar qué aceite cumple lo que realmente dice la etiqueta. Se trata del panel de catadores dependiente de la Consejería de Agricultura. Ubicado en Cáceres, cada semana, reciben muestras del Instituto de Consumo. «No son muchos los fraudulentos. No llega al 10% y eso es fruto de las técnicas más exigentes», destacan desde el departamento de Aceites y Grasas.

En el caso de Estados Unidos, para intentar acabar con ese problema, la NAOOA exige a sus miembros someterse a un programa de certificación de calidad. Esto supone que las marcas que participan aceptan que las muestras de su aceite sean tomadas directamente del punto de venta, tal y como lo haría un consumidor normal. Además, todos los aceites deben cumplir o superar el estándar de calidad fijado por el Consejo Oleícola Internacional (COI).

En España, Indlab es el único laboratorio nacional privado reconocido por el COI y autorizado por el Ministerio de Agricultura para el control oficial del aceite de oliva. Además, el año pasado se posicionó entre los diez mejores paneles de cata del mundo, un reconocimiento que otorga la organización internacional American Oil Chemist Society.

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