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Nebrija escribió su 'Gramática' en Extremadura. :: hoy
La Extremadura perdida

La Extremadura perdida

Un movimiento cultural intenta recuperar la figura de Nebrija

J. R. Alonso de la Torre

Jueves, 13 de abril 2017, 08:18

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En 1492, los Reyes Católicos conquistaron Granada, los judíos fueron expulsados de España, Colón descubrió América y el 19 de agosto se publicaba la primera gramática del español, la 'Gramática castellana' de Antonio de Nebrija. Esa gramática, que marcaba la historia de la lengua española, fue escrita por Nebrija en Extremadura, en concreto entre Zalamea de la Serena, Villanueva de la Serena, Alcántara y Brozas, quizás también en Gata.

Llama la atención que esta obra, capital en la historia de la cultura española, no se relacione nunca con el lugar donde se escribió. Fíjense en el caso de Miguel Ángel (y otros contemporáneos de Nebrija), nacido en Caprese (Arezzo), pero a quien todos situamos en Roma o Florencia, donde encontró el apoyo y las condiciones para crear.

Nebrija pasó 16 años de su vida en Extremadura, donde, a finales del siglo XV y durante el siglo XVI, el desarrollo cultural y la existencia de mecenas favorecían las condiciones para crear. Sin embargo, aquí no existe conciencia popular de aquella Arcadia cultural, que feneció tras las guerras que asolaron la región entre 1640 y 1713. Y no hablamos únicamente de individualidades prestigiosas, de erasmistas extremeños como Arias Montano, El Brocense y Torres Naharro o pintores como Luis de Morales y Zurbarán, que pudieran parecer casos aislados.

Hablamos del Colegio de Gramática, Teología y Arte que Carlos I fundó en 1551 en Calera de León, del convento franciscano de Segura de León, donde se impartían enseñanzas de Arte, Teología y Filosofía. Hablamos de la Academia del Maestre de Gata, dirigida por el propio Antonio de Nebrija, donde paraban médicos, juristas, músicos y teólogos.

El gran mecenas de la época era Juan de Zúñiga, último maestre de la Orden de Alcántara, que había creado en Villanueva de la Serena el monasterio de San Benito, donde se estudiaba la Gramática, el Derecho, la Teología, la Astrología y la Música. Y en Zalamea de la Serena, en el palacio del propio Juan de Zúñiga, se establece una corte de eruditos y Nebrija redacta lo fundamental de su obra.

Lo más significativo de Juan de Zúñiga y de otros nobles extremeños interesados por la cultura es que vivían aquí. Pero todo esto se acaba a partir de 1640, cuando las guerras con Portugal y otros países convierten la región en campo de batalla, provocando que la aristocracia se traslade a la corte y que la situación se resuma en un dato: en 1820, Extremadura tenía medio millón de habitantes, los mismos que en 1620.

En otras regiones españolas, alrededor de una Arcadia perdida se ha montado una mitopoiesis capaz de engendrar nacionalismos emocionales. En Extremadura, no se centran nuestros libros de historia y literatura, como en otras regiones, en ensalzar nuestra edad dorada y destrozada.

Sin embargo, hay iniciativas que intentan conocer nuestro pasado y divulgarlo para así encarar el futuro con conocimiento, orgullo y razones para reivindicar. Uno de esos empeños divulga la importancia cultural que tuvo Extremadura en el siglo XVI, más concretamente, en la obra cumbre de Antonio de Nebrija.

Hitos de ese movimiento han sido la edición de la novela 'Nebrissen' de Jesús López Gómez, la publicación de artículos como 'Los caminos extremeños de Nebrija' de José Manuel López Caballero y Jesús López Gómez, la reedición de 'Antonio de Nebrija y sus hijos. Relaciones con Extremadura', de Dionisio Martín Nieto, además de comunicaciones, jornadas y rutas literarias en torno a Nebrija. Este año se celebrarán las segundas jornadas sobre la relación de Nebrija con Extremadura y el próximo 22 de abril proseguirán las rutas de Nebrija con una visita a Brozas, que precederá a posteriores visitas a Gata, Villanueva de la Serena y Zalamea de la Serena. Nuestro pasado glorioso va más allá de la conquista de América. Saberlo y enorgullecernos de ello nos ayudará a reivindicar una edad dorada que nos arrebató la historia.

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