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Valdecaballeros en Wikileaks

Valdecaballeros en Wikileaks

16 mensajes publicados por la famosa web desvelan el interés norteamericano por la fallida central nuclear extremeña

Antonio J. Armero

Domingo, 12 de marzo 2017, 00:37

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'Manifestaciones contra la planta nuclear de Valdecaballeros'. Es el título del mensaje catalogado como confidencial que desde Madrid se envió al departamento de Estado norteamericano a las cero horas del 1 de septiembre de 1979. El día anterior, Villanueva de la Serena había acogido una de las manifestaciones con más participación de cuantas se han celebrado en la historia de Extremadura. Entre 25.000 y 30.000 personas -más otras 15.000 a las que las fuerzas de seguridad prohibieron el acceso- se juntaron en la localidad para expresar su rechazo al proyecto de central nuclear en Valdecaballeros, al que Estados Unidos llevaba tiempo siguiendo con atención. Dan fe de ellos las 16 comunicaciones con origen o destino en el Departamento de Estado (Ministerio de Asuntos Exteriores) en las que se comentan aspectos relacionados con esa planta contemplada en Extremadura que finalmente no salió adelante y de la que hoy queda su armazón. Todos esos documentos los publicó en noviembre Wikileaks, el famoso portal fundado por Julian Assange que ha filtrado millones de textos oficiales con información sensible que hasta entonces eran secretos.

El primero de los cables en el que se menciona a la localidad pacense es del 27 de mayo de 1975, y tiene un solo párrafo. «(Manuel) Isla, director general de la empresa nacional de uranio, garantizó a la Embajada que la organización anunciará su compromiso firme con el proyecto de la central de Valdecaballeros». Un mes y medio después, el Departamento de Estado informa a su embajada en Madrid que William J. Casey, presidente del Eximbank, está de viaje por Europa y va a ir a España a hablar sobre los proyectos de Trillo (Guadalajara) y Valdecaballeros. Pide que reserven en el Ritz una suite y una habitación simple para el matrimonio Casey y su hija. El entonces presidente del Eximbank fue luego -de 1981 a 1986- director de los servicios de inteligencia estadounidenses.

El crédito

La visita debió ir bien, porque a finales de septiembre, el Departamento de Estado vuelve a ponerse en contacto con su delegación en Madrid, para enviarle el texto final del acuerdo por el que se prestarían 130,4 millones de dólares para el proyecto de Valdecaballeros.

A lo largo de los meses y años siguientes, el asunto de la central nuclear dio pie a más mensajes entre el Gobierno estadounidense y representantes suyos en la capital española. Uno de ellos es del 27 de agosto de 1979, dos días después de que el Gobierno español concediera el permiso para que el proyecto de Valdecaballeros saliera adelante. Entre otras cosas, los americanos no pasan por alto un detalle: la fecha en que esos permisos se hicieron públicos. «El anuncio de las autorizaciones en el periodo vacacional de agosto -recoge el cable- tiene la intención de ayudar a minimizar la reacción antinuclear, aunque el principal impulso de esta rápida actuación procede, sin duda, de las empresas públicas, las constructoras y los proveedores de equipamiento, que están deseosos de tener más trabajo (la prensa española cuenta que los nuevos proyectos autorizados pueden crear 132.000 empleos)».

El interés estadounidense por la cuestión queda claro en el siguiente párrafo. «Nosotros -comentan- planeamos hablar sobre nuevas autorizaciones con el director general de Energía la próxima semana, a la vuelta de sus vacaciones, e intentaremos enterarnos de cuándo planea España autorizar nuevas plantas nucleares, en particular las de Vandellós II y Sayago, que serán abastecidas por Westinghouse (una empresa manufacturera estadounidense)».

La reacción negativa

Entre los últimos mensajes que el Gobierno norteamericano -presidido por Jimmy Carter- cruza con Madrid está el que da cuenta de aquella manifestación del 1 de septiembre de 1979. «La reacción en la provincia de Badajoz a la planta de Valdecaballeros (donde se proyectan dos reactores) ha sido extremadamente negativa, y ha incluido sentadas de protesta con entre 60 y 130 alcaldes, una manifestación antinuclear con 25-30.000 personas y otras 15.000 retenidas por la policía, y mensajes de protesta dirigidos al ministro de Industria y a otros cargos del Gobierno español».

Además de relatar lo que sucedió, el cable desclasificado por Wikileaks entra a valorar la situación. «Aunque parte de la oposición a Valdecaballeros está basada en un genuino sentimiento antinuclear y en el temor de los agricultores locales a que se eche a perder el agua de riego, la principal fuente de presión es un grupo organizado de alcaldes socialistas». «El director general de Energía -continúa- dijo a la Embajada, el pasado 31 de agosto, que él creía que los alcaldes están intentando establecer una posición de fuerza en la negociación para pedir al Gobierno central algunas concesiones, como beneficios fiscales o precios de la energía más bajos para los consumidores locales». «Otra teoría que se ha escuchado -sigue- es que los socialistas locales están aprovechando la oportunidad para demostrar su poder a escala municipal -han ganado la mayor parte de las alcaldías en las elecciones del año pasado- frente a la segunda posición del partido a nivel nacional». La embajada también cita a Pablo Castellano, número dos por Cáceres, quien «el 5 de septiembre dijo a la Embajada que aunque el comportamiento de los alcaldes socialistas demostraba su inmadurez, también es una prueba del sentimiento antinuclear de un considerable sector de la población».

En su radiografía al conflicto, la Embajada norteamericana asegura que al analizar la situación hay que citar dos claves más. Una es «la creencia entre la izquierda y los pequeños propietarios de tierras de que la planta nuclear serviría a los intereses de la oligarquía financiera de la región». Y la segunda: «La existencia de una escisión en el partido socialista, que está creciendo y que ha enarbolado la bandera antinuclear». Ese documento, el penúltimo en el que aparece la palabra Valdecaballeros, concluye con una mención a la ausencia de incidentes en las protestas contra la central nuclear prevista en Extremadura. «Hasta ahora -se puede leer- no ha habido violencia o indicios de ella contra esta planta, en contraste con la de Lemóniz, en el País Vasco, donde han puesto bombas dos veces».

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